miércoles, 11 de octubre de 2017

RELACIONARNOS CON EL SEÑOR

Lc 11,1-4

Es la forma más directa y más frecuente de relacionarnos con Dios, la oración. Por medio de ella entramos en contacto con Él y lo podemos hacer en cualquier momento y en cualquier lugar. Pero, la oración, nuestra oración deber ser una relación filial, es decir, la del hijo que habla con su Padre y le cuenta todas sus alegrías, sus problemas, sus ilusiones, sus miedos y proyectos.

Quizás nos ponemos en contacto con Dios para pedir, hasta el punto de exigir solución a nuestros problemas. Nuestra relación se sostiene en eso, en la solución de mis problemas. Si no sucede así mi relación se debilita y se enfría. Rompemos nuestra amistad si ésta no está basada en que Tú, Señor, no soluciones mis problemas. Parece más bien una relación comercial, apoyada en el interés y en el beneficio. No se parece mucho a una relación de padre e hijos.

La esencia del padrenuestro es la de presentarnos ante el Señor como sus hijos. Y la relación de un padre e hijo es una relación de comprensión, de escucha y de afecto. Es una relación basada en la misericordia del padre, que es mayor, que tiene la paternidad y que te ha criado desde niño. Es la relación de la criatura con su Creador. Nade de exigencias ni de rabietas, porque un hijo sabe del amor de su padre y es consciente que su padre busca su bien.

Por lo tanto, pongámonos en sus Manos y tratemos de hacer lo que Él nos dice y nos manda. Todo está contenido en esa hermosa oración del padrenuestro que nos revela la necesidad de santificar su Nombre y de hacer presente en nosotros su Reino. Nos recuerda también pedirle, como hacen los hijos con sus padres, el pan de cada día, y el perdón de nuestros fallos y culpas. Pero, nos remite también a nosotros perdonar a los que nos ofenden. Condición imprescindible para ser perdonados.

Porque nuestro Padre es Padre de todos, no sólo de ti o de mí. Y eso significa que nos hace hermanos. Por último nos remite a que nos apartemos del peligro que nos tienta y nos puede hacer caer en el pecado y romper la amistad con Él. Tengamos en cuenta que el Padre nuestro es un estilo de vida que tenemos que tener presente en cada momento e instante de nuestras vidas.

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