viernes, 31 de octubre de 2014

AUNQUE NO LO PERCIBAS, TE ESTÁN OBSERVANDO

(Lc 14,1-6)
 
Piensas que pasas desapercibido, pero tus actos son seguidos por muchos, y según actúes se harán una idea de tu personalidad y forma de pensar y actuar. Así que dependerá mucho de que actúes en verdad y no en mentira e hipocresía. Sobre todo si reparan que eres creyente y piadoso.

Jesús era observado en todo su actuar, y buscaban la manera de comprometerlo y de cogerlo en algún fallo o trampa. Jesús se sabía observado, y por eso se adelanta y pone la cuestión a la luz de todos ante la presencia de un hombre hidrópico que se encontraba allí. « ¿Es lícito curar en sábado, o no?». Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: « ¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?». Y no pudieron replicar a esto.

La verdad sólo tiene una respuesta, la justicia. Porque lo que es verdad, lo es porque es justo. Si tratándose de un hijo o un animal de tu propiedad lo salvas al momento, ¿cómo no se va a permitir que otros hagan lo mismo con una persona? Su pregunta, su argumento y su actuación no dan lugar a ninguna clase de respuesta porque no la tiene. La verdad es tan nítida, clara y evidente que no da lugar a duda.

Igual nos puede pasar a nosotros. Quizás nuestro mensaje no llega claro porque no actuamos en verdad, o porque nos quedamos a medias tintas, o porque dudamos de la asistencia del Espíritu Santo y no nos abandonamos en la confianza total del Señor. Hagamos el esfuerzo de creer que lo que el Señor nos ha dicho y prometido lo va a cumplir.

Pensemos que el Espíritu Santo, en nombre del Padre y del Hijo, nos dará todo aquello que le pidamos y necesitemos, no para nuestro disfrute y egoísmo, sino para nuestra salvación y la de nuestros prójimos.

jueves, 30 de octubre de 2014

FIRMEZA EN LA MISIÓN

(Lc 13,31-35)

Jesús sabe perfectamente a que ha venido. Ha aceptado voluntariamente entregarse como reo de muerte, crucificado en la Cruz, para redimirnos y salvarnos, y nada ni nadie le impedirá cumplir con la Voluntad del Padre. Su testimonio fortalece, mantiene y alimenta a muchos otros que le han seguido y dan su vida por llevar la Buena Noticia de salvación.

También nos anima a nosotros a estar dispuestos a caminar por el camino de la puerta estrecha, a pesar de las dificultades, estrecheces, problemas y sacrificios. Quizás no tengamos que entregar la vida como sucedió con Jesús u otros discípulos, pero la entregaremos gota a gota en el acontecer de cada día con el sacrificio de nuestra labor.

Muchas veces nos sentimos agotados, hartos y cansados. La rutina nos acecha y nos aplasta. Las ideas se esclavizan y quedan atrapadas, y la mente, encadenada, no se siente libre para pensar y liberar pensamientos que nos ayuden a sentirnos libres y a ser mejores. Posiblemente nos estén invitando a retirarnos como a Jesús, y nos ofrezcan el camino ancho y espacioso que aparentemente nos relaja felizmente, pero que más tarde nos muestra la muerte y la perdición.

Seamos firmes como Jesús y permanezcamos en su Palabra y en su Camino fieles a sus promesas. Nuestro Padre tiene Palabra de Vida Eterna, y en Él seremos bendecidos y recompensados. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. 

Tengamos fe y esperanza, pues la Palabra del Señor tiene siempre cumplimiento.

miércoles, 29 de octubre de 2014

NO SE TRATA DE UNA BROMA

(Lc 13,22-30)

La cuestión es seria, muy seria, hasta ponernos los pelos de punta: (Lc 13,22-30): En aquel tiempo, Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». El les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Leer más...

Nos jugamos mucho, pero el problema es que mucho piensan que no existe este juego, y por lo tanto no hay nada que jugar. Lo cierto es que no lo sabremos sino cuando ya haya terminado y la suerte esté echada. Suerte por decirlo de alguna forma, pero se trata de una elección de fe llevada a la vida hasta sus últimas consecuencias.

Y, ya nos lo dice el Evangelio, no hay nada que hacer. Lloraremos, veremos el Tesoro que hemos perdido, ¡y para siempre!, y nos sorprenderemos de todos aquellos que, venidos de oriente y occidente, de norte y de sur, se les abrirán las puertas. Porque muchos últimos serán primeros, y muchos primeros serán últimos. La cosa es mucho más sería que lo que pensamos. Tan seria que nuestra felicidad, nuestra máxima aspiración, dependerá de pasar por esa puerta.

Sería el fracaso mayor de nuestra vida. Porque todos perseguimos y buscamos la felicidad. Pero no una felicidad minúscula, sino la Felicidad Eterna. Y esa Felicidad Eterna está detrás de esa puerta estrecha, que nos cuesta mucha atravesar, pero que con la ayuda del Espíritu Santo podemos lograrlo. 

Pidamos esa capacidad y fuerza para que, en el Espíritu Santo, podamos fortalecernos en voluntad y razón para dominar nuestros sentimientos y pasiones y dirigirlos según la Voluntad de Dios. Amén.

martes, 28 de octubre de 2014

TOMA DE DECISIONES

(Lc 6,12-19)

 En la vida hay que tomar decisiones. Muchas solamente puedes tomarlas tú, y serán vitales para el propio camino de tu vida. Sin embargo, dependerán sus resultados de tomarlas tú sólo o consultarlas con el Espíritu de Dios escuchándole y dejarte aconsejar.

Es la forma de actuar de Jesús. Todo lo lleva a la presencia del Padre y lo realiza según su Voluntad. Hoy el Evangelio nos habla respecto de eso. (Lc 6,12-19): En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles...

No cabe duda que Jesús, ante tan importante decisión, se retira y pasa largas horas en intimidad con el Padre. Se trata de elegir al grupo íntimo que será el encargado de continuar su labor en la tierra. Son los pasos previos para fundar su Iglesia. Iglesia que es formada en su Palabra, en su actitud en cuanto a todos aquellos que se le acercan y que le buscan para ser curados.

¿Tratamos nosotros, como parte integrante de esa Iglesia, vivir y cuidar esas actitudes de Jesús? ¿Somos orantes y nuestras decisiones en el camino de nuestra vida toman y viven las actitudes que nos enseña Jesús con su testimonio de vida?

