jueves, 17 de diciembre de 2015

LOS ANTEPASADOS DE JESÚS

(Mt 1,1-17)


Jesús no viene de unos antepasados gloriosos o perfectos. En su genealogía hay de todo: santos y pecadores, gente de altura y mediocres, reyes y pastores. Los antepasados de Jesús evidencian que Dios no hace ascos a la humanidad. Todo lo contrario. El misterio de la encarnación no solo evidencia que Dios se hace uno de los nuestros, salvo en el pecado, sino que también comparte nuestros vínculos de sangre sin excepción, sin exclusión, sin discriminación.

Dios se hace Hombre para, igualándose con nosotros, dejarse ver y tocar por los hombres, y acercarse para que podamos comprenderlo y creer en Él. Sin embargo, el hombre se cierra, se parapeta, se ensoberbiza y se aleja de Dios. Tremendo drama, que nos sobrepasa y nos sobrecoge, porque no podemos entender el misterio del Amor de Dios, y menos aún su Misericordia.

Nuestros criterios humanos entienden que cada cosa tiene su valor y su precio. Y que lo que das, lo tienes que pagar. ¿Cómo nos puede dar Dios todo sin merecerlo y gratuitamente? No lo entendemos, Señor,  y nos rendimos a tu Amor Misericordioso en la esperanza de que algún día, tu Infinito Amor Misericordioso nos ilumine y nos lo descubra.

Te damos las Gracias, Señor, por todo lo recibido y por tanta paciencia y amor que nos brinda el perdón misericordioso de tu justicia Divina. Y, haciéndote como nosotros, te rebajas de tu condición Divina, para tomar la condición humana, que te iguala a nosotros menos en el pecado.

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