miércoles, 31 de julio de 2013

CUANDO SE SABE EL VALOR DEL REINO


(Mt 13,44-46)


Una cosa no se toma en serio ni se valora hasta que se conoce bien. Así ocurre con el Reino de Dios. Mientras no se experimente el encuentro con Jesús, no se podrá valorar ni saber el valor infinito que supone encontrar y aspirar al Reino de Dios.

Mientras esto no suceda, nos puede parecer hasta indiferente las palabras de Jesús: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel».

Nuestro vivir de cada día nos descubre la medida de nuestra fe. No nos vale decir. "Creo en Dios y hago esto u lo otro...", porque de nada sirve hacer, si no es en nombre del Señor y según su Voluntad. Y es en el misterio de su Voluntad donde podemos encontrar el Reino. Un Reino de paz, de justicia y de amor. Un Reino espiritual que nos llena de esperanza, de vida eterna y de felicidad a partir de nuestra propia cruz.

Sin embargo, es condición indispensable despertar la necesidad de buscar, de hambre y sed por el tesoro más importante de la vida. Quedarnos en la mediocridad, en la pasividad y en la resignación solo nos llevará a encontrar mediocres tesoros que no darán sentido pleno a nuestra vida.

martes, 30 de julio de 2013

PARA QUE TODOS LO ENTENDAMOS

(Mt 13,36-43)


Más claro no se puede decir: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo». Él respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

»De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».

Cada cual sabe en que situación se encuentra: ¿Es cizaña o buena semilla? También sabe como puede dejar de ser cizaña y convertirse en buena semilla. Y, también, lo que le espera y a lo que se arriesga de cerrar sus oídos y vivir según sus apetencias, valores y voluntad.

No se puede decir otra cosa: "El que tenga oídos que oiga", porque todo dependerá de lo que quiera oír cada uno, y en consecuencia, ordenar y dirigir su vida según la Voluntad de Dios.

lunes, 29 de julio de 2013

VIDA ETERNA

(Jn 11, 19-27)


No hemos sido creados para pasar un tiempo; eso no tiene sentido, pues tanta hermosura de creación y el sacrificio de la Cruz no se entiende sino desde la eternidad. Marta cree en la resurrección, pero sufre la muerte temporal de su hermano Lázaro. La separación produce dolor y sufrimiento.

Jesús aprovecha el momento para proclamar el poder de la vida sobre la muerte. Él se proclama la Resurrección y la Vida, y la muerte terrenal de Lázaro le servirá para demostrarlo y dar testimonio. La fe es la que nos va a salvar. Una fe en Jesús que es la Resurrección y la Vida. Una fe que nos lleva a proclamarlo como Padre, a santificarlo y hacer su Voluntad.

En eso consiste la oración, en creer en el Señor y ponernos en sus Manos para hacer la Voluntad del Padre. Voluntad que consiste en aceptar el camino de nuestra vida tal y como el Padre nos propone, viviéndola desde nuestras propias circunstancias, entorno, familia, trabajo, época y cultura, pero teniendo siempre como referencia la Voluntad del Padre.

domingo, 28 de julio de 2013

LA INSISTENCIA DE PEDIR

(Lc 11,1-13)

El Señor nos pide que perseveremos en Él, y perseverar es insistir y mantenerse en el camino de seguir sus mandatos y su estilo de vida. Pues bien, pedir esa perseverancia es la insistencia que hoy nos recomienda el Señor, y lo hace dándonos una oración que recoge todo lo que necesitamos pedir, sin perdernos en demasiadas palabras y rebuscados giros gramaticales que nos desvíen de lo verdaderamente importante: "la Gracia y la Fuerza del Señor para vivir en el Amor del Padre".

Porque afirmamos que nuestro Padre Dios está en el cielo, por encima de todos los hombres. Santificamos su Nombre haciendo presente su Reino, y vivimos en su Voluntad, aquí en la tierra como allá en el cielo. Danos cada día el pan que necesitamos, nuestro sustento, y perdónanos nuestros pecados como tenemos que hacer también nosotros perdonando los pecados de los que nos ofenden, y líbranos de exponernos y caer en tentación.

Tomamos conciencia que nuestra vida camina muy por debajo de esta oración que rezamos a diario, por eso, lo importante de insistir el pedir la Gracia necesaria para alcanzar la dignidad de vivirla lo más perfecta posible. Sólo no podremos, pero en el Espíritu Santo podemos lograrlo, pues el Señor nos lo ha enviado para fortalecernos y asistirnos contra los peligros y tentaciones de cada día. Insistamos sin desfallecer, pues el que pide recibe. Es Palabra de nuestro Señor Jesús.


sábado, 27 de julio de 2013

APRENDER A DISTINGUIR LA SEMILLA Y LA CIZAÑA

(Mt 13,24-30)


No soy perfecto; lo confieso, pero sin embargo me cuesta a veces distinguir dónde está lo bueno y dónde lo malo. Hay situaciones comprometidas, oscuras y complelas donde la cizaña permanece muy escondida en la semilla. Es, entonces, cuando hace falta llenarse de paciencia, de humildad y apoyarse en la esperanza, para abandonados en el Espíritu, dejarse alumbrar, moldear y dirigir a fin de discernir bien y separar la cizaña de la semilla.