Nunca demos un paso sin antes llevarlo a la presencia del Espíritu de Dios, porque Él ha venido para asistirnos, para acompañarnos, para fortalecernos y aconsejarnos. Notaremos que nuestras decisiones serán bien tomadas, y aunque aparentemente no den el fruto apetecido, tengamos la confianza que la Gracia del Espíritu las enderezará. Amén.

lunes, 27 de octubre de 2014

¿ES EL SÁBADO PRIMERO QUE EL HOMBRE?

(Lc 13,10-17)

No es una pregunta de otros tiempos, ni vieja, ni pasada, sino una pregunta actual. Porque hoy podíamos decirnos: ¿Es el domingo para el trabajo y para comprar, o es para dedicárselo a Dios? O planteado en otros términos: ¿No es el domingo día de descanso para que la familia unida y reunida pueda tener un tiempo para darle adoración y gracias a Dios por todo lo recibido?

Como podemos observar la pregunta se hace hoy actualidad en nuestro tiempo y toca profundamente la realidad de nuestras vidas. Anteponemos el trabajo y el interés económico a la prioridad de un encuentro familiar con el Señor en un espacio tranquilo y sereno de descanso como es el domingo. Antes era la ley y el descanso, y hoy es el trabajo antes que el descanso.

Si observamos, todo menos Dios. En la antigüedad era el descanso antes que las necesidades del hombre, y ahora, en nuestro tiempo es el trabajo y la economía antes que el descanso. En medio de todo eso está Dios. Dios que proclama el bien del hombre y le pide un poco de atención y escucha porque sabe que sin Él no vamos a ninguna parte. Y así ocurre tanto antes como ahora, en la medida que nos alejamos de Dios nos confundimos perdemos el sentido de nuestra vida.

Pidamos al Señor que nos dé la sabiduría de dejarnos conducir por el Espíritu Santo enviado para poner al hombre en el centro de la creación de Dios. Amén.

domingo, 26 de octubre de 2014

NO AMAS A DIOS CUANDO LO DICES, SINO CUANDO AMAS AL PRÓJIMO


(Mt 22,34-40)

Un pago tiene validez cuando la sociedad acreedora extiende un recibo acreditando haber recibido la cantidad adeudada con la que se salda esa deuda. No vale un recibo firmado por cualquier trabajador de la empresa donde no se acredite que representa a la empresa y lo hace en su nombre.

De la misma forma, el Señor ha querido que nuestra declaración de amor a Él esté filtrada por la prueba de nuestro amor al prójimo. No sirve de nada proclamar nuestro amor si no amamos al prójimo.  «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?». Él le dijo: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas».

Claro queda que sin llevar a cabo el segundo, semejante al primero, este queda sin validez. Diríamos que decimos mentira si proclamamos nuestro amor a Dios y nos desinteresamos del prójimo. Estamos cogidos, pues para amar a Dios hay que amar al prójimo. Eso sí, cometeríamos un error si nos empeñamos en amar al prójimo desde y con nuestras solas fuerzas. 

Nos será imposible, porque nuestra naturaleza caída nos imposibilita superar las dificultades de soportar y perdonar nuestra convivencia con los demás. Por lo tanto, para amar al prójimo debemos partir, como con todas las cosas, desde nuestra íntima relación con el Señor.

Sin la oración, en la intimidad con el Señor, nada podremos hacer respecto a superar los obstáculos que nos separan del amor a nuestros hermanos. Necesitamos su Gracia para en Él recibir las fuerzas que nos permitan superar la prueba de amor a los demás.

sábado, 25 de octubre de 2014

ME CASTIGO CUANDO RECHAZO A DIOS

(Lc 13,1-9)

No viene el castigo de Dios, sino de mi mismo por mis desvíos y alejamiento de Dios. Pensamos que porque hacemos cosas malas Dios nos castiga. Nuestros criterios llegan a pensar eso. A mal comportamiento se impone castigos y penas. Pero el pensamiento de Dios no es ese. No se entendería como envía y ofrece a su Hijo a una muerte de Cruz para redimirnos y pagar, sin culpa alguna, por nuestros pecados.

No cabe en ninguna cabeza, ni en ningún razonamiento con sentido común. La lógica no funciona así. Dios nos busca porque nos quiere y desea salvarnos. Salvarnos del pecado al que estamos sometidos, pero no entregados. Sin lugar a duda que no nos lo merecemos, porque el pecado cometido voluntariamente, pecado original, nos ha dejado a merced de la inclinación de la carne y del propio Maligno que se aprovecha de nuestra debilidad.

Pero la Misericordia de Dios nos redime y nos salva. Nuestras propias miserias y castigos no vienen de Dios sino de nuestros propios pecados. Así, en la medida que nos alejemos de Dios, nuestro vacío y sin sentido será mayor y terminará por hundirnos en la perdición.

Pidamos al Señor descubrir su Misericordia, y la grandeza de darnos y entregarnos para poder recibir, por su Gracia, el premio de los frutos que nos lleven a la Vida Eterna. Amén.

viernes, 24 de octubre de 2014

LOS TIEMPOS QUE VIVIMOS

(Lc 12,54-59)

El otro día me preguntaba un amigo sobre el tiempo. En pleno otoño hace más calor que en el propio verano. La ropa de invierno se avergüenza de estar en las tiendas cuando afuera el verano salta con gozo y alegría. ¿Qué tiempos son estos?

Sin embargo, pensamos en ellos, nos preparamos y los analizamos para que no nos sorprendan. Atrasamos o adelantamos las temporadas y modificamos nuestros hábitos según cambien los tiempos. ¿Tan listos que somos ante los comportamientos de los tiempos que nos tocan vivir, y qué torpes somos para escrutar los tiempos en los que Dios ha querido que viviésemos?

¿Acaso no vemos y advertimos que sucede en nuestro mundo y en nuestra hora? ¿Acaso no observamos las desigualdades, las injusticias, la ideologías personales que los hombres se imponen unos a otros? ¿Acaso no vemos los asesinatos de niños indefensos vivos en el vientre de sus madres? ¿Qué es lo que vemos, solamente el tiempo y las tempestades? ¿O es que no sabemos discernir y distinguir el bien del mal?

No quedarán en el olvido, y sepamos claramente que todo lo que hagamos ahora, a pesar de ocultarlo con retoricas demagógicas y apariencias de verdad, será descubierto cuando llegue la hora y el momento: « ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

Pidamos al Espíritu Santo luz y voluntad para conducirnos por los caminos que Él nos señala y nos traza. Amén.

jueves, 23 de octubre de 2014

LA IMPACIENCIA DE LA ESPERA

(Lc 12,49-53)

Hay momentos que me inquieto por, llegado el momento, encontrarme con Jesús. Creo y espero que sea la hora más apasionante de mi vida, pues es el momento esperado, y humildemente confieso que ardo en deseos de que llegue esa hora. Pasarla con nota sería entrar el gozo eterno de contemplar al Señor. No hay cosa más grande para un creyente que esa.

