martes, 31 de diciembre de 2019

EN ÉL ESTÁ LA ETERNA FELICIDAD

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Cada año experimentamos que termina una etapa de nuestra vida y surge en nuestro interior deseos de mirar atrás, de análisis y de hacer recuento de todo lo sucedido durante el recorrido anual. Sin embargo, poco nos sirve eso para avanzar. Es verdad que mirando hacia atrás podemos evitar errores hacia delante, pero, lo verdaderamente importante y válido es descubrir que el tiempo se detiene y se para y en Dios se hace eterno.

 Luego, vivir en esa esperanza de eternidad es lo vital e importante. Una eternidad que se hace presente en cada día y que llegará a ser gozosa y plena siempre. Ver y darle otro sentido es disparatado, absurdo y sin sentido, porque, la felicidad que el hombre busca, y esa es la realidad, está contenida en su eternidad.

Si no eres eterno, tu felicidad no vale, pues se acaba al estar marcada por la finitud. Todo gozo y felicidad está apoyado en la eternidad, porque, de no serlo, queda amenazada por la caducidad. Y lo que termina no te hace plenamente feliz. Si acaso por un determinado tiempo, y eso no colma tus deseos plenos de felicidad.

Por tanto, para eso, dice San Juan en su Evangelio: En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. 
Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba...

Tu felicidad está en Dios y mientras no lo veas así, al menor reza y pídele que te abra los ojos y la mente para que puedas entenderlo. Porque, todo en Él es Vida Eterna y todo lo que existe, incluido tú, ha sido creado por Él. Fuera de Él no hay nada y todo está condenado al fracaso y a la muerte que significa estar excluido de su amor. Un amor que tú voluntariamente has querido, por tu condición de ser libre, rechazar.

lunes, 30 de diciembre de 2019

TODO SEGÚN EL PLAN DE DIOS

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Lc 2,36-40
Todo se desarrolla según el Plan de Dios. José y María se someten, como cualquier familia, a la ley y van cumpliendo con todo lo previsto por ella según las etapas de la vida de Jesús. Hoy toca ir al templo para cumplir con el rito del primogénito y allí se presenta la Sagrada Familia. En los diversos momentos que José y María van realizando todo lo que la ley manda experimentan acontecimientos extraordinario que les sorprenden y les llenan de gozo.

Desde la visita de los pastores, los Reyes Magos, los ángeles, el anciano Simeón y otros son experiencias que les maravillan. Y hoy nos cuenta el Evangelio de Lucas: Había también una profetiza, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

Es revelador experimentar que cuando te llenas de Dios tu corazón derrama por tu boca todo ese gozo y deseo de anunciar la Buena Noticia del nacimiento del Niño Dios. Y eso debe servirnos, como signo a experimentar, si realmente nosotros, como la profetiza Ana, anunciamos lo que, primero, experimentamos en nuestros corazones. Porque, no podrás anunciar lo que primero no se experimenta y se vive dentro de tu propio corazón. 

Ese es el testimonio que nos deja la profetiza Ana que, tras quedarse viuda dedicó toda su vida a ofrecer ayunos y oraciones alabando al Señor en el templo. Y cuando llegó el momento hablaba a todos de esa experiencia que había vivido al serle revelada la presencia del Niño Dios.

domingo, 29 de diciembre de 2019

LA FAMILIA, CÉLULA DE LOS PUEBLOS


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Mt 2,13-15.19-23
Los pueblos son el resultado de muchas familias juntas. Es decir, el asentamiento de familias en el lugar determinado por intereses comunes y donde pueden trabajar y procurarse el sustento diario da lugar a aldeas, pueblos y ciudades en proporción a su importancia y a la riqueza de los lugares escogidos. Y los pueblos constituidos en un territorio común formas las naciones. Esto significa que la familia tiene una vital y trascendente importancia en la vida de los pueblos del mundo.

Pero, más importante es el devenir y vivir de cada familia, porque, en la medida que la salud de cada familia sea la de una educación sana y apoyada en las buenas costumbres donde el respeto al otro y la justicia estén apoyadas en la verdad, la fraternidad entre todas será buena y en paz. Deducimos, pues, que dependiendo de la buena salud de la familia, así serán los pueblos que por ellas estén formados.

Dios piensa en una familia para su Hijo y, encarnado en Naturaleza humana, Jesús, el Hijo de Dios, nace en el seno de una familia común, pobre y sencilla. José es el varón elegido y María, la madre. Jesús, el Hijo, es concebido en el seno de María, su Madre, por obra y Gracia del Espíritu Santo, por lo que José es el padre adoptivo al que se le anuncia en sueno por el ángel que es obra de Dios. Y José acoge, acepta y cumple esa misión que Dios le asigna. Es el protector de la Sagrada Familia y ejemplo para todos los cristianos de esposo y padre.

La familia no puede vivir sin la presencia de Dios en ella. Pueden ser unos esposos y esposas buenas, pero sin la presencia de Dios no habrá luz suficiente para caminar por los caminos que la vida nos presentan. Cuando Dios no es el centro de la vida matrimonial las seducciones del mundo y las ambiciones personales y egoístas terminan por desestabilizar la convivencia matrimonial. La Sagrada Familia es luz para todas las familias porque en ella está la Luz que ha venido a salvar al mundo.

sábado, 28 de diciembre de 2019

Y NADA HA CAMBIADO

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Mt 2,13-18
Todo sigue igual. Nada ha cambiado y se siguen matando a niños inocentes dentro del seno de sus madres como también afuera, donde son víctimas de la ambición de los poderosos que, rechazando a Dios, tratan de someter al mundo y a las personas según sus caprichos, ambiciones e intereses. Así sucedió en tiempos de Jesús cuando, avisado en sueños por el ángel del Señor, José huyó a Egipto para evitar que mataran a Jesús.

