viernes, 5 de enero de 2018

RESPONDER A LA LLAMADA

Jn 1,43-51
En muchas ocasiones no respondemos a las llamadas que nos hacen, y muchas veces lo lamentamos, pues con el tiempo descubrimos que era eso lo que buscábamos sin saberlo. Y es que la única forma de descubrir tu vocación es comprometiéndonte a lo largo del camino de tu vida. De esa forma sabes o descubres que te gusta, te interesa o te llena plenamente.

Nos sorprende la llamada de Felipe tal y como la presenta el evagenlista Juan, pero supongo que Felipe tuvo un conocimiento de Jesús y quiso seguirle atraído por sus Palabras con la intención de conocerlo mejor y dejarse conocer por Jesús. Es decir, deseos y búsqueda de compartir, porque sólo compartiendo descubrimos nuestras más profundas inquietudes y fortalecemos nuestros vínculos.

Esa actitud despierta nuestra atención y vigilancia por buscar y experimentar. Dentro de nosotros subyace un deseo grande de felicidad y de eternidad. Desenterrarlo y traerlo a la primera página de nuestra vida es una hermosa misión, y eso nos exige compromiso, compartir y conocer. Porque, cuando se conoce, y se conoce bien, nuestras toma de decisiones es más firme, decidida y segura. Sobre todo si se conoce al mejor, porque sólo Jesús colmará nuestras ambiciones bien intencionadas de felicidad y de eternidad.

La primera parte del Evangelio de hoy nos interpela sobre nuestra decisión. ¿Seguimos al Señor?, porque también nosotros somos llamados a seguirle. En nuestro Bautismo empieza la llamada, a la que debemos de responder en el camino de nuestra vida. Felipe, al parecer, no lo dudó, y respondió enseguida. Sin embargo, a otros nos cuesta más tomar esa decisión. Lo importante es tomarla, y tomarla a tiempo.

Y cuando la hemos tomado y estamos en el camino del Señor, el gozo nos llena plenamente hasta el punto de querer compartirla expresándola y contagiándola a otros. Es lo que le ocurrió a Felipe, que lo hizo con Natanael. Sabemos por el Evangelio lo que ocurrió, pero, ¿y nosotros? Estamos dispuesto a acercarnos al Señor y dejarnos ver por Él? ¿Queremos abrirnos a su Palabra y permitir que nos llene de gozo y esperanza?  ¿No es eso lo que buscamos?

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