lunes, 30 de julio de 2018

DIOS SIEMBRA Y CULTIVA EN TU CORAZÓN

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Mt 13,31-35
Tú no te das cuenta. Tu estatura crece; tu pelo aumenta y se hace grande hasta el punto que tienes que arreglártelo y cortártelo; tu cara cambia y tu cuerpo se hace mayor, más ancho y... ¿Acaso tú percibes el crecimiento y los cambios? Los descubres después de pasado cierto tiempo. Adviertes que tu silueta y tu imagen han crecido y han cambiado. Pero, ¿percibes ese crecimiento día a día?

Con toda seguridad que no. No nos damos cuenta como crecemos y nos hacemos mayores. Y de la misma forma ocurre con nuestro crecimiento espiritual. Todo lo hace la Gracia de Dios. Tanto lo físico como lo espiritual. Crecemos hasta descubrirnos mayores, adultos y capaces de dar frutos. El Reino de Dios está dentro de nosotros y se parece a lo que Jesús nos describe hoy en el Evangelio: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró... (ver aquí).

No hablamos de cosas ficticias sino de la realidad que sucede en nuestra vida. Miramos nuestras fotografías de niño, de joven y de mayor y percibimos los cambios con claridad. De la misma forma nuestra fe no es la misma, si hemos ido de la Mano del Espíritu Santo, que cuando recibimos el bautismo y damos los primeros paso en la Vida de la Gracia. Sin lugar a duda, vamos creciendo en fortaleza física, en sabiduría venida de arriba y en la Gracia del Espíritu Santo que nos acompaña, nos asiste y nos auxilia.

La fe crece en la medida que tú entregas tu libertad y tu voluntad al Señor para que la dirija y la conduzca por el verdadero camino hacia la paz, la felicidad y la vida eterna. Porque, eso es lo que realmente buscamos, encontrar el gozo y plenitud de vida eterna.

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