martes, 10 de octubre de 2017

LA PALABRA, EL HILO QUE NOS SOSTIENE

Lc 10,38-42
Será difícil, por no decir imposible, sostenerse sin la escucha diaria de la Palabra. Ocurre lo mismo que con el coche, sin gasolina no vale para nada, salvo servir de cobijo. Pero necesita la gasolina para cumplir su misión de transportarnos. 

La Palabra nos sostiene y nos abre el camino de cada día. Una Palabra bien escuchada, que supone y exige atención e intención de ser vivida. Una Palabra que empuja a pedir, a orar y a confiar. Una Palabra que se va encarnando en tu vida cada día y en la medida que la vas escuchando. La Palabra de Dios es el Alimento que nos lleva al Banquete de la Eucaristía, Alimento por antonomasia, que nos da la Vida Eterna.

En el pasaje de la vida de Jesús que hoy se nos manifiesta en el Evangelio, María, la hermana de Marta, ha sabido aprovechar mejor la ocasión. Es una buena oportunidad, puesto que está Jesús delante, de escucharle y dejar todo lo demás. Ahora es momento de atención y de escucha,  porque su Palabra es ese Alimento que nos dará sentido y fuerza para saber discernir y actuar en cada instante de nuestra vida. Saber discernir y actuar haciendo el bien y eligiendo la verdad y la justicia.

No se trata de dejar el trabajo y nuestras obligaciones, pero nunca debemos dejar que éste nos engulla y nos aparte de la escucha atenta de la Palabra. La Palabra es el hilo que sostiene nuestra vida, igual que la marioneta está sostenida por unos hilos. Si estos se cortan, la marioneta se derrumba y termina su existencia. También nos ocurre a nosotros si cortamos el hijo que nos une a Dios. Quedaríamos a merced del mundo y, en sus manos, destruidos y vencidos, condenados a una muerte eterna.

Y es que escuchando la Palabra ordenarás tu vida mejor, escogiendo lo verdaderamente importante y cribando lo bueno de lo malo; lo necesario, de lo intranscendente, superficial y caduco; lo que da vida, de lo que mata y condena. La Palabra te hace mejor, te perfecciona y te ayuda a ser más responsable y cumplir con tus obligaciones. Porque la Palabra es Camino, Verdad y Vida.

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