viernes, 3 de marzo de 2017

EL AYUNO NOS SIRVE PARA FORTALECERNOS

Mt 9, 14-15
Entender el ayuno como algo voluntario y metódico es equivocarse. El ayuno está vinculado al amor, porque cuando amas, te das y te ofreces hasta el extremo de sacrificarte y renunciar para ayudar. Jesús, nuestro Señor, vivió en una constante renuncia de sí mismo, por darse en favor y salvación a los demás. En esa línea nuestra vida es un constante ayuno. No faltarán ocasiones para ayunar.

Sin embargo, cuando estamos con el Señor todo se vuelve fiesta y alegría y la vida se llena de gozo y paz. Pero, vuelve el camino, la dureza y las contrariedades y se avecina la pascua. Nuestra pascua que tendremos que compartir con el Señor. Él nos ha salvado con su Pascua, llenándonos de Vida con la Resurrección. Nos alegra y llena de gozo el sabernos también resucitados en Él. Eso nos conforta y nos da energía para superar nuestros ayunos de renuncias, de solidaridad, de generosidad, de vivir las obras de misericordia que nos señalan el verdadero camino de ayuno y abstinencia.

Porque lo que no vaya dirigido a eso, no sirve de ayuno. El ayuno tiene que ser preparación para entregarnos al servicio espiritual y corporal de nuestros hermanos. De muchos hermanos que hoy sufren las inclemencia de la vida, de las guerras y odios promovidos por los corazones egoístas de muchos que sólo piensan en ellos mismos, y que, ciegamente, han elegido la gloria caduca de este miserable mundo.

Seamos, pues, atento a este tiempo litúrgico de la Cuaresma y apliquémonos, no más que otros tiempos, sino con especial atención a reflexionar y meditar sobre nuestras actitudes y disponibilidades para con los demás, pues de lo que vamos a dar cuenta es de nuestra relación de amor con los otros. Y de eso se trata, de despertar en nosotros el camino de las obras de misericordia, pues en ellas están contenidas todo el amor que podemos y debemos dar a nuestros prójimos.

Recojamos esa reflexión con humildad y confianza, pidiendo sabiduría y fe para, haciéndola vida, vivirla en nuestro camino.

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