El mal está siempre al acecho; dispuesto a hacerse pasar por buena semilla y confundir con el objetivo de que el fuego también la alcance. Nuestro camino es una lucha de criba, de discernimiento y elección. Junto al bien también nace el mal y nuestro reto consiste en apartarlo y conservar siempre la buena semilla.

Para ello, el Espíritu Santo nos asiste, nos aconseja, nos fortalece, nos da sabiduría e inteligencia, a fin de elegir bien y saber separar lo bueno de lo malo. Por eso es indispensable caminar en el Espíritu, agarrados fuertemente a Él, y en actitud disponible y entregada.

viernes, 26 de julio de 2013

LA COSECHA AGUARDA CON PACIENCIA

(Mt 13,18-23)


La cosecha no tiene prisa. Espera con paciencia las lluvias tempranas o tardes que la rieguen con abundancia y la hagan fructificar en abundantes frutos para el bien de los hombres. Pero, la paciencia no es algo fácil de poseer ni de sostener. Se necesita mucha oración para perseverar en la esperanza y confianza en el Señor pacientemente hasta aguardar los buenos frutos.

Paciencia que necesita del Sembrador que con Mano sabia sepa cultivar y derramar toda su sabiduría para que la cosecha se convierta en buenos y fructíferos frutos. Porque sucede que aquellos que no comprenden la Palabra sembrada y no, pacientemente, permanecen en el Señor, son sorprendidos por el Maligno que viene y les arrebata lo sembrado en sus corazones. Esto es lo sembrado en el camino.

Otros, recibimos la Palabra con alegría, pero no profundiza ni echa raíces que le injerten en el Señor. Pronto se ven arrastrados por su inconstancia y con las primeras tribulaciones o dificultades por causa de la Palabra terminan por abandonar. Esto es lo sembrado en el pedregal. Un recuerdo para Ashia Bibi que permanece encarcelada en condiciones infrahumanas por permanecer fiel y confiada en el Señor. Que el Espíritu le dé las fuerzas necesarias para que esa tierra de su fe produzca frutos abundantes.

Hay otros que, oída la Palabra, la olvidan distraidos por las preocupaciones del mundo y la seducción de sus riquezas. Pronto la Palabra es ahogada y queda sin fruto. Esto es lo sembrado entre abrojos. Sin embargo, aquello que es sembrado en tierra buena son aquellos que oída la Palabra, la comprenden y dan frutos: unos treinta, otros sesenta y otros cien.

Pidamos al Padre Dios que nuestra tierra sea buena y dé frutos.




jueves, 25 de julio de 2013

EL SERVICIO POR AMOR

(Mt 20,20-28)


No se trata de servir en recompensa de un salario u otro interés, se trata de servir de forma desinteresada y gratuita y por amor, por amor en Jesús de Nazaret. Todo lo que sea servir por otros motivos son servicios que quedan descafeinados porque persiguen un interés, y consecuentemente esa es su recompensa.

La felicidad eterna y en gozo infinito solo se consigue dando un servicio por amor gratuito. Ese amor solo injertado en Xto. Jesús se puede dar, porque de no hacerlo así se haría por otro motivo, y ese otro motivo descalificaría nuestro servicio, pues ya estaría pagado.

Crecer y ser grande en el Reino de Dios es servir y servir hasta el punto de hacerse esclavo de los demás por y en el servicio desinteresado y simplemente por amor. Al estilo de Jesús de Nazaret y tal y como Él lo hizo. No hay otra alternativa, pues Él ha venido para eso, para servir y dar su vida por el rescate de muchos.

Se nos hace difícil la misión, con solo pensar que nuestra vida debe ponerse al servicio de los demás, se nos ponen los pelos de punta. Pero eso nos ha de llevar a tomar conciencia que solo injertados en Jesús podemos conseguirlo, porque Él es la Fuente de donde nos brota la Gracia que convierte nuestro corazón, duro y de piedra, en un corazón de carne suave y amoroso.

miércoles, 24 de julio de 2013

EL QUE TENGA OÍDOS, QUE OIGA


(Mt 13,1-9)

¿Dónde han caído las semillas de mi siembra particular? ¿Por qué no dan los frutos apetecidos? ¿Acaso se la han comido las aves? ¿O han caído en terreno pedregoso donde no hay mucha tierra y se han agostado por no tener raíz? ¿O quizás han nacidos entre abrojos que al crecer las han ahogado?

¿Dónde está la tierra buena de mi vida que las acoja y las haga florecer y dar buenos frutos? ¿Soy yo acaso tierra mala? ¿Podré convertirme en tierra buena? ¿Es posible que pueda abrirme y dejarme cultivar por el buen Labrador y convertirme en tierra abonada y fértil para dar buenos frutos?

