sábado, 13 de enero de 2018

ELECCIÓN

Mc 2,13-17
Me pregunto que vio Jesús en Leví, el de Alfeo, para elegirlo. El Evangelio de San Marcos dice así: En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a Él, y Él les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó y le siguió.

Porque, al menos se supone, algo debía ver para elegirlo. Surge también la pregunta, ¿por qué no a mí? Deduzco que será un misterio que sólo descubriremos cuando el Señor nos lo quiera revelar. Pero, sí podemos suponer que el Señor nos elige para algo concreto, y al elegirnos sabe que podemos responderles. Él conoce los secretos más profundos de nuestros corazones y sabe de nuestras buenas intenciones, también de las malas, y hasta donde podemos responder.

Por eso, confiados en que su Gracia nos transformará y nos convertirá convirtiendo, valga la redundancia, el agua en vino. Supongo que, también, algo dependerá de nosotros, porque hemos sido creados libres y con capacidad para responder o rechazar. Por eso la respuesta de Leví y de otros profetas revelan la confianza y fe en la Palabra del Señor, que los llama. Pero, no por eso, tú y yo estamos excluidos ni al margen. También somos elegidos y llamados. Tus padres han sido, a través de la Gracia del Espíritu Santo, mediadores para ponerte en el camino. Al Bautizarte han contribuido, conscientes o inconscientes, a iniciarte en el camino hacia el Señor. Sí, realmente has sido elegido y llamado.

Ahora, responder a nuestro compromiso de Bautismo dependerá de ti y también de mí. Hemos sido elegidos como Leví de Alfeo y, ahora, nos toca a nosotros seguir esa llamada. En la hora de nuestro Bautismo hemos sido configurados como sacerdotes, profetas y reyes. El Señor te llama y el Espíritu de Dios te asiste para que le sigas. No te deja sólo, te auxilia y te acompaña. No te excluyas, pues como Leví de Alfeo tú también has sido elegido y llamado.

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