lunes, 18 de septiembre de 2017

TÚ TAMBIÉN ESTÁS CERCA DEL SEÑOR

Lc 7,1-10
Lo tenemos cerca de nosotros. El Señor está tan cerca que lo podemos tocar. ¿No lo hacemos cuando tomamos su Cuerpo entre nuestras manos? Ahí está el Señor bajo las especies de Pan y Vino. Nos alimentamos de su Cuerpo y de su Sangre. ¿Acaso puede estar más cerca?

No hace falta que entre en nuestra casa particular, porque ya está. Señor, dame la fe de ese Centurión que creyó en tu poder de curación. Pero, yo no quiero pedirte hoy por mi curación, sino por mi fe. Aumenta mi fe y transforma mi corazón humano, muchas veces de piedra, en un corazón de carne misericordiosa y de fe. Quiero creer como ese Centurión, sabiendo que Tú me puedes curar y transformas con sólo pensarlo y quererlo.

Yo tengo la ventaja que sé donde puedo hallarte, Señor. Y también la posibilidad de alimentarme de tu Espíritu. Tú estás en el Sagrario y allí puedo encontrarte a todas las horas. Incluso hasta cuando la iglesia templo está cerrada, porque Tú sigues allí esperándome. Pero, también dentro de mí. Estás dentro de mi corazón, siempre y cuando te abra mi puerta y te deje entrar. Porque, Tú, Señor, nunca me violentas, ni me exiges amor. Tú sólo lo das, y lo haces sin condiciones, sólo por verdadero amor.

Este pasaje del Evangelio de hoy me sugiere y me invita a llamarte, Señor. A llamarte con una fe encendida y confiada. Una fe segura de tu respuesta y tu acción. Una fe que responde a tu presencia permanente en el Sagrario por mí. Una fe que espera que te hable,que te escuche y que, pacientemente, esté atento a tu Palabra y tu acción.

Una fe que sabe de nuestra pobreza y limitaciones. Una fe que se descubre humilde e indigna de recibirte y confiada en tu Poder y tu Amor. Una fe que sabe que una Palabra tuya, Señor, bastará para sanarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.