sábado, 9 de septiembre de 2017

LOS PRECEPTOS

Lc 6,1-5
Nada hay por encima del hombre sino Dios. Él, Dios, es siempre lo primero para el creyente, y sometido a Él discernirá sobre lo demás. Así fue instituida su Alianza con su pueblo elegido, Israel, un reino de sacerdotes, una nación consagrada. De modo que todo reinado real, idea de todos los pueblos religiosos del antiguo oriente, terminarían en un simbolismo real relación Dios y su pueblo elegido.

Pero un reinado sometido a la Voluntad de Dios. De tal forma que cuando el rey elegido se desviaba, los profetas enviado se encargaban de denunciarlo y advertirlo. No son los preceptos y las normas lo primero, sino la Voluntad de Dios.Por lo tanto, el sábado está hecho para y en función de las necesidades del hombre, y no al revés. Y los preceptos pierden su cumplimiento ante otra necesidad superior, tal es la necesidad de alimentarse ante una necesidad de hambre.

Jesús alumbra esa idea hoy recordando lo ocurrido con David: «¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David, cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios, y tomando los panes de la presencia, que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le acompañaban?».

El cumplimiento no salva. No por cumplir eres mejor, ni estás, por supuesto, salvado. Las prácticas son consecuencia de la fe, y deben fortalecer y llevar al amor. Si no ocurre así, algo falla, y la semilla no dará frutos. Al menos los que se esperaban. Los fariseos descargan su fe en el cumplimiento, y se procuran que los demás los cumplan, excluyéndose ellos de los más pesados.

No es el sábado un día de cumplimientos, ni de guardar leyes o normas. No se tiene fe en razón de actitudes piadosas o reverenciales. Se tiene únicamente fe cuando se ama como nos ama el Señor. al menos cuando nos aproximamos, o intentamos aproximarnos a Él. La fe no es señal del cumplimiento, sino de la experiencia de un encuentro con Aquel que la puede dar. Porque la fe es un don, una gracia gratuita que sólo la puede dar Dios.

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