miércoles, 11 de febrero de 2015

EL SENTIDO FEMENINO

(Jn Jn 2,1-11)


María, una mujer, advierte la necesidad del vino. La intuición y detalles de la mujer advierten muchas necesidades, y María lo ha descubierto. Y lo comparte discretamente con Jesús, y a pesar de la respuesta, se atreve a invitar a los sirvientes que hagan lo que Jesús les indica.

Podemos advertir varios detalles. María, la mujer, percibe y descubre necesidades antes que el hombre. Su intuición maternal le hace advertir por necesidades que quizás se le esconden al hombre. Y otra, intercede para la solución de esas necesidades invitando al Hijo a que haga algo. Sabe que lo que haga Jesús será lo mejor y más conveniente. ¡Bendita Madre del Cielo!

María pone de relieve las diferencias entre hombres y mujeres. Su maternidad, su ternura, comprensión de mujer le llevan a pedir a su Hijo que ayude a solucionar el problema de ese matrimonio. Y Jesús, quizás algo sorprendido pero poniendo siempre la necesidad del hombre por delante, adelanta su hora por los deseos maternales y fraternos de su Madre.  Ambos saltan la norma o ley para atender a la familia en apuros.

Se hace necesario realizar signos que visiblemente anuncien el poder del Hijo de Dios. Convertir el agua en vino está por encima de cualquier poder humano. Nadie puede alterar la composición química del agua y el vino. Sólo Dios, creador de todo, puede alterar a su antojo esas leyes naturales. Y Jesús aprovecha la ocasión que le brinda su Madre para iniciar la Misión a la que ha sido enviado.

Pidamos a María que interceda, a su Hijo, para que también nosotros nos dejemos transformar nuestros corazones de piedra en carne, y seamos capaces de purificar nuestra vida según la Voluntad de Dios Padre.

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