Poco, como decíamos al principio, ha cambiado. La ambición del hombre se resiste a dejar el poder y someter a los demás. Rechaza a Dios y se cree más fuerte que Él. Cree en el poder humano pensando que es superior al poder de Dios. Por eso, le rechaza y se resiste a aceptarlo como Señor de todo lo visible e invisible. Es la necedad de creerte suficiente y capaz de dirigir tu vida. Es la necedad de creerte en posesión de la verdad que tú mismo decides y quieres de acuerdo con tus egoísmos. Es la necedad de dar satisfacción a tus apetencias y satisfacciones por encima de los demás.

José refleja y trasmite todo lo contrario, busca el bien de María y José y arriesga su vida para protegerles y salvarles. José escucha a Dios y se compromete en fiel obediencia en cumplir su Voluntad. porque, sólo la Voluntad de Dios busca el bien de todos los hombres. Jesús, ese Niño Dios que queda al resguardo de José durante los años de su niñez y juventud, es el que va a ser la Luz, el Camino, la Verdad y la Vida para alumbrar al mundo el camino de Salvación.

viernes, 27 de diciembre de 2019

JUAN, TESTIGO DIRECTO

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Jn 20,2-8
Juan había compartido muchos días con Jesús. Había sido testigo directo tanto de sus Palabras como de sus Obras. Era evidente que conocía bien a Jesús como persona muy cercana e íntima con Jesús. Supongo que es obvio pensar que Juan se inventa lo de Jesús y que nada bueno desde el punto de vista crematístico y de interés humano puede sacar. Proclamar que Jesús ha resucitado sólo le traerá, hablando desde el sentimiento y egoísmo humano, complicaciones y fatigas. Luego, nos preguntamos, ¿qué saca con declarar que Jesús ha Resucitado? Sin lugar a duda, Juan dice la verdad y es testigo directo de la Resurrección de Jesús.

Lo ha visto, lo ha tocado y ha hablado con Él, pero, sobre todo, le ha escuchado. Y se ha dado cuenta, iluminado por el Espíritu Santo, que significaba todo aquello que Jesús le había dicho y que, posiblemente junto a los otros discípulos, no habían entendido. Oída la noticia que les trasmite María Magdalena, Pedro y Juan salen corriendo. Sus corazones igual que no llegan a comprender lo de la resurrección, tampoco puede entender que Jesús haya muerto para siempre.Están temerosos, pero también inquietos y, sobre todo, esperanzados.

Quienes salen corriendo y desesperados de presenciar lo que una mujer les ha comunicado descubren que andaban ansiosos y esperanzados de que algo sucediera. Sí, así también me siento yo. Jesús ha Resucitado y esa es la Buena Noticia que recibimos y acogemos todos los días en nuestros corazones. Jesús Vive y está, ahora y siempre, contigo si tú como yo somos capaces de abrirles nuestros corazones. Él esperará hasta que tú tomes esa decisión. Nunca te violentará ni te presionará. Esperará tu decisión libre y, por amor, sin presión. Te ama tanto como a sí mismo, hasta el punto de comunicarte su Gracia cuando, porque tú le abres tu corazón, te abraza fuertemente.

Por eso, al responderle al Señor y a acogerle, su Gracia te inunda y te da su divinidad haciéndote como Él, su hijo y criatura por las que ha entregado a su Hijo para que con su Pasión, Muerte y Resurrección, tú y yo podamos recuperar nuestra dignidad filial perdida por el pecado.

jueves, 26 de diciembre de 2019

GRACIAS A LOS PRIMEROS CRISTIANOS

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Ahora nos parece fácil, sobre todo los que hemos nacidos en países cristianos, oír hablar de Jesús. Parece que así ha sido toda la vida, pero la realidad es otra. Gracias al testimonio y valentía de los primeros cristianos conocemos la grandeza de Jesús y tenemos la posibilidad de pedir el don de la fe. Ellos, arriesgando sus vidas han posibilitado que el anuncio de la Buena Noticia llegue hasta nosotros.

San Esteban, el primero en dar testimonio y proclamar a Jesús como el enviado, el Hijo de Dios Vivo, el Mesías esperado y prometido, y ese testimonio le costó su vida. Fue el primer mártir y con su sangre ha posibilitado que hoy también nosotros conozcamos al Señor como el Salvador que nos libra del pecado y de la condenación. 

Todo lo que hoy tenemos y conocemos se lo debemos en parte a los primeros cristianos y en esa misma dinámica también nosotros tenemos la responsabilidad de transmitir la Buena Noticia a los demás. Eso nos obliga a poner en juego todas nuestras cualidades y talentos para el bien de los demás. La posibilidad de que los demás conozcan a Cristo se debe en parte a nuestro compromiso de bautismo. Hemos recibido al Espíritu Santo para que nos asista y nos dé la fortaleza necesaria para resistir todos los embates y sacrificios que, proclamar el Evangelio, nos ocasiona.

Precisamente, hoy en el Evangelio nos lo recuerda Jesús: «Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará».

miércoles, 25 de diciembre de 2019

JESÚS, EL HIJO DE DIOS, SE HACE HOMBRE

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Jn 1,1-18
Dios, compadecido del pecado del hombre y de su esclavitud, se hace hombre y acampa entre nosotros. En Nacimiento del Niño Dios significa eso, la grandeza del Amor de Dios para, encarnándose en Naturaleza humana, hacerse hombre para, estando entre nosotros, enseñarnos el camino de liberación de nuestra esclavitud y divinizarnos eternamente. Esto quiere decir que, Dios nos hace, por los méritos de su Hijo, que se ha hecho hombre, divinos como Él y nos da la Vida Eterna en plenitud de gozo y felicidad.

