domingo, 22 de septiembre de 2019

HOMBRE RICO - HOMBRE POBRE

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Lc 16,1-13
Sin lugar a duda la pobreza te da cierta ventaja respecto a alejarte de la soberbia, porque, un pobre parece que pierde el derecho a ensoberbecerse. La soberbia parece ser propia de los ricos y, muy raramente, está en manos de los pobres. Por eso, y consecuencia de ello, está muy cerca y en manos de los pobres la humildad, y, por el contrario, del rico, aunque también tiene derecho, se aleja más.

Conocedor de esto Jesús, enviado por el Padre, se acerca a los pobres, porque son los pobres los que están más cerca de la humildad y, por supuesto, de la aceptación a permitir la conversión de sus corazones. Y es que, para convertirse y abrir tu corazón al Padre tienes primero que dejar entrar la humildad en tu corazón, y eso ocurre cuando tú corazón abraza la pobreza, que no es tanto y cuanto al dinero se refiere, sino a la pobreza de tu espíritu que se reconoce pecador y necesita de la Misericordia de Dios.

De ahí lo que dijo Jesús: Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios -Mc 10, 25-. Se trata de despojar nuestro corazón de toda ambición y poder y en su lugar poner el Corazón de Jesús. Es cuestión de creerlo y de pedirlo; es cuestión de, abierto a la acción del Espíritu Santo, permitirle que vaya modelando nuestro corazón al estilo de Jesús e irlo transformando en un corazón como el Suyo.

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