Pero también debo confesar que siento miedo. Un santo temor de conocer mi impotencia, mis incapacidades y mis innumerables fallos. Sé que no merezco por mis méritos alcanzar la gloria en la presencia del Señor, y todo estará confiado y esperanzado en la Misericordia del Señor. Espero y desespero, pero apasionado y confiado que el Señor ha muerto por mí que quiere salvarme. Sólo necesito esforzarme en vivir en su amor.

Y esa es la misión de cada día. Desespero porque me parece que siempre estoy por debajo del listón, y me tranquilizo cuando medito en el Amor y la Misericordia que Jesús, el Hijo de Dios, nos descubre respecto a la Bondad y Amor de su Padre. Y nos revela cuanto nos quiere hasta el punto de que su presencia entre nosotros responde a ese Amor del Padre.

Pidamos que nuestros corazones permanezcan encendidos. Exploten en verdaderas llamas de esperanza y amor a pesar de las diferencias y desencuentros familiares, amigos y vecinos. Seamos antorchas que den luz y alumbren la verdad a pesar de los vientos huracanados que amenazan con apagarlas. 

Mantén, Señor, mi corazón ardiente en fuego constante ante las adversidades, mentiras o rechazos que el mundo de mi propio entorno me azota y amenaza con apagar. Quiero permanecer inquieto, encendido y al rojo vivo hasta que Tú llegues a mi vida para apagarlo y llenarlo de paz, gozo y amor. Amén.

miércoles, 22 de octubre de 2014

HEMOS RECIBIDO UNA HERENCIA PARA ADMINISTRAR


(Lc 12,39-48)

Todos, hasta los que parecen no tener nada, tienen una misión que cumplir. Cada uno ha recibido una herencia en talentos y cualidades, y también, quiero pensar, a modo de carga o atenciones que recibir. ¿Cuántos niños incapacitados y disminuidos son los caminos de sus padres para que estos encuentren razones para dar sentido a sus vidas? ¿Y cuántos se pierden por el mal entendido ocio y caen en las redes del vicio y la dependencia?

No sabemos, pero todos tenemos una misión que cumplir. Unos realizándola, y otros siendo la razón para que otros se desvivan y la realicen. Por eso todos somos importantes, porque para amar tendrá que haber otros que sean amados. Y en este mundo del amor, son los pequeños, los más indefensos e impotentes los que más lo necesitan.

 No es la muerte lo que necesitan los niños nacidos en el vientre de sus madres, sino la vida, para la cual están destinados y misionados a cumplir una misión. Ya sea la de realizarla o la de que otros la realicen en él. Por lo tanto, el Evangelio nos advierte hoy claramente de eso: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. 

Estemos vigilantes y viviendo en la verdad para que a la hora señalada no seamos sorprendido, sino actuando tal y como Dios quiere: «Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más».

Danos, Señor, la fortaleza y la sabiduría de, no sólo conocer tu Voluntad, sino realizarla y vivirla según tu quieres y nos has mandado. Amén.

martes, 21 de octubre de 2014

¡EN ESTADO DE ALERTA!

(Lc 12,35-38)

Hoy parece una frase muy oída y con frecuencia empleada. En estos días algunas islas del archipiélago canario están en alerta. Concretamente en Tenerife cayó bastante agua hasta el punto de perder la vida una persona de 56 años al ser arrastrada por las aguas. No sabemos cuándo puede caer otra igual. Ya van varios años ocurriendo temporales que dejan su huella y hacen graves destrozos.

Necesitamos estar pero que muy alerta, porque la lluvia no avisa, aunque tenemos medios para predecirla y prevenirnos. No obstante, vemos que siempre hay muchos despistados y les coge infraganti. Hoy, el Evangelio nos habla de estar vigilantes porque el Señor llega también sin avisar. Tenemos la promesa de que vendrá, pero no sabemos cuándo, dónde ni cómo.

Las Palabras de Jesús son breves, pero muy claras y profundas: «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!».

Sin embargo, estamos más pendiente del parte meteorológico que del futuro de nuestra vida. ¿Y qué es más importante? Porque en la tormenta, a la que hay que prestar atención y tener cuidado, podemos perder la vida, pero nunca nos la podrá quitar porque la recuperaremos. Pero la verdadera vida que empieza con nuestra muerte, esa si la perdemos será para siempre.

Pidamos que miremos con más atención y compromiso la llamada del Señor y en el Espíritu Santo nos preparemos para estar constantemente vigilantes. Amén.

lunes, 20 de octubre de 2014

¿QUÉ ESPERAMOS CUANDO NUESTRA VIDA NOS AVISE QUE SE ACABA?

(Lc 12,13-21)

Escuchaba a un amigo comentar a otro que Joaquín había sido operado de un tumor en la cabeza. Un tumor de gran tamaño. Le habían extirpado parte, pero no habían podido extraerlo todo. Dentro de unos días tendría que volver para ponerse en tratamiento. Luego, el amigo comentó, hoy, en una comida que tuvimos, me dijo que empezaba a perder la sensibilidad en una pierna.

Se miraron y suspiraron, y uno exclamó: estamos todos muy cerca del final de nuestras vidas. Y alguien comentó que deberíamos prepararnos y pensar que esta vida debe tener continuidad. Pero nadie se inmutó, más bien hubo un silencio de resignación triste y desesperanzada. Nos agarramos a la vida como al dinero sin pensar que la vida no depende de nada de eso. Es de Dios y a Dios volvemos.

Hoy, Jesús nos responde a través de una parábola. Parece que estuvo allí y escuchó nuestras palabras cargadas de desesperanza, resignación y temores. En aquel tiempo, uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo». Él le respondió: «¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?». Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes».

Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?’. Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, ...
(Lc 12,13-21).

¿No nos ocurre a nosotros hoy lo mismo? Incluso viendo nuestro final cerca, ¿no somos capaces de pensar que Dios nos ha creado para vivir eternamente? Estamos hechos para la Vida y la ponemos en peligro por unos cuantos años de adulterada felicidad que nunca llega a ser plena. Algo debe estar fallando en nuestro corazón que nos vuelve ciego y torpes.

Pidamos al Señor que nos despierte nuestra mente y nos infunda sabiduría para darnos cuenta que nuestro destino es la vida, la verdadera y única vida eterna plena de gozo y en su presencia. Amén.


domingo, 19 de octubre de 2014

RENACE LA ALEGRÍA

(Mt 22,15-21)

Todos los hombres tienen sed, una sed de justicia y de amor. Nadie quiere el mal. Es posible, y así ocurre, que esclavizados por el egoísmo y la carne se ven inclinados a hacer mal, pero en lo más profundo de sus corazones aspiran al bien. La felicidad está sellada e inscrita en el corazón del hombre.