Realmente, ¿nos enteramos de lo que significa esto? ¿Tomamos conciencia del Amor de Dios y de lo que nos da? ¿Acaso queremos otra cosa que no sea esa? Pues, si somos capaces de asimilarlo un poco tengamos en cuenta que hoy celebramos ese Nacimiento del Hijo de Dios con el que empieza nuestra salvación. ¡Bendito y alabado sea el Señor!

Tomemos conciencia que cada instante de nuestra vida en el que seamos amor para los demás, estamos asemejándonos a Dios y siendo como Él. Esa es su Voluntad, que nos amemos unos a otros como Jesús nos ha enseñado y nos enseña cada día en y con su Palabra. Dejemos que nuestros corazones se abran a esa Luz que hoy celebramos como lumbrera del mundo y que cada día de nuestra existencia hagamos el esfuerzo de amar como Él nos ama. Feliz Navidad.

martes, 24 de diciembre de 2019

CÁNTICO DE ZACARÍAS


Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;

realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

lunes, 23 de diciembre de 2019

SIGNOS Y SEÑALES DE DIOS

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Lc 1,57-66
Posiblemente no te hayas dado cuenta, o, quizás no estés atento a lo que sucede en tu vida. Muchas de las cosas que suceden las atribuye a la buena o mala suerte, y no percibes que quien te ha creado también está pendiente de ti. Ten en cuenta que tienes libertad para hacer lo que te conviene o para hacer lo que tú crees que es lo mejor, pero, entérate que siempre tendrás equivocaciones y errores que pueden hacer que tu vida peligre y se pierda.

Las cosas no suceden porque sí, sino porque tú permites que sucedan algunas y otras, quizás, no puedas evitar. Pero, tanto en unas como en otras Dios está presente. Las que tú eliges, Dios te las respeta, pero las que suceden y tú no puedes evitar, Dios las utiliza para que tú le saques también provecho y puedas aprender y darte cuenta de lo verdaderamente importante en la vida. 

Por ejemplo, lo de Zacarías, que dudó de la intervención de Dios en la concepción de su mujer Isabel, pues era estéril y mayor, Dios le dejó en silencio un tiempo - sin poder hablar - para que Zacarías se diese cuenta de que para Dios no hay nada imposible. Y Zacarías respondió dándose cuente y aprendiendo la lección. Así también suceden muchas cosas en nuestras vidas y debemos estar atentos a descubrirla y a ver que Dios actúa cuando le abrimos nuestros corazones.

Muchas cosas de mi vida esta la impronta del Señor y muchas veces me pregunto que sigo vivo porque Dios ha querido sostenerme con vida. Pero, no sólo eso, sino también en otros aspectos que he podido superar y hacerlo con esperanza porque Dios me ha fortalecido y me ha sostenido. Porque, como Zacarías, tú y yo y todos le importamos mucho a Dios nuestro Padre. Ya lo dijo cuando señaló a Juan como el más grande - Mt 11, 2-11 - nacido de mujer, añadiendo inmediatamente que el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.

domingo, 22 de diciembre de 2019

JOSÉ, FIEL Y DISPONIBLE A SERVIR A DIOS

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Mt 1,18-24
Parece lo normal y hasta fácil que José aceptara María. Quizás con el tiempo y oyéndolo muchas veces nos parece que tenía que ser así casi por obligación. Nos parece que así tendría que ser la historia y ya casi por rutina lo vemos como algo muy normal. Sin embargo, si nos paramos a pensar un poco en ese acontecimiento comprobamos que no parece tan fácil como nos hemos acostumbrado a verlo desde lejos.

Lo primero que se me ocurre es que no es normal aceptar a la que va a ser tu esposa en cinta. Eso supone una infidelidad y un grave problema. María tiene ese problema de entrada, ¿cómo lo aceptará José? Y José reacciona como se esperaba. No lo entiende y, siendo un varón justo la repudia en secreto para evitar que corra peligro. Ambos experimentan una extraña y complicada situación y el Señor decide intervenir para solucionarla. José es avisado en sueños que el Niño que se espera, y le revela que es un niño, es obra del Espíritu Santo y, por lo tanto, obra de Dios.

Dios tiene un plan para María como Madre de Dios y también otro para José, como padre adoptivo de Jesús y esposo de María. Y, lo hermoso, es que ambos responden a la llamada de Dios. La fe de María posibilita la Encarnación del Dios hecho Hombre, y la fe de José que Jesús se eduque en el seno de una familia y tenga un padre y una madre. José, avisado en sueños, es fiel y se abre en una actitud de disponibilidad para servir al Plan de Dios.

Ahora, ellos ya han respondido y, con su respuesta de fe han posiblitado el Plan de Salvación de Dios para todos los hombres. Pero, tú y yo también tenemos ese aviso, bien directo de Dios o indirecto a través de algún testimonio o de la misma Iglesia que nos descubre lo que Dios quiere de ti y de mí y lo que nos ha preparado para recibirnos con los brazos abiertos y lleno de Amor. En la parábola del hijo pródigo o padre amoroso - Lc 15, 11-32 - nos lo manifiesta claramente. Dios espera nuestra respuesta y sólo de ti y de mí depende. 

sábado, 21 de diciembre de 2019

LA FE DE MARÍA E ISABEL

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Desde hace algunos años he descubierto, por la Gracia de Dios, el misterio que se realiza en el acontecimiento de la visitación. María acude, avisada por el ángel Gabriel de que lleva ya seis meses de embarazo , a casa de su prima Isabel para servirle durante el periodo de gestación. Y se produce algo admirable que me deja maravillado y extasiado. 

