viernes, 30 de octubre de 2020

¿DÓNDE TIENES LA MIRADA?

Lc 14,1-6

Si buscamos a Dios con nuestras miradas y la quitamos de nuestros prójimos, seguro que nuestra mirada no llega a ver a Dios. Se pierde en el camino y, no es que Dios se oculte, sino que tú no puedes llegar a Él porque le hablas con mentiras, pues, no puedes amarle como declaras si no amas al hombre. Sencillamente así de simple, porque la Voluntad de Dios es amarle a Él y al prójimo como a ti mismo. Luego, ¿cómo puedo decir que amo a Dios si le doy la espalda al prójimo?

Dios te ama, pero, también ama al hombre y su Amor a ti pasa porque tú ames también a los demás. Esa es su Voluntad y para eso ha enviado a su Hijo, para que nos lo diga - anuncie - no solo de palabra sino con el ejemplo de su Vida. Y así lo ha hecho Jesús. Nos ha dicho que su Padre nos ama hasta el extremo de entregarle a Él, su Hijo, para que con su muerte gane el rescate de nuestras vidas y recuperemos la dignidad de hijos de Dios. Y así lo ha hecho Jesús. Ha cumplido la Voluntad del Padre.

¿Qué significa eso? ¡Nada más y nada menos que estamos salvados! Como el Hijo, nuestro Señor Jesús Resucitó, también tú y yo resucitaremos y será una Resurrección de Vida Eterna en plenitud de gozo y felicidad. Ese es el tesoro que realmente buscamos y Jesús, el Hijo de Dios, lo ha ganado con su entrega libre y voluntaria para todos los que creen en Él. Y, si indagas y buscas dentro de ti descubres que lo que quieres y buscas, valga la redundancia, es realmente eso, Vida Eterna.

De ahí puedes deducir y comprender como Jesús, conociendo las intenciones de los que mandan y que someten al hombre a la ley, les provoca y señala, con la curación del hombre enfermo de hidropesía  hoy, o la mujer encorvada en otra ocasión y otros, que el sábado está en función del hombre y no al revés. Es la ley la que está sometida para hacer el bien al hombre y nunca puede el hombre estar al servicio de la ley.

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