Y todos tenemos sed de Dios. Un Dios que nos da esa felicidad eterna que buscamos posiblemente en lugares equivocados y de perdición. Pero al mismo tiempo sentimos necesidades materiales, hambre de pan. Son las necesidades básicas que todo hombre experimenta: sed y hambre de Dios y de pan.

Hoy, día del Domund, con el lema "renace la alegría", queremos significar que todo nos ha sido regalado de forma gratuita por nuestro Padre Dios. Y nos ha sido dado para compartirlo de forma justa y equitativa entre todos los hombres de buena voluntad, para provecho y utilidad de todos. Demos pues a los hombres lo que les corresponden, de parte de los mismos hombres que lo han recibido en abundancia de Dios y de parte de Dios, porque todos sus hijos tienen derecho a una vida digna.

Eso es lo que nos revela Jesús en el Evangelio de hoy, dar al Cesar lo que le corresponde al Cesar, pero a Dios lo que le corresponde a Dios. Y Dios es nuestro Señor, que ha creado todas las cosas para el bien y provecho de los hombres, y al propio Cesar le ha dado poder desde arriba para que sea bien administrado.

Pidamos al Señor luz y sabiduría para que, desde nuestro pequeño mundo, sepamos recibir y compartir todo lo que se nos ha dado, espiritual y material, en bien de todos los hombres. Amén.


DAR AL DOMUND LO QUE ES DEL DOMUND

sábado, 18 de octubre de 2014

ENVIADOS POR LAS CALLES DIGITALES A PROCLAMAR LA BUENA NOTICIA DEL EVANGELIO


(Lc 10,1-9)

La mies es mucha y los obreros pocos. Se hace necesario proclamar la Palabra y dar testimonio de lo proclamado, es decir, de la promesa de salvación de nuestro Señor Jesús. Porque el hombre busca la salvación, pero equivoca el camino. Necesita, pues, quien le explique el camino, valga la redundancia, de salvación.

El egoísmo de los hombres le cierra sus oídos y ahoga sus inquietudes. Y es que la felicidad buscada, que todos, sin excepción, queremos, la buscamos en las satisfacciones, en los placeres, en el poder y tener, en ser más y más grande que los otros. Nace la envidia y la cultivamos en nuestros corazones corrompiéndonos y pervirtiéndonos hasta rechazar la Palabra de Dios y perdernos en una vida vacía y sin sentido.

Son pocos los obreros dispuestos a poner todo su empeño en proclamar el Reino de Dios dejando todo lo demás en segundo plano. Porque para proclamar la Palabra se hace necesario ponerla en el primer plano de tu vida y dedicarle, con todo tu corazón, todas tus fuerzas renunciando a todo lo demás. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. No nos distraigamos con las cosas que el mundo nos presenta, sino entregados a vivir para, con la vida y la Palabra, proclamar la Buena Noticia de salvación del Evangelio.

Es por esto por lo que los blogueros y redes católicas tienen gran responsabilidad y una misión importante que cumplir: "Llevar el Evangelio a todas partes del mundo". Nos sentimos enviados a evangelizar. No son los blogs o redes católicas una diversión ni un juguete para entretenernos, hacer amistades u otras cosas. Tomemos las Palabras del Señor: Id; mira que os envío como corderos... ¡Sintámonos enviados!

De ahí la gran importancia  de los encuentros de blogueros y redes, y de todos aquellos que se sientan llamados a llevar la Palabra a todas partes, porque en los encuentros podemos completar nuestros mutuos conocimientos, compartir y enriquecernos fortaleciendo nuestra fe.

Pidamos al Señor que Blogueros con el Papa siga adelante, fortaleciéndose en la fe al compartirla y llevarla por toda la Blogosfera a todos los lugares del universo. Y pidamos también  la sabiduría de sabernos enviados y comprometidos para, fieles a su Palabra, proclamarla con nuestras vidas y testimonios por las calles digitales de Internet. Amén.

 

viernes, 17 de octubre de 2014

EL PELIGRO DE LA HIPOCRESÍA

(Lc 12,1-7)

La enfermedad de la mentira es la amenaza más peligrosa que nos acecha, porque donde vive la mentira la vida está siempre en peligro. Hoy Jesús nos previene de guardarnos de ese mortal peligro: «Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse».

Todo saldrá a la luz. Nada quedará oculto y la verdad triunfará sobre la mentira. Por eso, nuestra vida debe estar apoyada en ser transparente, verdadera y alejada de la mentira. Porque de nada servirá aparentar y mentir, pues todo será descubierto en su momento. Sin embargo, debemos cuidarnos de aquellos que viven en la hipocresía y la mentira disfrazados de la aparente verdad para engañar y perdernos.

Esos, que sólo pueden matar el cuerpo, pero nada más. Nada debemos temer, aunque eso no quita que tengamos cuidado por cuidar nuestra vida corporal, pero sí, amigos, temed a quien puede quitarnos la vida para siempre, la del cuerpo y la del alma. Ese santo temor que nos ayuda a sentirnos necesitados, pobres y auxiliados de salvación. 

Ese santo temor que nos descubre un Padre Bueno que nos quiere, que sabe todo de nosotros, que hasta tiene contado todos los cabellos de nuestra cabeza y que nos llama para cuidarnos y salvarnos del peligro de los hipócritas y mentirosos. Gracias Señor por tus advertencias y por tu amor, y despierta en nosotros ese santo temor de obediencia y docilidad a tu Palabra, porque Ella nos hace libres y nos salva. Amén.

jueves, 16 de octubre de 2014

PERDIDOS EN EL CAMINO


(Lc 11,47-54)

Sin darnos cuenta se nos cuela el diablo y nos desvía o aparta del Señor. Esa es y será siempre su intención y estará siempre pendiente de cumplirla. Perdemos en norte si nos empeñamos en dirigir nosotros el rumbo de nuestro camino, en lugar de ponernos en tus Manos, Señor, y asistidos por el Espíritu Santo caminar dirigidos por Él.

Es nuestra propia vanidad, por elevarnos y destacar por encima de los demás, la que nos tienta y nos inclina a no escucharte e incluso a rechazarte. Ocurre que cuidamos lo superfluo, la superficialidad, la fachada, el vestido, lo de afuera... Ponemos la atención en lo espectacular, en lo grandioso, en las apariencias, el interés, e impedimos pensar, buscar o discernir a otros, manipulándoles, sometiéndoles y dirigiéndoles según nuestra voluntad y egoísmo.

