jueves, 5 de marzo de 2015

LEJOS DE TU CONCIENCIA PARA OLVIDAR TUS RESPONSABILIDADES

(Lc 16,19-31)


No queremos mirar a nuestra conciencia, y menos dejarla entrar en nuestro corazón. Nos duele que nos recuerden nuestras responsabilidades solidarias, y empujen a preocuparnos por los demás. Mejor mirar y escuchar lo que el mundo nos propone: vivir bien, con confort y bienestar, gozando y sin preocupaciones.

Vivir para uno mismo sin preocuparse de los demás, o, simplemente, preocuparse justo lo necesario, para acallar nuestra conciencia, y que nos deje tranquilo para seguir nuestro  gozo  y disfrute personal. No nos involucramos por un compromiso de justicia, amor y solidaridad. Nos duele el corazón y colaboramos en obras sociales o de beneficencia con grandes fiestas y diversiones.

Hoy, el Evangelio, nos descubre esa realidad nuestra, porque sigue ocurriendo lo mismo que en el tiempo de Jesús. Muchos lo pasamos bien organizando comidas y fiestas para ayudar a los pobres. Me divierto y lo que sobra de esa diversión la doy a los que lo pasan mal. Creo que honradamente tenemos que criticarnos mucho a nosotros mismos.

Regalamos lo que nos sobra; ayudamos después de divertirnos y pasarlo bien nosotros; nos justificamos diciendo que así ayudamos, y nos engañamos a nosotros mismos. Pero, bien sabemos, que eso no es así. Y lo peor es que buscamos mecanismos de defensa para tratar de engañarnos y justificarnos.

El hombre rico, que nos puede representar a cada uno de nosotros, porque no sólo se es rico por el dinero, sino también por otras cosas, se dio cuenta tarde y quiso recomponer la cosa para sus familiares y amigos que todavía vivían banqueteándose, pero ya no había lugar.

Hoy, todavía, amigo, nosotros estamos a tiempo. Pidamos al Espíritu Santo que transforme nuestro corazón en un corazón generoso y solidario. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.