martes, 13 de abril de 2021

ABIERTOS A LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

 

En la medida que dejas que tu corazón se abra a la acción del Espíritu y dirija tu vida, empieza a nacer en ti una vida nueva, un corazón nuevo. Un nacimiento, que no significa cambia la vida, sino la forma de mirarla y de verla. 

Ver la vida desde un prisma humano y material a verla desde la Palabra y la mirada de Dios sobre el corazón humano, significa volver tu mirada hacia Dios. Permitir- puesto que se nos ha dada la libertad de elegir - que la Voluntad de Dios viva, sea lo primero y ocupe el centro de tu corazón.

Se trata de que la Sabiduría de Dios, no la del mundo, sea el Norte de tu vida y, desde ella y por ella, tu vida refleje en todos sus actos la presencia de Dios, hasta el punto de que se note y los demás la adviertan. Una Sabiduría que, quizás sea ignorancia para el mundo, pero que nos viene de arriba, del Cielo y que nadie conoce excepto Jesús, porque nadie ha subido al Cielo sino Él.

Nacer de nuevo es despojarse de todo conocimiento mundano que nos materializa, nos ensobebece y nos hace suficiente hasta el punto de prescindir de Dios creyendo que tú lo sabes todo y, en realidad, no sabes nada. Nacer de nuevo es abrir los ojos de nuestra ignorancia para convertirnos, por la Gracia del agua y del Espíritu en nuestro bautismo, en verdaderos hijos de Dios. Siervos humildes y pequeños.

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