¿Cómo Isabel descubre que en el vientre de María está el Hijo de Dios cuando dice: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».

¿Puedes darle una explicación racional a ese hecho histórico? ¿O lo justifica mirándolo de lado y tomándolo como una leyenda, cuento o lo que te parezca? En el rezo del santo Rosario ocupa el segundo misterio de gozo. Y es que es realmente un misterio y un milagro que Isabel pudiera saber que su prima María estaba también en cinta del Hijo del Altísimo.

A veces buscamos pruebas y hechos que nos den razones para creer y pasamos por encima de ellas sin ni siquiera mirarlas o detenernos a pensar. Como este acontecimientos hay muchos que llenan la vida de nuestro Señor. Y no digamos de sus milagros, los que sabemos por medio de los Evangelios, porque, seguro que hay más que no se han escrito, pues se harían interminables.

La fe de María es grande y por esa fe entra la salvación en el mundo. También, Isabel, su prima, cree y sabe, por la acción del Espíritu Santo, que la promesa de Dios a María se cumplirá. Y esto no lo puede saber sino también por la acción del Espíritu. Son dos ejemplos y testimonios que nos pueden servir para también ablandar nosotros nuestros corazones y confiar en la Palabra de nuestro Padre Dios.

viernes, 20 de diciembre de 2019

LA PROMESA FUE CUMPLIDA

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Lc 1,26-38
Dios había hecho una promesa a su pueblo. A ese pueblo elegido en Abraham - Is 7, 14. 11, 1-5. - y llegado el momento se cumple en María, la elegida, la llena de Gracia. El Evangelio de -  Lc 1,26-38 - nos descubre el momento de la Anunciación del Ángel Gabriel: Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Dios cumple lo prometido y eso nos da confianza y fortalece nuestra fe. Y lo hace de una forma sencilla, humilde, pobre y sin llamar la atención. Nace entre los pobres y son los pobres los más predispuestos a acogerle y recibirle. ¿Por qué? Porque, un corazón pobre es un corazón abierto, disponible y necesitado de amor. Un corazón pobre se reconoce pecador y necesitado de perdón y de amor. Y eso sólo se encuentra en Dios. Un Dios que se hace Niño y, encarnado en Naturaleza Humana, se hace presente entre nosotros.

Y María encarna todo eso que necesita el Niño Dios para hacerse presente entre nosotros. Es humilde, sencilla, pobre y abierta a la verdad. Recibe al Señor y queda llena de Gracia. El Señor está con ella. Y es ejemplo también para nosotros y nos sirve de guía y de camino para, pareciéndonos a ella poder llegar a su Hijo. María es espejo de humildad, de sencillez, de docilidad a la Palabra del Señor, de perseverancia y de fe. María es también nuestra Madre y corredentora con su Hijo Jesús de nuestra liberación. 

jueves, 19 de diciembre de 2019

¿ESTAMOS DISPONIBLES A LAS SEÑALES DEL SEÑOR?

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Lc 1,5-25
Es verdad que en la vida nos encontramos como muchos signos y señales de todo tipo. Incluso, ¿cuántas veces hemos soñados sobre algo que no entendemos o que creemos que va a suceder? Quizás, porque no entendemos nada, dejamos de insistir o pensar en ello. En otras palabras, pasamos de largo. Seguimos nuestra intuición y cerramos nuestros ojos a todo aquello que no entendemos.

Zacarías, de quien nos habla el Evangelio de hoy, actuó de esa manera. Deseaba un hijo y lo había pedido al Señor, pero, a la hora de la verdad, y siéndole concedido, tuvo sus dudas y quiso saber de qué manera iba a suceder eso, pues le parecía imposible debido a la vejez y esterilidad de su mujer. Esa duda en el Poder de Dios, para el que no hay nada imposible, le silenció su boca hasta que comprendió y creyó en el Poder de Dios.

¿Qué significa esto para nosotros? La pregunta que debe interpelarnos puede ser: ¿Creo yo en el Poder de Dios y que también me habla a mí? O, ¿creo que significo algo para Dios y que, por tanto, me habla y quiere algo de mí? Cómo Juan, ¿tengo yo algo que hacer y preparar para la venida del Señor? ¿Acaso debo preparar mi corazón y disponerme a abrirlo para acoger y alojar al Niño Dios que me invita a renovar mi endurecido corazón en un corazón suave y manso?

miércoles, 18 de diciembre de 2019

MARÍA, CUNA DEL NIÑO DIOS

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(Mt 1,18-24
María ve interrumpido sus planes ante la visita del Ángel Gabriel que le anuncia la elección de Dios para ser la Madre de su Hijo. Aceptar esa elección significa romper sus planes. ¿Qué dirá José, con quien está desposada y comparte un proyecto de vida común, ¿Qué pensarán sus padres, familiares, amigos y el mismo pueblo al observar su estado? La situación es enormemente complicada.

Sin embargo, ante todas estos inconvenientes y dificultades, María pone primero el Plan y la Voluntad de Dios. Abre su corazón a la disponibilidad de aceptar y responder a ese Plan que Dios ha pensado en ella. Gracias a María y a José la familia de Nazaret está preparada para servir de cuna, de hogar y de amor para que el Niño Dios crezca en estatura, sabiduría y gracia.

Pero, por otro lado, José entiende en sueños, por la Gracia de Dios, que lo que está ocurriendo en María es obra del Espíritu Santo. Confiado en la bondad y verdad de María, José se abre al Plan de Dios y cumple su Voluntad. A pesar de no entender se fía de su Palabra y acepta, por la fe, obedecer lo que Dios le propone.

