sábado, 2 de septiembre de 2017

EXPRIMIR TUS CAPACIDADES

Mt 25,14-30
Siempre se nos ha dicho que debemos descubrir nuestra vocación. Y no hay mejor método que el experimentar nuestras propias experiencias, valga la redundancia, compromitiéndonos y conociendo todo lo que pueda despertar en nosotros las actitudes para su buen desarrollo y funcionamiento. Porque, siempre habrá en nosotros unas cualidades que nos permitan hacer mejor unas cosas que otras, y eso sólo lo descubrimos experimentándolas con la debida prudencia y atención.

Así descubrimos nuestras capacidades recibidas. Podemos imaginar que sería si Messi no hubiese tenido la oportunidad de jugar al fútbol, o cualquier otro deportista de élite. ¡Cuántos niños hay en este mundo que por sus circunstancias no saben las cualidades que tienen para desarrollar una actividad! También, cada uno de nosotros ha recibido múltiples o, al menos, algunas cualidades o talentos que, de no descubrirlos, permaneces enterrados y ocultos. Y tenemos la exigencia natural de ejercitarlos y ponerlos para el disfrute y beneficios de los demas´. Eso es principalmente amar.

Esa es nuestra principal misión, exprimir tus capacidades o talentos poniéndolos al servicio y en beneficios de los demás. Porque, experimentamos la tentación de servirnos a nosotros mismos, acomodándonos a nuestros gustos y apetencias. También puede ocurrirnos que nos experimentamos poco comprometidos y tentados a la holgazanería o a la comodidad, y no pongamos todas nuestras capacidades al servicio de los demás. Esforzarnos en ese sentido nos ayudará a dar todo de  lo que somos capaces. 

Y eso es lo que el Señor nos dice en el Evangelio de hoy. No nos vale guardar algunas de nuestras capacidades recibidas para nosotros mismos, o para, simplemente, acomodarnos y no esforzarnos. Nuestra obligación es exprimir todas nuestras cualidades o talentos recibidos. El Señor nos dice lo que ocurrirá con aquel que no vive a tope sus talentos y los pone todos sobre la mesa para explotarlos en bien de la comunidad. Pero, también, tenemos que descubrir nuestras limitaciones y no malgastar el tiempo en hacer lo que no nos corresponde o para lo que no estamos tan capacitados como otros.

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