lunes, 14 de junio de 2021

VENGANZA - AMOR

Mt 5,38-42

No se nos esconde que la venganza engendra venganza. Y, probablemente, las consecuencias de responder a la venganza son todavía mayores y de más intensidad. Eso dió en su momento nacimiento a la ya antigua y conocida ley del talión, cuyo fundamento es "ojo por ojo y diente por diente". Que, si no era la solución, sí equilibraba más esos deseos exagerados y desproporcionados de la venganza.

Ante este trascendental problema, el Amor irrumpe con toda la fuerza necesaria para solucionar el problema. La venganza se derrumba con amor. El amor apacigua, serena, calma, apaga la sed vengativa, suaviza el odio y enciende el corazón de un fuego de paz y de concordia. Nace la vida y mata ese deseo de venganza y de odio que deteriora y desequilibra tu corazón.

Responder a la venganza con venganza es echar leña al fuego y avivarlo más. Por el contrario, contrarrestar la venganza con amor es echar agua al fuego y apagarlo. ¿Acaso no te das cuenta que el triunfo de Jesús en la Cruz, cuando aparentemente se había quedado solo, fué el Amor? No había otra clase de respuesta, pues, responder a la violencia con violencia y deseos de venganza sería dar pausa y continuación al deseo de venganza, valga la redundancia.

Amar, aún a costa de presentar la otra mejilla, de ser paciente, comprensivo, humilde y soportar todas las calamidades que el enfrentamiento provoca sin despertar ni responder con violencia, es el mejor antídoto para llamar y provocar la paz. Eso no significa que te levantes en lucha y alce tu voz por la justicia y la paz, pero siempre desde una actitud de amor y misericordia.

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