domingo, 12 de febrero de 2017

LA LEY VIVE EN EL CORAZÓN

(Mt 5,17-37)
Nos asimos a la ley como un conjunto de leyes que hay que cumplir. Y nos pegamos a la letra y al cumplimiento como norma que no se puede incumplir. Pero, sucede, que muchos, precisamente los que mandan, a veces la adaptan a sus intereses. Sin embargo, la Ley es algo más que una norma o un cumplimiento. La Ley tiene también un espíritu que llega hasta la misericordia.

Jesús alarga la ley hasta lo más profundo del corazón. Porque no solamente mata aquel que quita la vida a una persona, sino también el que la deshonra, la critica difamándola y murmura desprestigiándola. No sólo roba el que se apodera de algo ajeno, sino también aquel que vive en el deseo de tener lo que tiene el otro y ambiciona poseerlo incluso despojando al otro. 

No sólo comete adulterio aquel que lo consuma, sino también aquellos que lo desean y lo consciente en su corazón gozando en ello. No sólo es la materialización de los hechos, sino también las intenciones del deseo de querer hacerlo. Jesús va más allá de lo meramente escrito. Llega y profundiza en el corazón del hombre. Por eso, nadie puede juzgar al otro, porque no llega a entender lo que alberga el corazón del otro.

No es cuestión de cumplir sino de vivir en y con el pensamiento más puro. La Ley no es sólo un acto de hacer o no hacer, sino de sentir y vivir. Así dice la santa Madre Teresa de Calcuta: "Ama, porque el amor es lo único que llenará tu vida". No son las leyes, cumplimientos, normas y tradiciones las que van a llenar tu vida, sino las buenas intenciones que anidan en tu corazón y los buenos pensamientos. Y en eso consiste el amor.

Amar no son sentimientos, ni afectos, ni caricias, ni emociones. El amor es un compromiso. Un compromiso con la verdad, la justicia y la paz. El amor hace que la Ley se cumpla porque busca el respeto, la verdad, la justicia, la paz. Pero, también, el amor escucha y comprende, y, por lo tanto, perdona. Porque quien ama es también misericordioso. Quien ama cumple la ley.

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