domingo, 2 de septiembre de 2018

PUREZAS O IMPUREZAS

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Mc 7,1-8.14-15.21-23
Todo discurre a lo que es puro o impuro. La sociedad judía de aquella época estaba sometida a la pureza o impureza de las cosas, de los gestos, de los alimentos, de las conductas y formas de comportarse...etc. Todo giraba entre la pureza o impureza. Y hoy de alguna forma ocurre lo mismo. Mandan las apariencias y los gestos externos, aquello que no puede manchar al hombre, porque sólo lo que vive dentro de su corazón es lo que lo hace puro o impuro.

La intencionalidad y la conciencia es lo que determina la validez de un acto y lo determina como válido o no. Es decir, eres responsable de lo que haces cuando realmente se ha fraguado dentro de ti esa intención consciente. Todo lo exterior no es del hombre ni puede contaminarle porque está fuera de él. Son actos superficiales que no salen del corazón sino que se materializan en gestos y costumbres sin profundidad ni conciencia.

Muchas cosas tradicionales son eso, meramente tradiciones que no tienen mucho sentido sino simples costumbres y nada más. Al volver de la plaza no comen si no se bañan; purificar vasos, copas, jarros y bandejas y muchas cosas más. Fariseos y doctores de la ley carguen a la gente de costumbres y normas humanas que incluso sobreponían a la Ley de Dios. El sentido común se va imponiendo y la gente actúa pensando más con el corazón que con las costumbres.

¿No ocurre algo parecido hoy con la comunión? Muchos sacerdotes llaman a comulgar con la boca y no con la mano. La Iglesia lo ha dejado claro, se puede comulgar de ambas formas. Otros también llaman a comulgar y arrodillarse. Sin descartar que cada cual lo haga, dentro de la forma establecida por la Iglesia, lo importante es tomar conciencia que recibo al Señor bajo las especies de pan y vino y me alimento espiritualmente de su Gracia y de su Palabra.

¿No compartió Jesús el pan y el vino en la mesa junto a sus apóstoles? ¿Y no los consagró  ofreciéndoselos en la mano y estando ellos sentados? ¿Y no lo hacían en las primeras comunidades de la misma forma? ¿A qué viene ahora tanta polémica dentro de la misma Iglesia? Posiblemente, todavía hay mucho de purezas e impurezas dentro de nosotros.

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