Ahora, ¿qué hacemos nosotros? ¿Estamos también en esa disponibilidad y actitud? ¿Queremos nosotros también abrir nuestros corazones al Plan de Dios en nuestras vidas? Es esa la reflexión que trato de hacer delante de Dios y, abandonado en sus Manos, confiar en su Palabra y su Amor.

martes, 17 de diciembre de 2019

ORIGEN Y TRANSMISIÓN

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Mt 1,1-17
El origen de Jesús está enraizado en las raíces mesiánicas del pueblo judío. Desde Abraham hasta David - catorce años; desde David hasta la deportación a Babilonia - catorce años -  y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo Jesús - catorce años -. Y a través de esta sucesiones y etapas se iba transmitiendo los anuncios mesiánicos que han seguido, a través de la Iglesia, hasta nuestros días.

De esta forma, también nosotros tenemos la responsabilidad de transmitir este Anuncio de la Buena Noticia desde el momento que quedamos injertados por el Bautismo en el pueblo de Dios. Por tanto, se hace necesario conocer el origen de nuestra fe para poder transmitirla con conocimiento y responsabilidad. Dios se ha querido revelar a través de un pueblo elegido con todos sus problema y vicisitudes. 

Un pueblo que necesita creer y apoyarse en la Palabra de Dios, que nos viene anunciada, primero por los profetas y luego, preparado el camino por Juan el Bautista, por el Mesías y Salvador, que, no sólo la Anuncia, sino que también con sus Obras y Vida le da cumplimiento. Un Mesías nacido del pueblo elegido y de la promesa hecha a Abraham.

Un Mesías y libertador que nos libera de la esclavitud del pecado que nos somete y nos tienta a través del recorrido de nuestra vida. 

lunes, 16 de diciembre de 2019

NO HAY OTRO CAMINO SINO LA FE

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Mt 21,23-27
Cuando quieres actuar por cuenta propia fracasas. Me refiero con respecto a Jesús. Quieres entenderle y es como querer entender la creación del mundo. ¿De veras, la entiendes? Puedes imaginar, deducir, pensar y suponer, pero entender nunca. San Agustín ya lo dijo valiéndose de aquel niño que quería meter toda el agua del mar en un pequeño agujero en la arena de la playa. Dios no sobrepasa y la única manera de, por su Gracia, poder entenderle es, ahora, ya, fiarte de su Palabra y creer en Él.

Pero, creer es creer. No es tratar de intentarlo a ver si hay suerte o jugar a ver si sale. Todos los que lo han hecho así no han visto ni experimentado nada. Jesús, el Hijo de Dios, sabe la última intención de tu corazón y el convencimiento de tu petición. Todo el que lo ha hecho con sinceridad y fiándose del Señor ha tenido resultado. Y resultado seguro, créelo. No todo el que toca el manto del Señor es curado, se necesita fe y Jesús lo sabe y lo siente. Así ocurrió con aquella mujer -Mc 5, 25-34- que padecía flujos de sangre.

¿Qué crees que pasó? ¿Acaso no había tocado muchos a Jesús durante el camino? Iba un gran gentío y lo oprimían al caminar, lo normal que haya roces. Pero, Jesús sintió un toque en su manto y una energía que había sanado a alguien, y quería manifestarlo y presentarla como testimonio. Porque, la fe de aquella mujer era de verdad. Pensaba que tocando el manto de Jesús podía quedar curada, y se esforzó y arriesgó a ser descubierta. Ya saben lo que sucedió si leen esos capítulos de Marcos.

¿Y cómo es tu fe y la mía? ¿Es como la de aquella mujer? ¿Crees que Jesús es tu solución a pesar de que tu camino tenga cruces? ¿Cres que detrás de tu camino de cruz, igual que el de Jesús, está la sanación de tu enfermedad - la muerte -? ¿Crees sinceramente que tu dolor y sacrificio por amar y darte a los demás tendrá la misma recompensa que la fe de aquella mujer? Pues, sí, es así. Nuestro camino es creer en Jesús y pedírselo todos los días y esperar a que Dios te responda. La respuesta es segura, pero el momento y la hora no sabemos. Necesitamos creerle y confiar en Él.

domingo, 15 de diciembre de 2019

JUAN SEÑALA A JESÚS COMO EL MESÍAS

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Mt 11,2-11
Juan había confirmado a Jesús en el bautismo del Jordán: Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo’» (Jn 1,33). Pero, estando en la cárcel quiere saber si realmente Jesús es el prometido o hay que esperar a otro. Envía a sus discípulos y la respuesta que recibe de Jesús es: «Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!».

Jesús no se afirma como el Mesías, sino que deja que tú y yo lo descubramos. Lo mismo hizo con Juan el Bautista. Eso sí , nos presenta su Vida y sus Obras. Esa es la respuesta que envía a Juan. Y Juan lo entiende y queda en paz. Ese es realmente el Mesías que había de venir y que estaba anunciado en las Escrituras. Ahora, te toca a ti y a mí responder. Juan ya lo hizo, pero, tú y yo estamos también seguros y confiamos en el Señor. De nada vale confesarlo con tus palabras si tu vida y tus obras no lo corroboran.

Jesús es el Señor. Nadie ha podido hacer lo que hizo y lo que hace cada día desde el Cielo. Él está vivo y camino contigo y conmigo. Su Amor y su Misericordia son Infinitas. Y en la Iglesia lo descubrimos a través del testimonio de muchos santos que, con sus vidas, nos ayudan a descubrirlo. Jesús nos enseña a amar como Dios nos ama. Él es el ejemplo del mandamiento nuevo que Dios quiere que vivamos: "Amar como Él nos ama y nos enseña por medio de su Hijo.

