viernes, 8 de mayo de 2015

¿ENTIENDO QUE ES AMAR COMO JESÚS ME HA AMADO?

(Jn 15,12-17)


Nos parece que entendemos esa frase de: Éste es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. No parece complicado entenderla, pero tiene mucha miga y profundidad. 

Y esto lo podemos comprender si hacemos un poco de memoria y recordamos las veces que hemos oído decir: "Esto yo no lo puedo perdonar", o, "esto no tiene perdón". Quizás estamos de acuerdo que hay cosas que no se pueden perdonar, y eso significa y nos descubre que no hemos comprendido todavía como nos ama Jesús. Y de no entenderlo, no podemos amarnos como Él nos ama.

El problema es que no podemos entenderlo, porque un amor inmerecido no cabe en nuestra cabeza. Eso le ocurrió al hermano mayor, no pudo entender como el Padre podía perdonar a su hijo después de no hacerle caso y dilapidar toda su fortuna en herencia. ¿Es qué el hijo vino porque se arrepentía? No entramos a juzgar esos sentimientos porque no podemos, pero si es verdad que no le quedaba otra opción si quería dormir bajo techo y comer. 

Eso sí, podemos decir que vino por intereses y conveniencia, no sólo por arrepentimiento. ¡Y mi padre le perdona! Se pregunta el hijo mayor. Y también se lo preguntaron los fariseos de aquel tiempo, y lo hacen también los de hoy. Y también nosotros, fariseos, gentiles o ateos. No entendemos como se puede perdonar a quienes no merecen perdón. El Amor de Dios es un escándalo, porque no lo merecemos. ¡Qué maravilla! En ese sentido deberíamos siempre estar agradecidos y asombrados de tanta Misericordia y tanto Misterio. Porque debemos ser algo muy importante para el Señor.

Pero, hoy, Jesús nos dice que igual que Él, nosotros también debemos perdonar. Un perdón sin condiciones; un perdón inmerecido; un perdón que aunque nos lo pidan por conveniencia y aparente arrepentimiento, estemos dispuestos a dar. Un perdón por verdadero amor, tal y como Jesús nos perdona a nosotros. Este es el reto. ¿Estamos dispuestos a perdonar?

No nos queda otro camino sino el del perdón. Pero es un camino en el que tenemos que ir acompañado, porque sólo no podemos recorrerlo. Necesitamos primero dejarnos Amar por Jesús, para luego, por su Gracia, poder amar de la misma forma nosotros. En Él podemos. Nos lo dice también hoy en su Palabra: No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros.

Es el gran misterio de nuestra vida: ¿Cómo nos perdona el Señor sin merecernos en nada ese perdón? El Amor del Señor es una locura que nunca entenderemos, y que se extiende a todos: fariseos, publicanos, judíos, gentiles, creyentes, ateos, pecadores... etc.

Pidamos al Señor luz y un corazón sencillo y pequeño para que, como los niños, podamos descubrir la necesidad de dejarnos amar por el Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.