sábado, 2 de agosto de 2014

¡COHERENCIA!

(Mt 14,1-12)


Ser coherente es vivir de acuerdo y responsablemente con lo que crees. Para un cristiano ser coherente significa responder al compromiso de su fe. Y eso no es otra cosa que ser consecuente con su compromiso de Bautismo y de actuar en todo momento de acuerdo y según la Palabra de Dios.

No se nos esconde que hacerlo significa complicarse la vida, porque los criterios de Jesús no son los criterios del mundo. Amar, por encima de los intereses económicos y egoístas es tarea árdua y difícil, y este mundo opta por entrar por la puerta ancha y espaciosa; cómoda y fácil; placentera y egoísta. Vencer al odio, la envidia, las apetencias y apegos es ir contra corriente, y eso molesta y complica nuestra vida. Mejor, según el mundo, es ir a favor de la corriente.

Juan, el Bautista, es icono y modelo de coherencia evangélica, pues vivió de acuerdo con y para la misión que le había sido confiada hasta el extremo de dar su vida por defenderla. Su norte fue preparar el camino a Jesús, y lo hizo por encima de otros intereses y personas sin el más mínimo regateo.

¿Estamos nosotros preparados y dispuestos a responder al compromiso de Bautismo de la misma forma?

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