Nadie puede compararse con Jesús. Resulta paradójico que admiremos a mucha gente por lo que han hecho en este mundo y no descubramos la grandeza incomparable del Poder y el Amor de Dios. Jesús es la imagen visible de ese Dios invisible que no vemos, pero que experimentamos en el Amor de Jesús.

sábado, 14 de diciembre de 2019

TODO ESTÁ CONSUMADO

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Mt 17,10-13
La sexta palabra que Jesús pronunció en la Cruz fue: "Todo está consumado". Su Obra había terminado y el Anuncio de la Buena Noticia había llegado a su consumación. Un mensaje que estaba siendo certificado y corroborado, no sólo con su Palabra sino de manera extraordinaria con sus Obras y con el precio de su Infinita Vida que salda y paga nuestro rescate de la esclavitud del pecado.

No hay más, todo ha sido revelado y ofrecido gratuitamente con el precio de la Vida entregada en una muerte de Cruz. El Mesías ha llegado y ha sido presentado, pero, el pueblo de Israel no lo ha aceptado. Esperaban un mesías según sus proyectos e ideas. Un mesías poderoso, fuerte y capaz de someter al pueblo invasor y liberarlos del dominio romano. 

El problema, al igual que lo tuvieron los contemporáneos de Jesús no es otro sino el del poder y la fuerza. Ellos como nosotros ahora queremos un Mesías con poder y con fuerza para expulsar a los invasores y vencer a los que pretenden dominar el mundo. Ellos, igual que nosotros, queremos un Mesías que no se deje someter y menos condenar. La muerte en la Cruz fue un escándalo para los que esperaban un mesías triunfador y vencedor. Y para nosotros también. Nos cuesta entender la Pasión y la Muerte de Jesús, el Hijo de Dios.

El problema es siempre el mismo. Nos cuesta, Señor, aceptar tu Amor. No tanto el que Tú nos das, cuanto el que Tú nos invitas a dar. Nos cuestas, y además no lo entendemos, amar al enemigo. Es algo que no nos cabe en la cabeza, y es que un mesías aparentemente vencido y derrotado no estaba en nuestra imaginación ni en nuestra mente. No nos hemos dado cuenta que todo ha sido ya previamente preparado por Juan y que el camino sigue abierto para que lo recorramos cada uno. 

La invitación es personal y comunitaria. Dios nos quiere como pueblo, pero también a cada uno de los que lo forman. Estás invitado. Abre tu corazón y acepta el camino de conversión que te anuncia Juan el Bautista y que Jesús inicia con su Vida pública.

viernes, 13 de diciembre de 2019

AUTOTRAICIÓN

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Cuando algo nos incómoda y nos exige, hasta el punto de salir de mis ideas, de mis proyectos, de mis dudas y miedos, de mis vacíos, de mis comodidades y de mí mismo, me autoengaño y distorsiono la realidad tratando de justificar mis actos en favor de mis conveniencias. Ese actuar de una forma espontánea y natural, llevado por mis inclinaciones y apetencias,  se denomina autotraición. Distorsiona la realidad acomodándola a mis intereses.

Es eso lo que nos ocurre ante el anuncio que nos compromete y nos invita a cambiar de rumbo en nuestra vida. Hablamos de conversión y de cambio de vida. Es lo que nos propone Juan el Bautista ante la inminente venida del Mesías que él anuncia y proclama. Juan prepara así el camino para la venida del Señor. Pero, ¿nos abrimos nosotros a ese anuncio preparándonos para la venida del Señor? ¿Disponemos nuestros corazones y hacemos espacio para que nazca el Señor habilitándole el lugar principal y dirija nuestras vidas? ¿O por el contrario le habilitamos un lugar sin mucha importancia, donde pasa desapercibido, ocupando nuestras apetencias, satisfacciones, consumo y diversión el mejor lugar?

Hoy nos ocurre algo parecido a lo que Jesús nos dice en este Evangelio. Actuamos de la misma forma ante el anuncio de Juan, y nos autotraicionamos justificándonos la radicalidad y austeridad que Juan nos propone como algo conservador, del pasado y regresivo. Pero, viene Jesús, y ante su Anuncio de la Buena Noticia le criticamos porque nos parece que sólo se aprovecha y se dedica a comer, a beber y a reunirse con la gente pecadora y de dudosa condición. Al final, con tal de salir con la nuestra y hacer lo que nosotros queremos, criticamos todo los que nos llega y no coincide con mis intereses y egoísmos.

Y entre nosotros mismos, muchos que nos confesamos cristianos, permanecemos inamovibles en nuestras actitudes y cerrados a la acción del Espíritu Santo. Es posible que no podamos hacer nada más, pero, ¿estamos seguros de eso mientras hay mucha gente que sufre? ¿Ponemos todo nuestro esfuerzo y talentos recibidos en beneficio y para el bien de los de más.? Son preguntas a las que debemos de dar respuesta.

jueves, 12 de diciembre de 2019

JUAN, EL QUE PREPARA EL CAMINO

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Mt 11,11-15
Todos podemos descubrirnos en Juan porque, como él, tenemos la misión y la necesidad de preparar el camino de nuestro propio corazón y también el de aquellos que se relacionan con nosotros. Precisamente, este tiempo de Adviento nos anuncia y nos previene a prepararnos para acoger en nuestros corazones el nacimiento del Niño Dios. Porque, Jesús, el Dios hecho Hombre, nace cada día en nuestro corazón y nos alimenta y fortalece para anunciar en todos los acontecimientos de nuestro vivir diario que Él da verdadero sentido a nuestra vida y la llena de esperanza y de gozo eterno.