Depende de ti y de mí que preparemos nuestra propia tierra y la dispongamos a acoger esa lluvia fresca, renovada de la Palabra de Dios que la transformará para que produzca frutos buenos y en abundancia. El Sembrador nos espera. Él ha sembrado la Palabra y espera tu respuesta, pues eres libre de recibirla y acogerla. Depende de la tierra que tú quieras preparar: al lado del camino; terreno pedregoso; abrojos o tierra buena.


martes, 23 de julio de 2013

INJERTADOS EN ÉL

Jn 15, 1-8


Para dar frutos necesito permanecer y estar injertado en la Fuente que me alimente y fortalezca para que mis esfuerzos se conviertan en frutos buenos. No podré dar buenos frutos si no permanezco unido al Árbol que dé buenos frutos. Jesús nos dice: "Yo soy la verdadera Vid, y mi Padre el Labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

Se trata de dar frutos, y eso significa que todos tenemos una misión que realizar, pues los frutos son productos de una labor y un trabajo. "Yo soy la Vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ese da fruto abundante, porque sin Mí no podéis hacer nada".

Está claro que para dar frutos, frutos buenos según quiere Dios, tenemos que estar unidos a Jesús, permanecer en Él. Y eso significa vivir presentes en la oración, penitencia y Eucaristía, alimentados por su Palabra, por su Cuerpo y su Sangre.

Sólo así podemos dar frutos abundantes que den gloria a mi Padre, dice el Señor Jesús,  y ser sus discípulos.

lunes, 22 de julio de 2013

¡NO ESTABA EN EL SEPULCRO!

(Jn 20,1-2.11-18)


¡Estaba sorprendida!, María Magdalena no podía ni imaginar que el cuerpo de Jesús no estuviese en el sepulcro. ¿Dónde podía estar? ¡Menos, imaginar que hubiese resucitado! Luego, no sabían ni esperaban que Jesús resucitase, y, por supuesto, no habían entendido nada.

Sin embargo, Jesús les había cautivado y sus palabras les había dejado esperanzado el corazón. Aquel Hombre respiraba vida, y vida eterna. Vida que daba sentido a la vida y llenaba de esperanza y gozo el corazón. Y sin embargo no habían imaginado que estaba vivo.

Podemos, desde ahí, imaginar que supuso para María y los apóstoles despertar al conocimiento de experimentar que Jesús había Resucitado. Y, por supuesto, eso explica el despertar de sus vidas y la nueva orientación que emprendieron. El camino empieza con la Resurrección, y Resurrección significa nuevo comienzo, nuevo camino, nuevo hombre.

Al camino le precede el encuentro, y el encuentro se produce en la Resurrección. No obstante cuando celebramos, exultamos proclamándola como el fundamento de nuestra fe. Y es que sin Resurrección no se encuentra el camino ni se percibe meta. El camino es un camino de vivos, de Resurrección.

Gracias Señor por tus Palabras llenas de esperanza con las que me haces hijo de tu Padre: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios».

domingo, 21 de julio de 2013

EN MEDIO DEL RUIDO DEL MUNDO

(Lc 10,38-42)


Sin darnos cuenta y sin apenas tomar conciencia de quienes somos, el mundo nos envuelve y nos saca fuera de nosotros mismos. No hay tiempo para pensar, y menos para discernir qué es lo más importante. Nos ponemos en marcha sin saber muy bien qué hacemos o que merece la pena hacer.

Simplemente caminamos y caminamos, pero no sabemos muy bien a dónde nos conduce el camino. Y, pronto, nos damos cuenta de que nos angustiamos, nos desesperamos y clamamos ayuda para que el desasosiego no nos desequilibre y nos anule.

Marta experimentó esa experiencia en sí misma. Decidió que lo importante era servir, y olvidó escuchar. No observó que si no escuchas no aprendes a servir, porque la Palabra escuchada es la que te enseña y te prepara para cómo servir y cuándo servir. La referencia del servicio, es decir, del amor, la da Jesús, y eso significa que primero hay que escucharlo, y segundo también, porque la escucha dura todo el recorrido de nuestro camino.

María, sin embargo, eligió la mejor parte: "Escuchar". Escuchar, no a un cualquiera o prestigioso maestro, sino a Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios Vivo. Seguramente, María supo después el cómo y porqué del amor, y fue llena de la Gracia que la Palabra genera para concentrar la energía del servicio.

Quizás sea esa la lección de hoy: saber apartarse de los ruidos que nos amenazan, y encontrar la paz y la tranquilidad de escuchar la Palabra de Jesús, porque su Palabra es Palabra de Vida Eterna.

sábado, 20 de julio de 2013

LOS ATENDÍA A TODOS


(Mt 12,14-21)

A pesar de ser perseguido con mala intención, Jesús en su retirada va curando a todos aquellos que se les presentan en el camino. Él no tiene en cuenta los insultos y amenazas que le profieren, y procede con amor y misericordia.

Perdona Señor mis arrebatos. La mayoría de las veces no me puedo reprimir, y me desahogo despotricando contra todos aquellos que considero culpables de las injusticias que someten a los pueblos. Pero ocurre que yo tampoco estoy limpio de culpa.

Perdona también mi impotencia e indecisiones ante mis propias responsabilidades y, sobre todo, las autojustificaciones que las esconden tratando de autoengañarme. Perdona Señor mi pobreza y falta de valentía por no saberme enfrentar a mi soberbia y orgullo, y dar riendas suelta a mis sentimientos en perjuicio de los demás. 

