miércoles, 16 de octubre de 2019

TIEMPO PARA SINCRONIZAR

Imagen relacionada
Lc 11,42-46
Sincronizar la fe con la vida, es decir, vive según tu fe y no la separes de tu vida. Porque, una fe separada de la vida no contagia ni evangeliza, simplemente produce el efecto contrario, aleja y debilita al que quiere creer. Uno se da cuenta cuando hace el bien y cuando no lo hace. Uno percibe la verdad y la mentira, y también cuando bebe de fuentes turbias y sin garantía de credibilidad. 

Todos sabemos que lo importante no se esconde en el hacer sino en el ser, y eso implica que ser consiste en amar y el amor no podemos darlo por nosotros mismos, sino que tiene que estar apoyado en el amor a Dios. Desde el podemos irradiar un amor manso y humilde como Él nos propone. Porque, amar no se opone a cumplir, que por otro lado es bueno y es necesario. Todo lo legislado para el bien común es bueno y exige cumplimiento, pero, el amor va mucho más allá y no se queda en el mero cumplimiento, sino que lo sobrepasa hasta darse sin condiciones, sin medida y de forma gratuita.

El amor no consiste sólo en darse sino en no gravar la vida del otro tal y como te gustaría a ti que no te gravaran la tuya. La buena actitud está en sincronizar la vida de fe con la vida de tus obras de amor en una actitud misericordiosa y poniéndote en el lugar del otro. Pronto adviertes que esa forma de vivir y de darte en amor no la puedes alcanzar con tus propias fuerzas. Te sobrepasa y está por encima de ti. Experimentas que para llevarlo a cabo necesitas estar injertado en el Espíritu Santo, y, sólo con Él y por su Gracia, podrás alcanzar esa capacidad de amar sin medida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.