sábado, 31 de diciembre de 2016

LA VIDA SE NOS ESCAPA

(Jn 1,1-18)
La mentira no viene de la verdad. Eso está claro, pues lo que es verdadero dejaría de serlo al ser mentira. La vida ha sido creada para vivir eternamente. No se entiende de otra forma ni tiene sentido que termine. Y si no se vive es porque está escondida en la mentira. Los que viven en la verdad vivirán eternamente.

La vida que se agarra a este mundo vive en la desesperación, porque la luz de este mundo se apaga y muere. La Luz verdadera es Eterna y tiene luz propia. La Palabra es Dios y siempre permanece. Los hombres que se esfuerzan en vivir en y por la Palabra vivirán para siempre porque son hijos de Dios. 

Estos tiempos actuales que vivimos son tiempos de esperanza y de gozo, porque aparecen muchos queriendo ocupar el nombre de Dios; porque los cristianos son perseguidos por su fe y se les amenaza para que desistan y renieguen; porque muchos creyentes son asesinados por perseverar y no desfallecer en su fe; porque se quiere destruir y acabar con la Iglesia y con Jesús. Estas y muchas otras señales y acontecimientos que suceden en este mundo actualmente son signos de los anticristos que surgirán en los momentos finales, 1Jn 2, 19-21.

Nuestra esperanza crece a pasos agigantados. Nuestra fe se fortalece cuando la compartimos y nos apoyamos los unos en los otros. Porque Jesús está con nosotros, y nos sabemos y reconocemos en Manos del Libertador, Salvador y Redentor, que, por su Misericordia, nos perdona y nos da Vida Eterna. Y que vendrá en su segunda venida, prometida, a llevarnos a la Casa del Padre, morada eterna para sus hijos.

Apoyémonos en el Señor, y, fortalecidos en nuestro compartir la fe de cada día, perseveremos en su Palabra hasta su segunda venida.

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