jueves, 4 de septiembre de 2014

LA ATRACCIÓN DE JESÚS


(Lc 5,1-11)

Jesús desprende admiración y la gente se agolpa a su derredor. Hay deseos, inquietud y esperanza en sus Palabras. El Evangelio de hoy nos dice: "En aquel tiempo, estaba Jesús a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios". Porque, supongo yo, la Palabra de Dios iba directa a dar respuesta a sus problemas, a sus inquietudes, a sus ansias de salvación.

En una primera enseñanza, ¿proclamamos nosotros una palabra liberadora y en consonancia con las respuestas que se le plantean al hombre de hoy? Porque quizás nuestras palabras se alejan de los problemas y la realidad en la que el hombre vive hoy. Sin lugar a duda, su ansias de salvación son la misma. Buscan la felicidad y la vida eterna, pero sus circunstancias y entorno son otros.

Jesús, quizás, y esto lo pienso yo, aprovecha la ocasión para afirmar su origen Divino, y el Poder que ha recibido del Padre. Obra la pesca milagrosa, y donde no han podido pescar nada los apóstoles durante toda la noche, Él hace el milagro de que recojan dos barcas casi dispuestas a hundirse. Sus Palabras quedan respaldadas por su Poder y sus hechos. El Evangelio nos dice sobre la respuesta de respecto a Pedro: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador». Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. 

La respuesta de Jesús no se deja esperar:«No temas. Desde ahora serás pescador de hombres». Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron. ¿Estamos nosotros también dispuesto a dejarlo todo y seguirle? Esa es nuestra pregunta y a la que debemos dar respuesta. Pero nunca solos, sino auxiliados e injertados en el Espíritu Santo. 

2 comentarios:

  1. Todos debemos sentir esa urgencia especial de ser misioneros. Es una vocación que brota para nosotros del mismo Evangelio y de nuestra relación con Cristo, que nos llama a ser pescadores de hombres. Esta vocación es un don.

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  2. Sí, hay muchas formas de misionar la alegría de saberte salvado en plenitud de gozo y felicidad para toda la vida. No una vida como la de este mundo, que tiene fecha de caducidad, sino una Vida Eterna. Y ese gozo y alegría no te la puedes callar. Quieres y desea darla a conocer, y lo haces con tus palabras, con tu vida, con tu forma de hacer presente a Jesús en los actos de cada día que tu vida te va marcando. Y, quizás sin saberlo, sin darte cuenta, estás dando a conocer a Jesús. Estás anunciando la Buena Noticia.
    Brazos para toda la familia en Xto. Jesús.

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