lunes, 28 de mayo de 2018

NO BASTA CON CUMPLIR

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Mc 10,17-27
Es un fatal error confundir la fe con un mero cumplimientos. Muchos desearíamos que fuese así, pues de esa forma no sería tan difícil. Ser un buen cumplidor cristiano no es cosa muy difícil, basta habituarse y tener un poco de voluntad. Cumplir con el precepto de ir y oír misa no se hace pesado. Es más, ayuda a ser diligente y a alternar con otras personas. Te sociabiliza con los demás y hasta se pasa un buen rato.

Y luego, lo demás, rezar un poco y cumplir con la solidaridad y demás normas no presentan tanta dificultad. Aquel joven que se acercó a Jesús cumplía con todos los preceptos. Y hay mucha gente que, igual que él, lo hace hoy en día. El problema empieza cuando te planteas tu fe de una forma más sería y comprometida. Comprometida desde el compromiso, valga la redundancia, de tu bautismo. Entonces, la fe se inquieta y pide algo más que el mero cumplimiento.

La fe exige camino. Un camino de crecimiento y perfección, porque creer es aspirar a ser santo. No por tus medios y fuerza, sino asistido y llevado por la Gracia del Espíritu Santo, que, precisamente, empieza a caminar junto a ti en el momento del bautismo. Es la Santísima Trinidad, celebrada ayer, que se manifiesta en el Padre, que envía al Espíritu en nombre del Hijo, y el Hijo que te promete estar contigo hasta el final de los tiempos.

Se hace necesario dar ese paso de compromiso. Un compromiso de amor que corresponde al que el Padre tiene con nosotros. Así nos lo revela el Hijo al manifestarnos y mandarnos que nos amemos como Él y el Padre se aman. Es ese amor al que hay que aspirar y para ello necesitamos renunciar a muchas riquezas que nos retienen amarrados con esas maromas, que nos esclavizan y nos acomodan, como a los barcos en los puertos, fijados e inmóviles.

Porque, el mundo nos presenta muchas cosas que nuestro ego personal y nuestra naturaleza humana, herida por el pecado, ambiciona y desea. Y la riqueza es la fuente con la que se consiguen esos placeres, que nos ciegan y nos atraen y por los que estamos dispuesto a renunciar a la verdadera Fuente de la Vida y la Felicidad.

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