Somos barreras o paredes que se levantan e impiden ver o entrar a los que quieren hacerlo. Apoyamos nuestros criterios en nuestras ideas y usamos la religión para fortalecer y aumentar nuestro poder con el fin de manipular a los demás a nuestro antojo. Caminamos en la dirección de los criterios humanos y en el poder de la demagogia y la mentira y marginamos la Piedra angular de nuestra fe. La Roca donde debemos apoyarnos y fortalecernos.

Y eso no es sólo de ayer, sino también de hoy. La Iglesia se resiente interiormente por luchas y divisiones de criterios humanos y de ansias de poder; de vanidades y egoísmos. Es la propia Iglesia la que a veces no deja acercarse y aleja con sus escándalos y divisiones.

No perdamos el norte y acerquémonos a Jesús, el Hijo de Dios Vivo, que nos sostiene, dirige y fortalece, y nos une para como el Padre y el Hijo son uno, así también lo seamos nosotros. Amén.

miércoles, 15 de octubre de 2014

CAMINANDO POR Y EN LA LUZ DE TU AMOR, SEÑOR.

(Mt 11,25-30)
 
Sin Ti, Señor, todo se hace oscuro y pierdo la orientación. Sin Ti, Señor, desaparece la vereda del único camino que ilumina y orienta mi vida. Sin Ti, Señor, mi vida pierde sentido y se hunde en la desesperación y la mentira. Sin Ti, Señor, sería imposible dar un paso y mirar con esperanza para dar el otro. Sin Ti, Señor, mi paciencia no resistiría las dificultades que me salen al paso de mi vida y circunstancias.

Sin Ti, Señor, no sabría a donde ir, que hacer y por donde caminar. Sin Ti, Señor, no entendería tantas cosas que abruman e interrogan mi vida. Sin Ti, Señor, me sería imposible soportar estas horas de espera a que mi ordenador responda. Sin Ti, Señor, no sabría soportar y aceptar incomprensiones y actitudes que me sacuden y molestan. Sin Ti, Señor, como santa Teresa, no tendría deseos de vivir en actitud de perfección y de servicio, para corresponder a tu Amor y servirte amando a los hermanos.

Sin Ti, Señor, no sabría dar gracias, ser agradecido y abajarme hasta la humildad de experimentarme niño, necesitado y pequeño. Sin Ti, Señor, no sabría superarme ni aceptarme. ¿Dónde ir, Señor, sin Ti?

Gracias Padre por revelar estas cosas a los pequeños, sencillos y humildes, porque sólo en la necesidad podemos encontrarte y descubrirte, y esa sólo aparece cuando nos llenamos de pobreza, humildad y sencillez. Pero, sobre todo, Padre, gracias por darnos el apoyo de tu Verdadero y Único Hijo, Jesús, donde nos apoyamos, descansamos y refugiamos y alimentamos nuestras fuerzas y voluntades para continuar el camino.

martes, 14 de octubre de 2014

FIJARNOS MÁS EN LO DE DENTRO QUE EN LO DE AFUERA

Lc 11, 37-41

Nos gusta y lo cuidamos mucho por respeto humano las cosas externas. Nos fijamos si las copas están limpias, si el mantel no tiene manchas, si nos lavamos las manos...etc. Y no es que estemos diciendo que eso no hay que cuidarlo, pero lo verdaderamente importante no es eso, porque eso sin lo otro nada vale.

Y lo otro es la acogida, la sonrisa, la comprensión, la escucha, el interés por ayudar y aliviar los sufrimientos de otros, la misericordia, la compasión...etc. En una palabra, el amor. En eso se fija nuestro Padre del Cielo, en la intención de nuestro corazón, aunque nuestra alma, por nuestras propias impurezas del pecado, reluce algo manchada y sucia.

Por eso, lo externo no mancha tanto como lo interno. Es en el interior de lo más profundo de nuestro corazón donde se fraguan las malas intenciones que verdaderamente manchan al hombre. Y es ahí donde tenemos que poner nuestro esfuerzo y voluntad para, por la Gracia de Dios, mejorar y purificarnos. 

No son importantes los ritos sino la expresión de lo que verdaderamente vivimos y creemos. De tal manera que si, los ritos, no corresponden a la vida, estamos mintiendo y aparentando lo que no somos. Esa actitud fue la que hizo que Jesús respondiera así al fariseo que lo había invitado a su casa: 
-«Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo.»

Danos Señor la luz para que nuestra vida y obra exterior sea y corresponda a la que sentimos interiormente. Amén.

lunes, 13 de octubre de 2014

EL PROBLEMA DE SIEMPRE: INCREDULIDAD Y SOBERBIA


Lc 11, 29-32

Es un problema viejo, viene desde la antigüedad. El hombre ensoberbecido no acepta la fe y planta su fe, la que él ha mamado, la que él tiene por buena y donde se siente cómodo e importante. No acepta otras doctrinas. No ve sino su doctrina, y no admite que otro la suplante. Son las luchas religiosas de esta generación perversa.

Jesús es rechazado en su pueblo mismo. Quieren signos que, según su razón, ellos puedan creer. Y no hay más signo que el de la Cruz. La Cruz que nos libera y nos salva. El Señor que con su Pasión nos rescata del pecado y nos gana para el perdón y salvación por la Misericordia del Padre.

Pero el hombre cierra sus ojos y nubla su mente obcecado por el pecado y no se aviene a razones sino buscas signos y milagros que no le serán ofrecidos. Eso es lo que ocurre a nuestro derredor. El hombre se olvida de Dios y organiza un mundo según sus satisfacciones, sus intereses y sus placeres. Observamos asesinatos y muertes de inocentes: hambre, frío, enfermedades, abortos, esclavitud, lujuria, infidelidades, delitos, abusos sexuales a menores, violaciones...etc.

Haz Señor que nuestras vidas se abran a la verdad y que nuestra piedad unificada en tu Amor sea fuente de unidad y de concordia para la paz y la fe. Amén.

domingo, 12 de octubre de 2014

LA ESPERANZA DEL BANQUETE


Mt 22, 1-14

Sin lugar a duda que a todos nos gusta la fiesta. Y la fiesta se significa con un banquete, una comida por lo alto, pantagruélica, festín, diversión, gozo, alegría... La fiesta es el colofón de la alegría, de la meta conseguida, del éxito cosechado y la felicidad alcanzada. Todos con la fiesta queremos significar el culmen de nuestras aspiraciones.

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
-«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran:
"Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda."
Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. Leer más...

