miércoles, 6 de septiembre de 2017

CADA DÍA, UN MILAGRO QUE NOS DA LA OPORTUNIDAD DE HACER ALGO BUENO POR LOS DEMÁS.

Lc 4,38-44
Seamos consciente del milagro de cada día: "La Vida". Cada día tenemos una nueva oportunidad de hacer algo bueno por alguien, o por muchos que salen a nuestro encuentro o se encuentran en nuestros pasos. Y de, al hacerlo, darles muchos abrazos, como tantas cosas buenas hagamos, al Señor. Se trata de estar atento, de escuchar, de tener una actitud abierta, dialogante, amorosa a hacer el bien.

También, es la forma de proclamar el amor que nos viene del Señor. Porque, le amamos en la medida que amamos con los que nos cruzamos cada día. Es posible que te ocurra como a mí, que te cuesta, y que tienes la impresión que no haces todo lo que debes, o que te sientes incapaz de amar y atender a las personas que te salen al paso. Pero, no desistas. El hecho de querer mejorar y de querer intentarlo es ya algo bueno., y el Señor, que nos ve, nos infundirá la Gracia para terminar amando a su estilo.

Nuestro esfuerzo consiste en ponernos en Manos del Espíritu Santo y estar en plena oración con Él. Él nos dará la asistencia necesaria, nos aconsejará, nos dará fortaleza, inteligencia, sabiduría, ciencia, piedad y temor de Dios. Y, sobre todo, confiar teniendo mucha paciencia y perseverancia. El Espíritu nos acompañará y nos empujará para que, en nuestras debilidades y sufrimientos, seamos fuertes e invencibles. Pero, démosle esa oportunidad.

Y, de esa forma, iremos, casi sin darnos cuenta, proclamando la Palabra del Señor, porque es con la vida con la que se proclama la Buena Noticia, añadiendo la Palabra de Dios cuando la ocasión lo requiere. Muy buena señal si advertimos y experimentamos que no hace falta nuestras palabras, porque eso descubre que nuestra vida va por buen camino.

Pongámonos en Manos del Espíritu Santo, y confiemos en su acción. Estemos atento a responder a la Palabra del Señor y abiertos a movernos, haciendo el bien, donde Él vaya queriendo que vayamos. Sabemos que no es fácil, pero también sabemos que no estamos solos. El Señor está con nosotros y nos lleva de su Manos. Él sabe de nuestra fragilidad y nos da la fuerza que necesitamos para llevar a cabo la tarea que espera de nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.