jueves, 2 de octubre de 2014

TÚ TAMBIÉN ERES ENVIADO

Lc 10, 1-12

En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies...(Lc 10, 1-12).

Es lógico deducir que el Señor envío a muchos a evangelizar. Y es lógico suponer que tú y yo estamos también enviados a proclamar la Buena Noticia de salvación. Incluso les dio algunas indicaciones consciente de los peligros con los que se iban a encontrar. Tú y yo también sabemos los peligros frecuentes con los que chocamos cuando tratamos de dar a conocer el mensaje de Jesús.

Sin lugar a duda que la vida de hoy no se parece en nada a la vida de ayer. Los tiempos cambian y las costumbres y la forma de evangelizar también. Son las costumbres, pero para nada el contenido y la esencia del Mensaje. Dios es Amor ahora y en aquel tiempo como nos cuenta Jesús. Y lo que comunicamos de manera fundamental es el Amor que el Padre nos tiene y por el que nos ha ofrecido en su Hijo Jesús la salvación eterna.

Ese debe ser el centro de nuestra proclamación. El Señor Jesús murió en la Cruz entregando su Vida para la salvación de todos los hombres. Y por su Resurrección la Cruz ha sido glorificada en signo de salvación para todos los hombres. Sin oponer resistencia, sin mediar palabras, sino proponer el Mensaje en paz y con amor. Quién lo reciba será bienvenido y quién no, asumirá su propia responsabilidad. Nosotros seguiremos nuestro camino.

Danos Señor la sabiduría y la fortaleza de saber responder y proclamar con la vida y la palabra el Mensaje de salvación que nos ha encomendado. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.