jueves, 26 de octubre de 2017

EL FUEGO DEL DESEO

Lc 12,49-53
No cabe ninguna duda que los deseos nos impacientan en la medida que su realización se lentifican o se atrasan. Y eso nos acalora y nos pone a arder. Echamos humo, solemos decir, cuando estamos nerviosos y desesperados por algo concreto que hemos pensado hacer y no sale.

Jesús viene a poner un mundo en movimiento, a darnos una Buena Noticia de Salvación, y se preocupa hasta tal punto que se expresa de esa manera: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».

¿Y no nos pasa eso? Experimentamos en nuestras propias familias las divisiones que hay. Divisiones de credos y de fe. Experimentamos como por ambiciones se llega hasta el odio y como se ausenta el amor entre padres e hijos y demás familiares. Como se separan amigos, grupos y hasta comunidades por razones de creencia. En este sentido, el Señor nos dice que tenemos que estar siempre en activos, en movimiento, en camino, porque el que se para ha terminado y ha dejado de arder.

Nuestro fuego tiene que estar vivo siempre. Para eso ha venido el Espíritu Santo, para prender fuego a nuestro corazón y lanzarlo al camino del amor con verdaderos deseos de evangelizar, de dar la Buena Noticia de Salvación. Porque estamos salvados por esa hermosa Alianza que ha hecho el Señor con todos nosotros. Una Alianza derramada con su Sangre que nos perdona todos nuestros pecados y desidias.

No tardes, ponte ya en camino y muévete. Si, por el contrario estás parado, pide ayuda a la comunidad, al amigo que camina en buena dirección y a la Santísima Virgen, Madre de esperanza que nos anima a seguir adelante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.