lunes, 4 de junio de 2018

SEÑORES Y GOBERNADORES

Imagen relacionada
Mc 12,1-12
Suele ocurrir y muchos se comportan como si así fuera. Da la impresión, que lo mismo que aquellos sacerdotes, escribas y ancianos llegaron a creerse dueños absolutos, a los que había que servir y reverenciar dócilmente, sucede también hoy con algunos de nuestros jefes eclesiásticos. En algunas circunstancias suele parecer que quien manda es el sacerdote o el obispo, y el pueblo a obedecer. Cuando la realidad y lo que debe ser es que quienes sirvan sean los obispos y sacerdotes.

Que quede claro que no digo que esto suceda, sino que en algunos momentos pueda parecer, sin descartar que haya algún caso que así sea. De cualquier forma, en tiempos de Jesús sucedió así. Aquellos sacerdotes, escribas y ancianos llegaron a creerse dueños y señores de la religión. Ellos se acostumbraron a mandar y a ser obedecidos sin rechistar, y a poner las leyes que muchas veces iban en su propio beneficio. Estaban muy bien instalados y no admitían que se les discutiera lo que ellos pensaban sobre la ley judía. Ni siquiera Dios.

Por eso, Jesús, que se les enfrentó desnudando sus egoísmos e hipocresía, les molestaba y trataron de apartarlo del medio. Precisamente, la parábola que hoy expone Jesús les descubre como aquellos viñadores que se apoderaron de la Viña que le fue alquilada y no respondieron a sus deberes como inquilinos. Incluso mataron al hijo para quedarse como herederos. También puede retratarnos a muchos de nosotros que, junto a los sacerdotes y obispos que formamos la Iglesia, podemos desviarnos de nuestra verdadera misión, que no es otra que la de servir y no ser servido. Tal y como nos revela nuestro Señor Jesucristo.

Nuestro verdadero poder es el servicio. Ya lo dijo en alguna ocasión nuestro Papa Francisco. La auténtica autoridad con la que Jesús predicó su buena Noticia fue con el servicio y con las obras. No hay mejor ejemplo que descubrir que a cada palabra corresponde una acción que la materializa en la verdad de lo proclamado. Sí, realmente se nos ha dado una Viña en arrendamiento para, cultivada y bien administrada, sirva para saciar la sed y el hambre de la Verdad que nos salva y nos lleva al verdadero Señor de la Vida y la Eternidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.