jueves, 29 de enero de 2015

LUZ SIGNIFICA CLARIDAD, TRANSPARENCIA, VER

(Mc 4,21-25)

Cuando decimos que no hay luz, queremos significar que no se ve, que hay oscuridad y que nos podemos equivocar al elegir o perder al caminar. Es peligroso caminar en la oscuridad, por eso la luz se hace muy importante. Pero cuando se trata de orientarse en la vida, la luz que alumbra nuestro camino cobra un valor muy grande.

Hoy, Jesús, nos habla de la luz: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. Quien tenga oídos para oír, que oiga». 

La verdad siempre emergerá, porque, entre otras cosas, es de sentido común. Todos comprendermos que es injusto que la mentira se mantenga. Incluso, la nuestra propia, nos inquieta nuestra conciencia y nos señala nuestra vergüenza. Aún manteniéndose en secreto. Experimentamos que esa oscuridad interior nos molesta, pero también nos, cuando la reconocemos, hace humildes y abierto al cambio.

Porque todos somos pecadores, y nadie está exento de fallos, errores y pecados. Por eso, la verdad nos contagia y nos ayuda a convertirnos y ser mejores. Por eso, la verdad conviene que emerja y salga a la luz para que todos la conozcan y, conociendola, nos anime a imitarla y vivirla.

Pues, la medida que usemos con los demás, será usada contra nosotros. De modo que, todo la luz que pueda salir de mi corazón para el bien de los demás, revertirá sobre mí y me alumbrará también mi camino. Mientras la oscuridad me sumirá en una gran ceguera que incluso lo que tenga lo perderé.

Pidamos al Señor luz para ver y escuchar, y, sobre todo, vivir, para ser lámpara que alumbre, por la acción del Espíritu, dando a conocer la Palabra de Dios. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.