Un gozo eterno que no podremos encontrar en las cosas de este mundo. Porque, son caducas y no nos dejan satisfechos plenamente sino, a medias y temporalmente. Por eso, siempre queremos más, como dice esa famosa canción.  Ahora, tiempo de Adviento se nos presenta un tiempo adecuado para preparar nuestro corazón a acoger el Anuncio de la Buena Noticia de Salvación. Una Buena Noticia que se resume en que Dios, nuestro Padre nos Ama. Nos Ama con mayúscula hasta el punto de dar su Vida por cada uno de nosotros. Una Vida Infinita y Eterna, de Incalculable Valor a cambio de una vida menos que minúscula, caduca y que no vale nada. ¡Cuánto Amor inmerecido nos ofrece el Señor! ¡Y cuanta necedad por parte nuestra que lo dejamos escapar por una basura mundana y caduca!

Juan el Bautista es el elegido y enviado a preparar el camino al Señor. Es él el que anuncia que la llegada del Mesías prometido está próxima y que será Él el que bautizará con Espíritu y fuego. Un Bautismo que nos limpia de todo pecado y nos fortalece para la lucha de cada día contra el poder del Maligno. Juan sabe perfectamente cuál es su misión y lo que corresponde a él hacer. Descubre la Persona de Jesús donde otros sólo ven un profeta entrometido o atrevido. Ve en Él al Mesías prometido que viene a salvar al pueblo de Israel y a liberarlo de la esclavitud del pecado.

Juan conoce su papel y sabe que, preparado el camino, debe poner todo en Manos de Jesús. Le señala como el Mesías al que deben seguir todos. Y así se lo dice a sus discípulos. Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

APOYADO EN LA CONFIANZA EN EL SEÑOR

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Mt 11,28-30
En estos momentos paso por una etapa en mi vida que me da agobio y hasta cansancio. Incluso, me parece que hasta me cuesta más sentir la espiritualidad que en otros momentos me hacía gozar. Creo, y lo experimento, que son momentos de prueba donde dejar todo en Manos de Dios es la mejor opción y la prueba de creer en Él.

Porque, el Señor no puede darnos angustia ni desasosiego. Es verdad que en muchos momentos podemos preocuparnos y hasta sentir dolor y miedo, pero siempre, al final, sentiremos gozo y alegría como testimonio y prueba de que hemos hecho la Voluntad del Señor. También he experimentado eso muchas veces. No tengo ganas de hacer algo que, por otro lado pienso que debo hacer, y a lo que me he comprometido, y superado las desganas, sin evitar el esfuerzo, experimento luego el gozo de haberlo hecho. Lo he vivido varias veces y experimentado el gozo de la presencia del Señor.

He también experimentado como después de sentirte desganado y tedioso, realizado el compromiso, me he sentido mejor, descansado, fortalecido, activo.y gozoso. No lo digo porque lo haya oído o leído, sino porque lo he vivido y experimentado. Apoyado en la confianza en el Señor nuestro descanso es más alegre y gozoso. Creo, sinceramente, que sin el Señor mi vida estaría vacía y sin sentido, porque, todo lo que te ofrece el mundo termina por cansarte y, al final, desaparece.

En el Señor encontramos sentido a todo, en los buenos y malos momentos y llena de esperanza y de alegría toda nuestra vida. En el Señor encontramos descanso y fortaleza para superar todos esos momentos de cansancio, de desánimo, de oscuridad y de desesperanza. Él nos da la vida y la esperanza para continuar el camino hasta llegar a Él.

martes, 10 de diciembre de 2019

TÚ, QUE ESTÁS INDEFENSO

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Dios se preocupa por todos, pues, todos son sus hijos, pero, siempre hay, por decirlo con palabras humanas, algunos que tienen alguna preferencia. La tuvo José, hijo de Jacob, con su padre y también la tienen todos los pobres indefensos con su Padre Dios. Porque, Dios busca con más ahinco, por decirlo de alguna manera, a aquellos que están impedidos, son pobres y dependen de los demás. Porque, Dios, busca con total preferencia a aquellos que no se valen por sí mismo - excluidos, pobres, necesitados, inocentes, esclavos, sometidos al poder de los poderosos...etc - para liberarnos y traerlos a su Casa, donde serán felices y liberados de todo sufrimiento.

Es esto lo que Jesús nos dice hoy en el Evangelio: No es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños. Dios está pendiente de los pequeños y de aquellos que están a merced de los caprichos y poderes de los otros. Dios los busca y los salva. Es lo que se deduce de lo del pastor y la oveja perdida. Ahora, también tenemos que saber que somos libres y Dios nos pone un Camino y una Verdad para que vayamos bien orientados y no nos perdamos. Se trata de no hacer lo que queramos, sino de hacer la Voluntad de Dos.

No podemos obviar que no se nos ha dicho y advertido. Dios nos busca, pero también nosotros tenemos que corresponder a esa búsqueda que Dios nos promete y cumple. Necesita nuestra libertad y nuestra obediencia. En nuestra Madre María tenemos un reciente ejemplo en el Evangelio del domingo. De ti depende el encuentro con Jesús. Hazte visible a su búsqueda y a su Palabra.

lunes, 9 de diciembre de 2019

LA SALUD O SALVACIÓN INTEGRAL: ALMA Y CUERPO

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De poco sirve, aunque aparentemente creamos que no, sanar de nuestra enfermedades si nuestra alma queda en pecado. Lo verdaderamente importante es salvar nuestra alma, es decir, quedar limpio de pecados, aunque nuestro cuerpo quede enfermo, porque, salvada nuestra alma, nuestro cuerpo quedará también salvado para la Eternidad. Esa es la única y verdadera misión de Jesús, salvarnos integramente, es decir, cuerpo y alma.