Quisiera ser como Tú, y permanecer en silencio sin responder a los insultos y ofensas de los demás tal cual Tú has hecho. Tú, que eres el Único que puedes responder en justicia y verdad, dame la constancia y la capacidad de saber transmitirla y contagiarla.

viernes, 19 de julio de 2013

SE HACE HOMBRE PARA SALVARNOS

(Mt 12,1-8)


No viene Jesús a darnos una tabla de leyes que cumplir, y cumplidas se ha acabado la historia. No, Jesús viene a dar prioridad al hombre por encima de todo lo creado, y a proclamarle que es la criatura mimada y querida por el Padre, que envía a su único Hijo a decirles que los ama hasta ofrecer la vida de su único Hijo.

Todo está en función del hombre y para bien del hombre. Nada está por encima, y así, las cosas son para ser utilizadas buenamente para el provecho del hombre. No se puede supeditar a la norma, ni a leyes que lo esclavizan y lo rebajan a un segundo plano. El hombre es la criatura amada por Dios, y tanto es su Amor que entrega a su único Hijo a una muerte de cruz para redimirle y salvarlo.

Está fuera de toda duda que las leyes están para cumplirla, pero nunca pasando por encima del bien del hombre. Una ley que subordina o esclaviza o hace al hombre dependiente de ella, es una ley que debe abolirse, quitarse o saltarse, pues es el hombre el centro del Amor de Dios. 

El Señor nos enseña, con su Misericordia, a tomar conciencia de nuestros pecados, pero también a darnos cuenta que los demás, de nuestra parte, también necesitan comprensión y perdón como nosotros.

jueves, 18 de julio de 2013

¿CUÁL ES TU YUGO, SEÑOR?


(Mt 11,28-30)

Porque el Señor nos invita hoy a tomar sobre nosotros su yugo y aprender de Él que es manso y humilde. Pero también nos promete que hallaremos descanso para nuestras almas, porque su yugo es suave y su carga ligera.

No cabe duda que su yugo significa remar contra corriente, porque el mundo busca un yugo personal, hecho a medida de cada uno. Y la medida de cada uno se apoya en el bienestar personal indiferente a los demás. Un bienestar egoísta que busca la comodidad, la seguridad, el placer, riqueza y poder donde encontrar ser feliz. 

Seguir a Jesús supone aceptar su Plan de vida y cargarlo, y eso implica amar sin condiciones olvidándome de mí y dándome a los demás. Sí, el yugo se hace duro y pesado, pero Jesús no nos deja solo, va Él con nosotros y nos lo hace ligero y suave. Ese es el reto, caminar en la fe y la esperanza de saber que Jesús tiene Palabra de Vida Eterna.

miércoles, 17 de julio de 2013

LA SABIDURÍA ESTÁ EN TI



(Mt 11,25-27)

El mundo no lo cree así, pues estima y valora más según los títulos y la importancia de los conocimientos humanos. Para hacerte oír necesitas tener títulos y prestigio. Prestigio que te viene dado por los hombres, que solo escuchan lo que viene de los hombres, de los hombres según el valor que ellos mismos se dan.

Sin embargo, la verdadera sabiduría viene de Dios. Dios que es la Verdad Absoluta y que la da a la gente pequeña y sencilla. Vemos, pues, que ocurre lo contrario de los criterios del mundo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

No son los hombres los que tienen y saben de la Verdad, sino a quienes el Hijo se lo quiere revelar. Por eso, hablar en verdad requiere mucha humildad y saberse instrumento del Hijo que en el Espíritu que nos asiste nos revela el Camino, la Verdad y la Vida. 

Cuidado con aquellos que se erigen en portadores del saber y de la verdad alejándose del verdadero Espíritu que con el Padre y el Hijo contienen la Verdad Absoluta.

martes, 16 de julio de 2013

LAS TINIEBLAS NO CESAN DE DISTRAERNOS


(Mt 11,20-24)


La mentira alumbra la oscuridad porque no tiene luz de verdad. Y en la oscuridad nuestro camino es inseguro, confuso, dubitativo, inestable, perdido y falso. Falso porque no conduce a ningún lugar, se pierde en el vacío y nos precipita a la perdición.

Se presenta encumbrado en apariencia de maravilla, de felicidad, de promesas vanas y superfluas, pero no esconde sino perdición y muerte. Por eso, la Verdad tiene que ser proclamada para que no haya nadie que la ignore. Porque, aquellos que, porque la verdad no llegue a ellos, se vean precipitados al vacío, tendrán un juicio con menos rigor que los que rechazan la Verdad que les ha sido revelada.

Hoy, Jesús nos dice: «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras».

Es nuestra responsabilidad abrir nuestros ojos, al menos pedírselos a nuestro Padre Dios, para acoger con humildad y confianza la Palabra que Jesús nos revela, y en Él ser fortalecidos para vivirla y cumplirla.

lunes, 15 de julio de 2013

NO BUSCAMOS AMARNOS, SINO NEGARNOS

(Mt 10,34--11,1)

Esa es la cuestión, la búsqueda de nuestra propia negación. No se trata de encontrarnos con una vida más cómoda, más placentera y ausente de problemas, sino todo lo contrario. Jesús significa complicarse la vida, complicarse por los demás. Jesús significa vivir entre los que te enemistan, entre los que exigen tu perdón y tu propio olvido. Seguir a Jesús es vivir enfrentado por amor y en el amor entre los demás.