Estamos invitados a un gran Banquete. Un Banquete con mayúscula que va a satisfacer todas nuestras aspiraciones de felicidad eterna. ¿No lo sabías? Mira bien en tu buzón porque esa invitación ha llegado ya. Quizás no esté en el buzón, pero seguro que está en tu corazón. 

Estamos llamados a vivir gozosamente felices y eternamente. Esa es nuestra invitación, y nos la pasa Jesús, el Hijo de Dios Vivo, a través de su Iglesia. Posiblemente no te haya enterado bien, o te haya llegado falsos rumores que te han confundido. Posiblemente tengas tu traje algo manchado y no te atreves a limpiarlo, o quizás lo hayas perdido. No importa, en la Iglesia hay medios y respuestas para limpiarlo, Penitencia,  o para hacértelo nuevo, Bautismo.

No rechaces la invitación y procúrate el traje adecuado. Es la mejor y única invitación de tu vida que puede darte lo que tú tanto buscas afanándote en otras ocupaciones. Suelta lo que tengas, ponte el traje adecuado y acude a esa invitación. Veraz la fiesta maravillosas que empezarás a vivir.

sábado, 11 de octubre de 2014

ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS PARA CUMPLIRLA


Lc 11, 27-28

Puede ser que hayamos oído, e incluso escuchado la Palabra de Dios innumerables ocasiones en nuestra vida, pero no nos será de mucha utilidad si no nos ponemos por obra vivirla y cumplirla. No hay otra manera de decirle al Señor que estoy dispuesto a seguirle y corresponderle a su amor que la de tomar su Palabra, meterla en mi corazón y bajarla a la vida.

Bajarla a la vida de cada día. Para eso le pedimos antes, en el Padre nuestro, que nos asista y nos provea del pan, tanto material como espiritual, que necesitamos para sonreír, para estar disponible, para escuchar, para estar pronto a servir de buena gana, para discernir el bien del mal, para soportar y perdonar, para llenarnos de paciencia ante la adversidad, los rechazos, los insultos, las incomprensiones...etc. Añade tú las que quieras, porque quedan muchas más.

En resumen, para amar, porque el amor se concreta en todo eso y más. Por eso, no es lo más grande el vientre ni el pecho que te criaron, sino escuchar y cumplir la Palabra de Dios. Es ese el verdadero gozo al que debemos aspirar todos, porque en él está nuestra verdadera y única felicidad.

Danos Señor la Gracia de escuchar tu Palabra para, guardada en nuestros corazones, seamos capaces de vivirla cotidianamente en el sentir y obrar de cada momento de nuestra vida.

viernes, 10 de octubre de 2014

CUANDO TE CIEGAS POR LA SOBERBIA

Lc 11, 15-26

En el fondo nuestra incredulidad está dominada y sometida por la soberbia. Aun viendo milagros y asintiendo nuestra razón, no damos el brazo a torcer y buscamos razones para justificarnos. El autoengaño nos somete y nos hace vomitar mentiras.

Acusamos al Señor de estar de lado de Belzebú, el príncipe de los demonios, y de expulsar demonios por su poder. No les queda otra salida y no dudan en utilizarla. De lo contrario se ven cogido y obligados a aceptar la Palabra de Jesús. No advierten su disparate aun descubriéndoselo Jesús: les dijo:
-«Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.

El demonio está presente y nos acosa y trata de convencerlo. Es una figura de la que Jesús nos advierte muchas veces en el Evangelio, y de la que Él también ha sufrido y recibido amenaza. Eso nos desvela la necesidad que tenemos de estar al lado del Señor. De no alejarnos para no debilitarnos y evitar el ser atacados por el Maligno.

Danos Señor la fortaleza de saber distinguir la Luz de las tinieblas y, confiados en tu presencia y compañía, ayúdanos a encontrar el camino y la sabiduría de que nuestros encuentros sean frutos de esperanza y unidad. Amén.

jueves, 9 de octubre de 2014

¡CÓMO SE VA A CANSAR EL SEÑOR DE OÍRNOS!


(Lc 11,5-13)

Dejaría de ser, si Dios se cansara de nuestras plegarias de petición, ese Padre Bueno que todos conocemos por boca de su Hijo Jesús. Nadie le ha obligado a manifestarse Amor Infinito, y a entregar a su único Hijo como reo expiatorio para redimirnos de nuestros pecados. ¡Su Amor es Inmenso, Eterno, Infinito...!

Y si el Señor está siempre a la escucha, ¿cómo es que nos cansamos nosotros de pedirle? No pensemos nunca que el Señor se marea con nuestras reiteradas peticiones hasta el punto que a nosotros mismos nos parecen majaderas y machaconas. Un padre siempre está, aunque a veces parezca ausente, pendiente de su hijo. Dios, Padre de Bondad Infinita, no sólo está pendiente sino sabe de nuestras necesidades, de nuestra torpeza y miserias.

Y es el mismo Jesús, el Hijo, quién nos propone e invita a pedir: «Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!».

Ayer le pedíamos al Señor que nos enseñara a orar, y hoy nos pedimos a nosotros tener la voluntad y la humildad de obedecerle y hacer lo que Él mismo nos dice en su Hijo Jesús. No dejemos nunca de pedir, porque el Señor, nuestro Padre Dios, nos dará todo aquello que nos convenga y necesitemos para vivir en su Voluntad. Para eso ha sido enviado el Espíritu Santo, para acompañarnos, asistirnos e iluminar nuestros pasos.

Por eso, aprovechemos estos momentos de encuentro para que nuestros lazos de amistad en el Señor se fortalezcan y pidámosle que su Gracia, en el Espíritu Santo, llene a rebozar nuestros corazones para que, de nuestros corazones a nuestras vidas, proclamemos sin descanso el Evangelio por las calles digitales.

miércoles, 8 de octubre de 2014

UNA ORACIÓN COMO CAMINO DE VIDA


(Lc 11,1-4

Supongo que la intención de aquel discípulo que le pide a Jesús que le enseñe a orar, no es otra que la de  pedirle que le enseñe la forma de pedir lo que realmente necesita para vivir en la Voluntad del Padre. También nosotros necesitamos aprender a orar y siguiendo las indicaciones de Jesús tomamos la oración del Padre nuestro como modelo y camino para vivir en la Voluntad de Dios Padre.

Y es que nuestra oración debe de ir fundamentalmente a fortalecer nuestra vida, aquí en este mundo en el que vivimos, para hacer la Voluntad del Padre. "Santificado sea tu Nombre y venga tu Reino" es lo primero que decimos. Y eso significa que queremos vivir de acuerdo con su Voluntad y no con la nuestra. "Danos cada día nuestro pan", o lo que es lo mismo, provéenos de lo que necesitamos para alimentar nuestro cuerpo y nuestra alma para vivir según tus mandatos. Y aparta todo aquello que nos contamina y nos separa de Ti.

