viernes, 1 de mayo de 2015

¡CUIDADO CON NUESTRO ENFEBRECIDO APASIONAMIENTO!

(Jn 14,1-6)


Suele ocurrir que nos apasionamos tanto que, de la misma manera, acabamos por perdernos, desnortarnos y confundirnos perdiendo el rumbo del verdadero Camino. Separarnos de Jesús, no sólo puede ser peligroso, sino que es la muerte para nuestra vida. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Y fuera de Él estamos perdidos.

Las Palabras que Jesús nos brinda hoy son enormementes tranquilizadoras: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. 

No se puede dar más paz, serenidad y confianza. Nos prepara una mansión. Nos habría dicho que no si no fuese así. Jesús nunca miente. Todo en Él es Verdad y se ha cumplido. En la Casa del Padre hay muchas mansiones y nos guarda una para nosotros. No es maravilloso oír estas palabras. ¿No vale la pena creer en Jesús y seguirle? ¿Se puede aspirar a algo mejor?

Realmente estamos ciegos para no escuchar y seguir al Señor. El mundo nos ciega y nos hace perder el norte y lo trascendente de nuestra vida. Vamos a la deriva ofuscados por un mundo sin sentido y perdido en las pasiones, egoísmos, envidias, guerras, muertes...etc. Por eso, sabiendo que no podemos encontrar el camino sin El, el mismo se nos hace Camino, Verdad y Vida. Nadie va al Padre sino por Él.

Jesús es nuestra referencia y nuestro modelo. No podemos alejarnos de Él. Por eso se queda para ser nuestro Guía y nuestro Pastor. Hoy nos lo deja bien claro y nos invita a creer en el Padre y también en Él. Tengamos confianza, porque Jesús nos la ha dado y nos promete prepararnos una mansión. No un lugar cualquiera, sino una mansión para vivir en plenitud de felicidad junto a Él.

Señor, Tú sabes nuestras intenciones, y también nuestras debilidades. No dejes que nos apartemos de Ti y que distraídos por este mundo perdamos la esperanza y el verdadero sentido de nuestra vida, que es llegar a Ti.