miércoles, 4 de marzo de 2015

HOY IGUAL QUE AYER

Mt 20,17-28)


El Evangelio de hoy nos presenta la realidad de lo que ocurre hoy mismo. La Palabra de Dios habla para los hombres de hoy, a pesar de que fue escrita hace muchos años. Porque en nuestro mundo está ocurriendo eso que ya señaló Jesús: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

Es el peligro que amenaza a nuestra nación en las puertas de nuevas elecciones; es lo que están viviendo otros países, sumidos en un caos de delicuencia, de escasez de alimentos y de todo tipo de necesidades. Es lo que ocurre en muchos lugares que son privados de libertad y sometidos a la ley del tirano de turno. Es la ley del que quiere imponerse por la fuerza y hacer su voluntad.

Quizás, la madre de los Zebedeos, animada por ese impulso de mandar, pidió a Jesús que sus hijos tuvieran poder para gobernar y se sentaran a derecha e izquierda de Jesús. Entendía todo en clave de poder y mando. Quizás eso sean los criterios humanos y la causa de que el mundo sea la tarta que los hombres se disputan y por la que llegan incluso a matarse.

Jesús deja muy claro su misión y la nuestra. Evita el enfrentamiento entre sus mismos seguidores: Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

Sucede que esas Palabras de Jesús ya las conocemos, y quizás las hemos oídos muchas veces. Pero lo que importa ahora es llevarlas a la práctica en nuestras vidas. Y es eso lo que hoy te pedimos, Señor: Hágase tu Voluntad en cada uno de nosotros, y no la nuestra. Amén.

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