miércoles, 13 de mayo de 2015

EL PLAN NECESITA TIEMPO

16, 12-15


El espacio y el tiempo delimitan nuestra vida. La fruta no se puede comer cuando apetece, sino cuando, transcurrido su tiempo, ha llegado a la madurez de su crecimiento y está lista para servir de alimento. Todo necesita su tiempo y también su espacio.

El Plan de Dios lleva también su tiempo. No ha sido pensado para ser entendido enseguida, sino que lleva un tiempo de asimilación y madurez. Jesús nos dice hoy: Tendría que decirles muchas cosas más, pero no podrían entenderlas ahora. Cuando venga el espíritu de la verdad, los iluminará para que puedan entender la verdad completa.

Así lo ha pensado Dios, y así sucede. El Espíritu Santo se encargará de irnos revelando, no sólo aquello que no hayamos entendido, sino todo lo que falta por llegar. Jesús instruye a sus discípulos y apura sus últimas recomendaciones. 

Sus Palabras son de una claridad meridiana: El no hablará por su cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha oído, y les anunciará las cosas venideras. El me glorificará, porque todo lo que les dé a conocer, lo recibirá de mí. Todo lo que tiene el padre, también es mío; por eso les he dicho que todo lo que el Espíritu les dé a conocer, lo recibirá de mí.

No deja nada desatado y todo muy claro. Y deja muy claro que todo lo del Padre es también de Él. Es decir, una igualdad total, o lo que es lo mismo. Un sólo Dios en tres Personas. Y es el Espíritu Santo, el Paráclito, quien nos va a acompañar y a asistir en nuestra aventura de recorrer el tiempo de nuestra vida en y con la misma actitud y sentimientos que lo recorrió Jesús. Necesitamos la Luz del Espíritu para, fortalecidos en Él, superar las tentaciones y los obstáculos que nos presenta este mundo.

En y por la acción del Espíritu Santo podemos conseguir y asumir las actitudes que, como Jesús, favorezcan la paz y la comunión fraterna entre todos los hombres. Circunstancias y espacios de concordia y justicia solidaria que permitan habitar un mundo más humano donde los hombres sean portadores de justicia, paz y amor.

Dejémonos ungir por el Espíritu de Dios y  abiertos a sus Palabras, dejarnos dirigir hacia la Verdad Plena.

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