Y eso supone un seguimiento total. No puedes detenerte en tu padre, madre, hijos o hermanos. Nada ni nadie puede interponerse en tu camino hacia el Señor. Si así ocurre, se nubla el camino y se pierde la estela que alumbra tu seguimiento. Y sin Él nada tiene sentido.

Seguir a Jesús nos presenta un camino de contradicciones. Por un lado, nuestro propio ego nos inclina a buscar nuestras satisfacciones, nuestras apetencias e ir en sentido contrario nos supone esfuerzo. Olvidar todo eso cuando lo sentimos en nuestro cuerpo nos complica la vida, y darnos, matando nuestra soberbia, nuestra codicia y egoísmos, termina por matarnos.

Pero ese es el camino, morir a nosotros mismos. Quien se olvida de sí mismo y se da, gana la verdadera vida, más quien piensa en él y se procura su bienestar, la pierde. Así de duro y claro. El camino es darse como lo ha hecho nuestro Señor Jesús. Nos cuesta, es verdad, pero se puede si el camino lo hacemos con Él. Lo malo es querer recorrerlo nosotros solos.

¡Pero lo más sorprendente, detrás de esa negación encontramos lo que buscamos: la felicidad eterna!

domingo, 14 de julio de 2013

EL AMOR SE NOTA

(Lc 10,25-37)

No es, el amor, algo que se dice, se rumorea, se habla y nadie lo ha visto. No, el amor es algo que se nota en gran manera y se nota hasta el punto de producir efectos tan maravillosos como que cambia la vida de cualquier persona. Así, el amor que el Padre nos tiene a cada uno de nosotros, por insignificante que nos creamos, es tanto que nos hace importantes, grandes y dichosos hasta la eternidad.

Un amor que desborda hasta el punto de derramarse y contagiar a otros. Sólo si no nos llenamos en abundancia seremos capaces de no derramarlos e interrumpir la cadena de contagiar amor del bueno, del que nos transmite Jesús. Hoy, en su Palabra, nos transmite como hemos de vivir ese amor, y a través de la parábola del buen samaritano nos sienta el criterio de cómo hay que amar.

Pero, ¡abramos los ojos en el Espíritu Santo!, para darnos cuenta que cada día y a cada instante hay muchos prójimos que necesitan la asistencia de un buen samaritano. Porque soy un buen samaritano cuando estoy atento y respondo al saludo de los demás; cuando tomo conciencia que con quienes me relaciono son hermanos en Xto. Jesús, y reclaman todas mis atenciones; porque también, con y en nuestros blogs, damos nuestro servicio, nuestro tiempo, nuestro apoyo y compartimos nuestra fe... Hay muchos momentos de nuestro cada día en los que podemos ser un buen samaritano.
 


sábado, 13 de julio de 2013

DISCÍPULOS Y MAESTROS

(Mt 10,24-33)


Señor, si Tú has sufrido hasta una muerte de Cruz, y todavía hoy continúas sufriendo mis ofensas y también mis indiferencias; mis apegos y comodidades... ¿cómo pretendo yo tener un camino más cómodo? ¿Acaso soy mejor que Tú? ¿Acaso merezco más que Tú? ¿Acaso puede el discípulo y esclavo ser más que su maestro?

Descubre en mi corazón Señor la luz que ilumine mi vida para comprender que mi verdadero camino es un camino de Cruz como el Tuyo. Y dame la fortaleza de asumirlo y aceptarlo; de compartirlo y vivenciarlo en mi vida, porque amaré en la medida que serviré a mis hermanos.

Y para servir hay que igualarse porque, si estás por encima o por debajo difícilmente podrás servir. Mejor serás servido o servirás por obligación. El servicio se hace servicio cuando es desinteresado y gratuito, porque esa actitud revela que es por amor. De nos ser así es servidumbre por trabajo.

Lo que queda es lo que perdura, y nada perdura sino el amor. En el recuerdo permanecen los actos buenos que hacen las personas. Se habla de ellas, no por lo que han tenido sino por lo que han hecho de bueno, y es eso, el amor, lo que nos hace feliz. Por eso, solo seremos felices en el Amor de Dios y cuando descansemos en Él.


viernes, 12 de julio de 2013

OVEJAS EN MEDIO DE LOBOS



Mantener la prudencia y la sencillez es alto difícil en un mundo lleno de codicia, de avaricia y soberbia. Es casi una utopía, a menos que estés dispuestos a amar, porque solo el amor es capaz de vencer. Pero, ¿cómo amar y hasta cuando? No cabe duda que necesitamos una referencia y un modelo, y, claro está, que solo hay uno: Jesús de Nazaret, el único que ha vencido el desamor del mundo.

Hoy, el Señor nos dice: «Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. 

Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará. Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en ésta os persiguen, marchaos a otra. Yo os aseguro: no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre».

¿Estoy yo dispuesto a caminar prudentemente y sencillamente, injertado en Xto. Jesús, entre este mundo de lobos que me ha tocado vivir? 

Esa es la reflexión que el Papa Francisco también nos advierte:
Si queremos seguir a Jesús de cerca, no podemos buscar una vida cómoda y tranquila. Será una vida comprometida, pero llena de alegrías. Papa Francisco.
 

jueves, 11 de julio de 2013

UNA SEGURIDAD PARA ASEGURAR A OTRA



Nuestra vida se compone de superponer seguridades. Tras una seguridad pensamos en buscar otra que asegure a ésta por si la otra falla. Y así todo el mundo asegura lo que tiene por si las cosas cambian. No quiero reflexionar sobre si esto está bien o no, sino sobre la actitud de desconfianza en nuestra vida que nos inclina a prever y asegurar todos nuestros pasos.

