miércoles, 30 de septiembre de 2015

NO HAY EXCUSAS NI JUSTIFICACIONES



Cuando tenemos interés en algo concreto movemos todos los hilos para conseguirlo. Incluso hacemos sacrificios y esfuerzos que, ni mucho nos parece, por conseguir lo que nos hemos propuesto. Y son cosas vanas, caducas, que tienen su tiempo contado y no nos sirven de mucho.

Incluso, la experiencia nos lo dice, una vez conseguidas pronto las olvidamos o dejan de ser algo importante en nuestra vida. Abriendo nuestro corazón dejamos al descubierto que nuestra fe es pobre, pequeña y sin mucha consistencia, porque por esas cosas vanas, la mayoría, ponemos al Señor en segundo lugar.

Y Jesús no puede ocupar ningún lugar que no sea el primero y el principal. Seguir a Jesús significa dejar todo lo demás. No vale vivir condicionado con mil y una razones que justifiquen abandonos momentáneos o entregas parciales. En las disposiciones al seguimiento no hay excusas. Todas las razones que nosotros nos inventamos  son entretenimientos que se convierten en obstáculos para vivir una entrega plena y verdadera.

Y así hemos montado nuestra forma de vivir y organizado nuestra sociedad. De tal manera que hay una y mil excusas por las que queremos autoengañarnos y justificar nuestras mentiras y disposiciones a seguir a Jesús. La comodidad, el trabajo, la diversión, los viajes, las obligaciones, las responsabilidades...etc.

No estamos diciendo, ni el Señor lo dice, que no cumplamos con nuestros compromisos y obligaciones, pero, como decíamos al principio, cuando nuestro interés es serio y firme, conseguimos la meta y todo lo que nos proponemos. Es cuestión de organizarnos y poner en el lugar que le corresponde cada cosa.

"El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios" (Lc 9, 62).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.