Perdónanos Señor, pero perdónanos en la medida que nosotros también perdonamos, porque así como nosotros perdonamos, seremos perdonados. Y para eso necesitamos tu Gracia, Dios mío, porque solos nunca llegaremos a perdonar a nuestros enemigos. Nuestros criterios basados en la justicia humana no saben de misericordia. Sin embargo, si tenemos esperanzas de salvación no son por nuestros méritos sino por tu Infinita Misericordia. Ayúdanos, Señor, a ser misericordiosos con nuestros hermanos.

Y no nos dejes caer en la tentación, porque sin tu compañía ni la acción del Espíritu estaremos en manos del Maligno que nos acecha para derribarnos y perdernos. Danos Señor tu protección y tu fortaleza para superar esos momentos de tentación y peligro. Amén.

martes, 7 de octubre de 2014

LA VIDA NOS AGITA

(Lc 10,38-42)
 
De repente y sin darnos cuenta nos vemos inmersos en una agitación inesperada. Todo parece complicarse y las prisas nos desesperan y pensamos que el mundo se nos viene encima. Hay situaciones que pueden estar justificadas pero otras, la mayoría, son productos de nuestros nervios, de tener el corazón ocupado por cosas, que si no superfluas, sí secundarias, y de segundo orden.

Eso parece que experimentó Marta al verse agitada con tanta animación a la hora de servir y atender a Jesús y sus acompañante. El observar que su hermana María yacía serena, tranquila y en paz escuchando a Jesús le desesperó aun más. ¿Cómo podía permitir Jesús que María estuviese quieta escuchándole, mientras ella se devanaba los sesos en serviles? ¿Nos ha ocurrido a nosotros eso alguna vez?
La respuesta de Jesús fue fulminante, supongo ante el asombre de Marta: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada».
Quizás nos asombramos nosotros también, porque el mundo nos agita y nos acelera, muchas veces por cosas inútiles y otras no tan necesarias. Nos experimentamos corriendo y agitados por cumplir con nuestros compromisos, y quizás queremos abarcar más que lo que debemos. Pensamos lo bueno que somos, lo competentes que somos, lo importantes que somos. Y todo lo que podemos hacer. Y es entonces cuando se nos viene encima el mundo.

Hagamos como María, escuchemos a Jesús y, tranquilos y en paz, sirvamos como Marta sin preocuparnos tanto ni agitarnos por no poder hacerlo mejor. Sólo podemos servir con lo que somos y podemos, y eso lo sabe el Señor muy bien. No nos pedirá más.

lunes, 6 de octubre de 2014

EL AMOR SE CONCRETA EL EL PRÓJIMO


(Lc 10,25-37)

No se trata de dar cumplimiento a la ley con la palabra sino con la vida. Amar a Dios no es cosa muy difícil. Es posible, y de hecho mucha gente lo hace a través de los actos de piedad y de cumplimientos de la Ley. Cumplir con el precepto dominical, hacer ayunos, dar limosna y expresarle a Dios nuestro amor a través de oraciones y ritos es una tarea posible.

Pero eso es sólo el cincuenta por ciento del amor que le debemos a Dios. El otro cincuenta por ciento consiste en amar al prójimo. Y amarlo de tal manera que si no lo hacemos, la primera parte no se cumple y queda falseada o mentida. Amar supone demostrarlo con hechos. Hechos que sólo se descubren cuando el amor duele. Y el amor duele cuando se hace con los enemigos.

Porque hacerlo con amigos de alguna manera estamos en deudas con ellos. Sólo con aquellos que tenemos pendiente rencores, ofensas y nos sentimos alejados, tenemos la posibilidad de expresar que amamos de verdad. Y eso es harina de otro costal. Eso sí que es imposible lograrlo por nosotros mismos. Para ello necesitamos la Gracia y la asistencia del Espíritu Santo. Sin Él nada podemos. Y ahí, sin lugar a duda, manifestamos al Señor que nos esforzamos de verdad en amarle.

La parábola del samaritano nos lo aclara todo y despeja cualquier duda. Porque eso es lo que hace a cada instante el Señor con cada uno de nosotros. Amarnos a pesar de nuestras diarias y constantes ofensas y rechazos. Así, de esa misma manera, el Señor quiere que nos amemos también nosotros.

domingo, 5 de octubre de 2014

¿SOMOS ADMINISTRADORES O DUEÑOS?

(Mt 21,33-43)
 
Vivimos en un mundo que nos hemos apropiado. No nos importa averiguar si nos pertenece o no. Se nos ha dejado para vivir nuestra vida y lo hemos tomado como nuestro. Ni siquiera nos preguntamos a dónde vamos o cual es nuestra meta. Simplemente tratamos de vivir bien y satisfacer nuestras apetencias, apegos y pasiones. Lo demás no parece importarnos.

Por descontado que no compartimos sino con aquellos que nos produzca algún interés o beneficio. Y no nos sentimos deudores de nadie. A nadie debemos de responder ni rendir tributos. La Viña nos pertenece y la administramos según nos convenga. Quizás nos parezca un cuento, pero es la realidad de lo que ha ocurrido en el mismo pueblo de Dios y lo que posiblemente ocurra en muchas parcelas de la Iglesia de hoy.

Hay divisiones y diferentes punto de ver las cosas. Vivimos en este momento un sínodo sobre la familia, porque hay muchos criterios diferentes o diferentes formas de interpretar la situación de la familia. ¿Qué hacer? ¿Dónde recurrir? ¿Cómo administramos la Viña que se nos ha dejado? Son preguntas que debemos, a la luz del Espíritu Santo tratar de responder.

La historia nos descubre que los enviados, profetas, han sido rechazados, incluso hasta con la muerte. Y su propio Hijo recibió el mismo trato. Hoy quizás no rechazamos al Hijo, pero, ¿hacemos su Voluntad? Esa es la pregunta que hoy el Evangelio nos interpela y nos lanza.

Tengamos presente las Palabras de Jesús: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos? Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos».

sábado, 4 de octubre de 2014

ALEGRES POR ESTAR INSCRITOS EN EL REINO

(Lc 10,17-24)

Son Palabras tuyas Señor, y tu Palabra es Palabra de Vida Eterna. Yo, indigno de merecer tanta Gracia por tener mi nombre inscrito en el cielo, te pido Señor que no tengas en cuentas mis pecados, mis fallos, mis fracasos, mis miserias, y como el buen ladrón, inscribas mi indigno nombre por tu Amor y Misericordia, en tu Reino.