A veces el camino se hace insoportable pensando que este paso puede ser fatal, o más allá puede acecharnos un peligro. Y pensamos en una póliza para el camino, la excursión o el viaje. Vivimos en constantes procesos de asegurar todos nuestros instantes, y sin embargo, sabemos que tarde o temprano todo fallará.

Por el contrario, hay un seguro que nos promete vigencia infinita y garantía infinita, y además, nos sorprende porque es gratis. ¡No cuesta nada! Y nos exhorta a no cuidarnos mucho ni prever sino lo suficiente: «Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento.

Tendremos seguro el salario, un salario de Vida Eterna prometida por quien puede prometerlo, pues Él ha Resucitado, y en Él todo se ha cumplido. Ocurre como siempre, somos tan ciegos que elegimos siempre lo peor, aunque aparentemente a nuestros ojos nos parece haber elegido bien.

miércoles, 10 de julio de 2013

¿SOY YO TAMBIÉN ELEGIDO?

(Mt 10,1-7)


Cuando alguien recibe una buena noticia, inmediatamente sentimos el deseo de comunicarla. Sobre todo a aquellas personas más próximas, porque, entre otras cosas, queremos compartirla y extender ese deseo de gozo y alegría a otros que sabemos que también gozan y se alegran.

Esa experiencia es común a todos los hombres y todos las hemos experimentados. De la misma manera, cuando la noticia es triste, también sentimos la necesidad de compartirla, al menos con las personas más allegadas e íntimas, porque de esa manera aligeramos el peso de la tristeza.

¿Cómo entonces no vamos a compartir y a proclamar la Buena Noticia de sentirnos salvados, redimidos, perdonados y amados por nuestro Padre del Cielo? Lo bueno es necesario conocerlo para quererlo, y la Noticia de que Dios es nuestro Padre y ha enviado a su Hijo para rescatarnos por el amor es la mejor noticia que podamos oír. Por eso, Jesús, llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. 

También nosotros, desde nuestro entorno, desde nuestras circunstancias y situación no podemos callarnos. Dependiendo de la llamada que el Espíritu nos aliente, debemos ser testigos gozosos de la Palabra de salvación que llevamos en nuestro corazón. Y experimentamos que cuando compartimos la fe, esta se fortalece.

martes, 9 de julio de 2013

¡CONTRADICCIÓN!

(Mt 9,32-38)

No parece lógico ni de sentido común que haya mucha gente que se confiese creyente, y luego, a la hora de arrimar el hombro no parecen tantos. ¿Cómo se puede entender esto? No se puede entender que en las Eucaristías dominicales, hablamos de España, asistan millones de fieles, se dice sobre unos ocho millones, y luego se pueda aprobar la ley del aborto.

No encaja ni cuadra que en un mundo creyente se descubra tantas injusticias, corrupciones y mentiras. Algo falla y el sentido común nos dice que no todo lo que parece es. Hay cosas que se contradicen y solo se entienden desde la realidad, que no son tantos como parecen. O dicho de otra manera, hay mucha ligereza en confesar la fe, pero poco compromiso en ser consecuente con lo que se confiesa. O también, mucha hipocresía. La realidad es la que Jesús nos dice: «La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies».

El problema es el de siempre, la falta de fe. No nos cuesta aparentar, quedar bien y... pero no damos el paso al frente. Las parroquias están desprovistas de creyentes comprometidos, y la sociedad también. No se distinguen los creyentes de los no creyentes. No hay suficiente levadura para fermentar la masa social que anda corrompida y perdida. Evidentemente, se necesitan más obreros.

lunes, 8 de julio de 2013

DIOS SE DEJA GANAR EN TU CONFIANZA

(Mt 9,18-26)


Lo único que tenemos es el gran don de la libertad. Por que Dios así lo ha querido, el único animal que es capaz de rechazarle e ir contra su Voluntad es el hombre. Podemos negarle la sonrisa al Señor y también contravenir sus mandatos. Por lo tanto, diríamos que a Dios le hace falta nuestra libertad. Él se ata las Manos ante nuestra libertad.

Es fácil suponer que, porque Él ha querido, lo que Dios estima mucho es nuestra confianza y nuestra fe. Es lo que realmente nos pide: "creer en Él". Así que un acto de fe y confianza le motiva y, diríamos para entendernos, le derrumba y le mueve a darnos tanto amor y misericordia.

No puede abstenerse de responder a esa confianza depositada por el magistrado para que acudiese a resucitar a su hija con solo la imposición de sus Manos. ¿Se puede tener mayor confianza? El evangelista Mateo resalta la obediencia pronta de Jesús al acudir a esa llamada: "Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos". De igual manera ocurre con aquella mujer que aprovecha su camino para alcanzarle y simplemente tocarle. Confiaba ciegamente que se curaría con solo tocarle.

