viernes, 18 de mayo de 2018

¿QUÉ SERÍA DE MÍ SIN TU MISERICORDIA?

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Jn 21,15-19
Me avergüenzo de todos mis pecados y te doy gracias, Señor, por tu inmensa Misericordia. ¿Qué sería de mí sin tu Misericordia? Nunca entenderé tu perdón, Señor, porque nunca seré merecedor de él, por eso me quedo sin palabras ante tanta misericordia y tanto amor. Pedro, el apóstol donde Tú, Señor, has puesto la base donde apoyar tu Iglesia, te confesó, iluminado por el Espíritu Santo, como el Hijo de Dios Vivo enviado para salvarnos. Pero también te negó tres veces y, arrepentido, lloró amargamente.

En el Evangelio de hoy te confiesa también tres veces que te ama. Lo hace algo preocupado por la insistencia, hasta tres veces, que Tú, Señor, le reiteras. Quizás quieres lavarle esa herida de su triple negación con tu Infinita Misericordia. Y yo, Señor, ¿cuántas veces te he insultado con mis pecados? ¿Y cuántos cometo cada día? Sin embargo, Señor, Tú sigues pacientemente abierto con tu Misericordia perdonándome uno tras otro.

Gracias, Señor, por dejarnos tan grande sacramento donde descargar todos nuestros pecados de cada día y lavar nuestras miserias y egoísmos que nos amenazan con separarnos de Ti. ¿Qué sería de todos nosotros, pecadores, sin esa Gracia Sacramental, que nos limpia, nos renueva y nos llena de esperanza para volver al camino de la vida y empezar, con nuevos bríos, de nuevo. Realmente, Dios mío, no sabemos de ese gran tesoro que es el Sacramento Penitencial.

Gracias, Señor, por reiteradamente hasta siete veces siete la oportunidad que me das de ser perdonado y que también me exige a mí perdonar. Porque, nada mejor que aprender desde la misma experiencia del perdón, pues, desde ahí es donde empiezas a experimentar y valorar lo grande y hermoso que es perdonar como tú eres perdonado por el Señor.

1 comentario:

  1. En breves momentos comenzaremos el rezo del santo Rosario. Gracias por acompañarnos y buenos días para todos.

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