domingo, 21 de enero de 2018

COMIENZA EL ANUNCIO DE LA BUENA NOTICIA

Mc 1,14-20
Todo tiene un principio, y el Anuncio de la Buena Noticia empezó cuando Juan el Bautista había sido encarcelado. Dice el Evangelio: Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva».

Jesús nos invita a convertirnos y a creer. Nos pide confianza en su Palabra y nos invita a dar el primer paso, la conversión. Y es que en la medida que avancemos hacia Él nuestra fe empezará a crecer y a ganar en confianza. Porque, la Palabra de Jesús genera confianza y da pruebas de ser buena para todos nosotros. Nos llenan de paz, de gozo y alegría. Y sintoniza con lo que sentimos en nuestros corazones. Descubrimos que es eso lo que realmente buscamos. 

Ocurre que nuestra naturaleza está contaminada por el pecado, y nos arrastra a los malos deseos, a las mentiras y malas inclinaciones que nos separan del Señor. Y eso origina una lucha sin cuartel cada momento de nuestra vida. Por eso necesitamos conversión ascendente. No una conversión que se para, se estanca y se estabiliza, sino una conversión ascendente, que crece, que camina injertada en el Espíritu Santo. Y es eso lo que comienza anunciándonos nuestro Señor Jesús:  nos invita a convertirnos cada día y a confiar en su Palabra.

Pero, la labor es ingente y duradera en el tiempo. Y Jesús busca colaboradores, pues sabe que Él tiene su tiempo en este mundo. Urge fundar la Iglesia y elige a los primeros apóstoles para aquellos primeros tiempos. Pero hoy, han pasado ya muchos años de ese momento, la vida continúa y la Iglesia fundada por Jesús necesita también colaboradores que continúen su labor. 

Tú y yo, y todos los bautizados tenemos que continuar la misión. Cada cual en su lugar, en su entorno, con sus posibilidades, pero siempre misionando con la Palabra y con la vida.

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