Jesús, no nos pide grandes proezas ni éxitos, solo nos pide la libertad de nuestra confianza, que Él ha venido para salvarnos. Y estamos salvados si verdaderamente le creemos. Él nos moverá y nos guiará por caminos de amor y nos dará el poder de hacer lo mismo que Él hace. El magistrado y la mujer que padecía flujos de sangre nos lo descubren.




domingo, 7 de julio de 2013

ENVIADOS AL CAMINO

(Lc 10,1-12.17-20)


Este Evangelio nos viene bien a los caminantes, a todos los caminantes, pero de forma especial a los que caminamos por la 8ª etapa de "Caminemos juntos". Primero, no vamos por nuestra cuenta, sino que hemos sido enviados. Y eso cambia totalmente nuestro camino, pues cuando somos enviados vamos de parte de... y no en nuestro nombre.

Eso conlleva otra forma de ver el camino y de caminar. Somos caminantes que tienen que proclamar y comunicar una nueva forma de caminar y una nueva meta que alcanzar. Caminamos para anunciar la proximidad del Reino de Dios, y ese es el objetivo y fin de nuestro camino. No se trata llegar y acabar algo, sino de vivir el recorrido del camino anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios.

Vamos enviados, pero quién nos envía no nos señala simplemente el camino, sino que Él se pone en cabeza y nos sirve de guía. Así que no hay posibilidad de perdernos, de equivocarnos, de extraviarnos, a pesar de los peligros, de los lobos y dificultades que encontraremos en él. Vamos en paz y proclamando la paz, porque nos sabemos revestidos de Xto. Jesús y fortalecidos en la Eucaristía: en Él descansamos.

sábado, 6 de julio de 2013

EL AYUNO NECESARIO


(Mt 9,14-17

Consumir y consumir no es lo mejor ni lo más importante. Tanto consumir esclaviza, somete y hace adicción; acostumbra mal y genera dependencia. Ayunar de tanto consumo libera y desapega. Equilibra y fortalece y nos prepara para el camino de la cruz. La cruz que se nos presenta en el peregrinar de cada día hacia nuestra propia pascua.

Y se hace necesario nuevas formas de camino y ayuno. Ahora es tiempo de salvación, el Mesías está con nosotros y el camino demanda vinos nuevos en odres nuevos. No sirven tiempos pasados, tradiciones viejas ancladas en el tiempo y en el hombre viejo. Nace un hombre nuevo y una nueva forma de ayunar en el amor, el amor que libera y salva.

Porque el amor no cambia, sino crece en su relación de manifestarse, de vivir, de hacerse fraternidad. Se necesita ayuno de amor limpio y puro. Un amor desapegado y descontaminado de todo aquello que lo enturbia, que lo encierra en sí mismo, que lo hace egoísta y lo mata. Y la mejor manera de ayunar se apoya en el alimento del Pan y Vino transformado en el Cuerpo de Jesús. Ese ayuno Eucarístico transforma nuestro corazón de piedra en un corazón de carne y nos hace semejantes a Xto. Jesús.

viernes, 5 de julio de 2013

LA NECESIDAD DE SENTIRSE PECADOR

(Mt 9,9-13)

No es contradictorio sino necesario. Sentirse pecador es condición indispensable para tener la posibilidad de ser salvado. Para resucitar, primero habrá que morir, pues solo un muerto puede resucitar. De la misma forma, solo un pecador puede ser perdonado y salvado.

Por eso, a los ricos les es difícil sentirse pecadores. Se sienten poderosos, suficientes, sabios e intelectuales y no necesitados de perdón. En todo caso son ellos los que pueden perdonar. Su alta estima les enciende la soberbia y les cierra herméticamente sus corazones. Jesús nos lo advirtió: "Es más difícil..."

Jesús ha venido para salvar y redimir. Es lógico entender que su preferencia son los pecadores, y dentro de los pecadores, de forma especial, los pobres, los necesitados, los hambrientos y marginados. Son ellos los que más necesitan de su Misericordia, de su perdón, porque también la esperan, la buscan y la piden.

No quiere decir que por fuerza tengo que ser pecador, sino que lo soy por naturaleza, pues mis debilidades me descubren como tal. ¿Quién se libra de la carga de su cuerpo? Siento el aguijón de la carne, de mis apegos, de mis inclinaciones... Estoy marcado por el pecado original, y de él solo me puedo librar injertado en Xto. Jesús. Quien cree lo contrario u otra cosa irá por mal camino.

jueves, 4 de julio de 2013

EL CÓMO Y EL POR QUÉ

(Mt 9,1-8)

A la hora de proclamar el mensaje, dicho en forma más coloquial: "Venderlo", debemos buscar y utilizar todos los medios o formas que nos puedan ayudar a presentarlo claro y convincente. No lo sé, pero me atrevo a pensar que Jesús utiliza esta picaresca, entre paréntesis, para llegar de forma más clara a la gente. 

Sabe que los hombres no entienden sino de curaciones, de economía y de valores materiales. No miden sino por lo que ven, y lo espiritual, los pecados, no se ven. ¿Quién entonces puede perdonarlo? Eso solo incumbe y pertenece a Dios.