Sé que no lo merezco, ni nunca alcanzaré méritos para merecerlo. A mi naturaleza caída por el pecado le es imposible hacerlo, pero también sé de Tú Amor y tu Misericordia. Y en esa esperanza me atrevo a caminar hacia Ti Señor. Dame la Gracia del gozo y la alegría de dar y compartir, y el aliento esperanzador de gozar con la alegría de los otros. 

Pero también te pido, Señor, la paciencia y fortaleza de compartir las tristezas y sufrimientos de los que padecen en el camino de su propio desierto. Aumenta mi fe y fortalece mi Espíritu, para que de mis labios brote todo el amor que mi pobre corazón sea capaz de recibir de tu Palabra, y dé frutos, los frutos que Tú, Dios mío, esperas de tu siervo.

Pero también que, no sólo me quede en sembrar, sino que sea, al mismo tiempo, capaz capaz de labrar, cuidar y cultivar mi propia siembra y dar los frutos por Ti esperados.

viernes, 3 de octubre de 2014

LIBERTAD DE RECHAZAR AL MISMO DIOS

(Lc 10,13-16)
 
Es el misterio que jamás podremos entender. ¿Cómo es posible que Jesús sea rechazado? No se puede entender sino desde una libertad incondicional y una proclamación sin influencia ni presiones. Una proclamación que pasa por la experiencia vital de descubrir el tesoro del amor de Dios. Un tesoro que exige renuncias, sacrificios, prioridades que nos molestan, nos cuesta renunciar y nos atraen satisfactoriamente.

No tener ni donde reclinar la cabeza es muy triste y duro. Si a eso se añade molestias, sacrificios, luchas e incomodidades, el resultado es mirar para otro lado y buscar no pasarlo tan mal. Pero ese es el verdadero amor. El amor no puede estar representado en todo aquello que va favor de la corriente, porque eso, por naturaleza, es lo que a todos nos gusta y en primera instancia deseamos.

El amor se presenta y descubre cuando exige sacrificios, renuncias, soportar y perdonar. Y eso, quizás, fue lo que en Corazín y Betsaida, así como en Cafarnaúm, no entendieron o no quisieron entender. Prefirieron el otro camino, el de la comodidad, despreocupaciones, el de ir a favor de la corriente y no hacerle caso a Jesús.

Igual nos ocurre a nosotros, empezando por nosotros mismos que no damos el testimonio que debemos dar, pero nuestra propuesta, de la que nos somos ejemplos, se hace, como le ocurrió a Jesús, y Él sí fue verdadero testimonio y ejemplo de lo que predicaba, difícil de aceptar y de seguir. Si el propio Jesús, con su intachable testimonio y milagros fue rechazado, ¿qué se puede esperar de nosotros?

Cortamos nuestros vínculos con Él porque creemos y entendemos que nos quita libertad, y como una marioneta, queriendo ser independiente corta los hilos que la sujeta a la mano que la dirige, queda inerte y muerta. Así quedamos nosotros cuando nos separamos de Dios. No ganamos libertad sino muerte.

Eso nos debe, en lugar de desanimarnos, servir para animarnos, porque sabemos de nuestras limitaciones, de nuestros pecados y mal testimonio, y poco podemos esperar. Sólo por la Gracia de Dios podemos ser capaces de dar buen testimonio y alcanzar los frutos esperados. Todo será y es para su Gloria.

jueves, 2 de octubre de 2014

TÚ TAMBIÉN ERES ENVIADO

Lc 10, 1-12

En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies...(Lc 10, 1-12).

Es lógico deducir que el Señor envío a muchos a evangelizar. Y es lógico suponer que tú y yo estamos también enviados a proclamar la Buena Noticia de salvación. Incluso les dio algunas indicaciones consciente de los peligros con los que se iban a encontrar. Tú y yo también sabemos los peligros frecuentes con los que chocamos cuando tratamos de dar a conocer el mensaje de Jesús.

Sin lugar a duda que la vida de hoy no se parece en nada a la vida de ayer. Los tiempos cambian y las costumbres y la forma de evangelizar también. Son las costumbres, pero para nada el contenido y la esencia del Mensaje. Dios es Amor ahora y en aquel tiempo como nos cuenta Jesús. Y lo que comunicamos de manera fundamental es el Amor que el Padre nos tiene y por el que nos ha ofrecido en su Hijo Jesús la salvación eterna.

Ese debe ser el centro de nuestra proclamación. El Señor Jesús murió en la Cruz entregando su Vida para la salvación de todos los hombres. Y por su Resurrección la Cruz ha sido glorificada en signo de salvación para todos los hombres. Sin oponer resistencia, sin mediar palabras, sino proponer el Mensaje en paz y con amor. Quién lo reciba será bienvenido y quién no, asumirá su propia responsabilidad. Nosotros seguiremos nuestro camino.

Danos Señor la sabiduría y la fortaleza de saber responder y proclamar con la vida y la palabra el Mensaje de salvación que nos ha encomendado. Amén.

miércoles, 1 de octubre de 2014

¿RELATIVISMO?

(Lc 9,57-62)

En estos días se ha armado una buena polémica en torno a una reflexión de Donjoan en Nupcias de Dios. Es buen síntoma que el gallinero se alborote, perdónenme la expresión, pero quiero significar que sólo cuando surge la inquietud y la búsqueda por la Verdad, avanzamos en la Verdad, valga la redundancia, si nos ponemos en Manos del Espíritu.

El Evangelio nos llama hoy la atención que sólo el Señor es lo primero e importante. Seguirlo encierra muchas dificultades, tropiezos, luchas y renuncias. Pero, sobre todo, despojarnos de nuestras ideas y nuestra manera de ver las cosas y sólo apoyarnos en la única Verdad Absoluta: Dios.

Así, el Señor nos advierte que el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza ante la confesión de seguirlo. Y a otros les responde ante la disyuntiva de priorizar otras cosas: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».

Posiblemente, hoy, en la cultura de la muerte, muchos rechazando las indicaciones de Jesús, priorizan la muerte, sobre todo, la muerte de muchos inocentes que viven dentro del vientre de sus madres. Y lo hacen porque no creen en Jesús. Primero está su verdad ideológica y sus intereses. Como aquellos que contestaron a Jesús sobre atender a sus padres o despedirse de los de su casa.

Pidamos al Señor que nos ilumine, y que lo primero sea la fe coherente que nos impulse a seguir a Jesús como Verdad Suprema y valor Absoluto superando nuestras ideologías y relativismos que nos separan y siembran la muerte. Amén.