domingo, 19 de mayo de 2019

UNA NUEVA FORMA DE AMAR

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No cabe duda que el amor humano tiene sus límites que vienen marcados por su propia naturaleza humana. El hombre y la mujer buscan siempre obtener algo a la hora de amar. Incluso con respecto a los hijos, aunque aparentemente lo tengamos escondidos. Todo padre y madre espera que su hijo le atienda en la época de su vejez. Es como una recompensa al amor dado. Sin embargo, a pesar de sus limitaciones es el amor que más se aproxima al estilo de Jesús.

El amor humano siempre busca recompensa y lo que da lleva una segunda intención de recibir. El hombre no ama si no hay interés, aunque no lo descubra o esté escondido que no llega a percibirlo, pero siempre está ahí y aparece en el momento menos inesperado. Y, si no es correspondido como él piensa, pronto aparece el deseo de venganza, de envidia y de enfrentamiento.

Jesús nos propone un mandamiento nuevo, porque realmente es nuevo, es diferente y sorprendente. Hasta tal punto que no se entiende. Amar sin condiciones dándolo todo sin pedir nada a cambio no entra en la cabeza del hombre y la mujer. Amar, incluso al enemigo, no sólo no lo entienden sino que no pueden vivirlo porque, su naturaleza está herida por el pecado. Necesitan la Gracia de Dios y el concurso del Espíritu Santo.

Jesús nos invita a amarnos los unos a los otros, y, si nos invita es porque sabe que, contando con Él, para lo que Él se ofrece, podemos lograrlo. Si se hace necesario poner algo de nuestra parte, pues se nos ha dado la capacidad de decidir y de libertad, pero, sólo por nuestra cuenta quedaremos vencido por el pecado. Necesitamos ponernos en manos del Señor y abrirnos a la acción del Espíritu Santo para, en, con y por Él salir victoriosos en la lucha contra el pecado y el mal que nos impide amar al estilo que nos ama Jesús.

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