Jesús astutamente ante la presencia del paralítico, y viendo la fe de ellos, dijo al paralítico: « ¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados». Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Éste está blasfemando». Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados —dice entonces al paralítico—: ‘Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’»

Magistral la astucia y pedagogía de Jesús al presentarse como verdadero Hijo del Hombre e enviado a redimir los pecados del hombre para su salvación. Ante esta forma de hacer y actuar se queda uno sin palabras y solo una se puede pronunciar, así lo hizo Tomás: Señor mío y Dios mío.

miércoles, 3 de julio de 2013

LA POSIBILIDAD DE SER DICHOSO

(Jn 20,24-29)


No es una ocurrencia mía, ni tampoco una adivinanza. Son palabras pronunciadas por Jesús: «Dichosos los que no han visto y han creído». Es decir, que tenemos la posibilidad de ser dichoso si nos atrevemos a creer. Creer es un acto de empeño, de riesgo, de abandono en apostar y confiar en alguien. Creer en Jesús es fiarnos de su Palabra y depositar toda nuestra confianza en Él.

Todos estamos representados en Tomás. Somos de alguna forma tomasinos, por atreverme a decirlo de alguna forma. Nos cuesta creer, exigimos pruebas, garantías y testimonios para creer. Por eso Jesús que sabe cómo somos, se manifiesta en sus milagros, en sus apariciones, y nos da testimonio de lo que dice. En este apartado, Juan nos relata como Jesús reprende a Tomás su incredulidad y le testimonia su presencia.

¿No nos ocurre también eso a nosotros? ¿No dudamos muchas veces de la Palabra de Jesús? Y aun empeñándonos en creer, ¿no experimentamos la impotencia de vivir en su Voluntad? Nos damos cuenta, a poco que reflexionemos, que la fe y la fuerza para vivirla y ser consecuente con ella nos viene del Señor. Él es el motor y el móvil de nuestro ser.

Pero, lo importante que me gustaría destacar es la dicha que podemos alcanzar si abandonamos nuestra confianza en el Señor. Para eso tampoco estamos solos. Contamos con la Gracia y la asistencia del Espíritu Santo. Lo necesitamos, quizás como Tomas necesitó la intervención de Jesús. Dejemosno conducir, invadir por la acción del Espíritu y confesemos al Señor como: ¡Señor mío y Dios mío!

martes, 2 de julio de 2013

¿POR QUÉ SENTIMOS MIEDOS?

(Mt 8,23-27)

Supongo que los miedos son inherentes a nuestra propia naturaleza. Por ellos hacemos muchas cosas que nos viene bien y que de no tenerlos podrían perjudicarnos. Ya nos dice el refranero que hombre prudente vale por dos, y eso no es sino la prevención ante temores y miedos sobre los que nos pueda ocurrir.

Las seguidores y creyentes en Jesús no deberíamos sentir miedos, porque Jesús es el Señor a quien los vientos, las tempestades, todo lo creado se rinde a sus pies. Incluso la propia muerte. Él es el Señor de la vida y la muerte, y en Él nada debemos temer.

Nuestros miedos pueden convertirse en termómetros que miden nuestra fe, pues en la medida que puedan sobre nosotros nos dirán que nosotros dudamos mucho de Jesús. Ese es el pasaje del que nos habla hoy el Evangelio. Los discípulos sintieron miedo y despertaron a Jesús. Por un lado, dudan de que estando en y con Jesús les pueda pasar algo, pero por otro lado, le despiertan con la esperanza de que Él pueda salvarle.

Y hoy a nosotros nos ocurre igual. En la travesía de nuestra vida nos encontramos con muchas tempestades: contratiempos, dificultades, enfermedades, fracasos, mentiras... Y sentimos miedos, dudas y deseos de abandonar. Nuestra confianza y fe se tambalea y nos pasa por la cabeza el pararnos, el instalarnos, el buscar seguridades que luego experimentamos como falsas y aparentes.

Y volvemos nuestra mirada a Jesús. No hay otro, solo Él tiene Palabra de Vida Eterna.


lunes, 1 de julio de 2013

¿ES AL SEÑOR A QUIÉN BUSCAMOS?

(Mt 8,18-22)


El Señor continúa preguntándonos, hoy también, ante la insistencia de la gente que le asedia y le sigue. Jesús decide pasar a la otra orilla, y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas». Dícele Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Dícele Jesús: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos».

La pregunta está en el aire, y nos toca a cada uno de nosotros darle respuesta. Una respuesta que surja desde lo más profundo de nuestro corazón. Podemos preguntarnos cual es el móvil de nuestro acercamiento a Jesús. ¿Acaso es Él?, ¿o simplemente la oportunidad de verme con otras personas, distraernos  y pasarlo bien durante un rato que nos sirva de relajamiento y diversión?

Son preguntas que están ahí y que debemos urgar en nosotros hasta la raíz de lo más profundo. Porque sin darnos cuenta, podemos estar cerca, pero lejos; porque sin darnos cuenta, podemos sentirnos satisfechos pero autoengañados por las apariencias de ser y no ser. Porque no basta con decir: Señór, Señor... y considerarnos seguidores. 

Podemos partir y compartir el pan, pero más que buscar el verdadero Pan que nos alimente, buscamos nuestro propio pan particular que alimente nuestros intereses y egoísmos. No está mal el compartir y reunirnos, pues en eso está y consiste el amor, pero si es fundamental el móvil por el que lo hacemos: "Si no nos convoca Jesús, no hemos entendido todavía su mensaje".