Por eso, se entiende y se explica que Jesús le dijera a aquel paralitico puesto delante de Él: «Hombre, tus pecados te quedan perdonados». Y es que Jesús, nuestro Señor, busca nuestra íntegra salvación, la del cuerpo y la del alma. Pues, de nada nos vale salvar el cuerpo en este mundo si perdemos nuestra alma. 

Sucede que muchas veces Jesús, el Señor, se ve obligado a hacer lo que no quiere hacer. Nuestra mente es muy terca y necesitamos ver algún milagro para creer. Sucedió con Tomás y con muchos otros. Jesús cura a aquel paralitico de su parálisis para que los que estaban dudando de su poder misericordioso creyeran. También nos ocurre a nosotros, ¿estás de acuerdo? 

Nos desesperamos cuando nos aflige alguna enfermedad y hace sufrir a nuestro cuerpo. Perdemos la confianza en el Señor. Nuestro cuerpo no vale mucho, pues le llegará su hora y tendrá que corromperse. Importa nuestra alma y que esté limpia de todo pecado. Y sólo el Señor, nos podrá limpiar. Para eso ha venido para salvarnos de la esclavitud del pecado.

No tengamos miedo y pongamos delante de Él, como aquel paralitico, nuestras parálisis, que nos inmovilizan y nos mantienen pasivos, temerosos e imposibilitados de caminar y confiar en el Señor. Él nos sana integramente, tanto del cuerpo como del alma, pero no por un tiempo, sino para toda la vida.

domingo, 8 de diciembre de 2019

MARÍA, PROYECTO DIVINO DE DIOS

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Lc 1,26-38
La vida de toda persona se fundamenta en un proyecto de vida que da sentido real a su vida, valga la redundancia. Un proyecto que evoluciona en diferente etapas de su vida y a través del tiempo. Todos tenemos un proyecto en nuestra vida y, María, también lo tenía. Un proyecto humano con José con el que estaba desposada. Sin embargo, todo cambia en un instante y María, dócil y disponible, acepta el Proyecto  Divino de Dios.

Con estas palabras - Hágase tu Voluntad - María responde y acepta el Proyecto Divino que Dios ha pensado en ella. Y lo hace sin vacilaciones ni titubeos. María cree firmemente desde el primer momento en la Palabra de Dios a pesar de no entender como se iba a realizar y los riesgos y dificultades por las que debía pasar. Pero, después de más de dos mil años muy poco ha cambiado, porque, hoy sigue sucediendo eso en cada uno de nosotros.

Dios ha pensado en ti y en mí, y guarda para nosotros un proyecto divino que empieza en nuestro bautismo y termina con el final de nuestro paso por este mundo. Un proyecto al que tú y yo debemos responder y para el que tenemos que abrir nuestros corazones y dejar que el Espíritu Santo nos guíe y nos oriente. María, también nuestra Madre nos sirve de ejemplo y de guía. Ella se fió del Señor y se puso en Manos del Espíritu Santo para que su vientre sirviera de cuna para la encarnación del Hijo de Dios.

¿Qué decimos nosotros a este proyecto de Dios? ¿Abrimos nuestros corazones y hacemos su Voluntad? Siempre estamos a tiempo y el Espíritu está presto a nuestra respuesta y entrega.Primero, no tengamos miedo, como hizo María, y pongámonos en Manos de Dios.

sábado, 7 de diciembre de 2019

DISPONIBILIDAD Y GRATUIDAD

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Mt 9,35-10,1.6-8
El trabajo se amontona y los obreros son pocos. Jesús nos pide que roguemos al Señor de la mies para que mande obreros a su mies. Y es que la responsabilidad es de todos. La mies no depende del trabajo de unos pocos obreros, porque no dan abasto para cubrir toda la tarea y quedan desbordados por la magnitud de la tarea. La mies necesita del compromiso de todos.

Las injusticias, las carencias, las necesidades de los más pobres y marginados y las tragedias de algunos lugares necesitan del concurso y compromiso de los demás. De manera especial de los que tienen para que compartan con los que no tienen. Mientras unos sufren y padecen todo tipo de necesidades, tanto materiales como espirituales, otros se limitan a disfrutar y pasarlo bien. Sólo se preocupan por su salud y bienestar. ¿No deberíamos preocuparnos por los que tienen necesidad de muchas cosas necesarias e imprescindibles para vivir dignamente?

Si todos ponemos algo de nuestra parte, ¿no estaría las necesidades de este mundo mejor atendido? Nuestra meta no sería tenerlas mejor atendidas, sino plenamente atendidas. Probablemente hay mucha gente que no han tenido la oportunidad de que alguien les ayude a organizarce ni han podido tener los medios y necesidades para vivir con dignidad,y menos aún que alguien le haya podido hablar de Jesús. Y mientras ocurre eso muchos dedican su tiempo a disfrutar y pasarlo bien sin preocuparse por aquellos que sufren. 

Es verdad que necesitamos mirar de frente los problemas de otros muchos que, sin pretenderlo, se han visto envueltos en circunstancias trágicas que las han asolado fuertemente o por guerras entre hombres que buscan el poder y las riquezas. Se hace necesario enviar obreros a la mies para que el hombre pueda tener la opción de conocer al Señor y tener la oportunidad y libertad de experimentar un encuentro con Él.

viernes, 6 de diciembre de 2019

COMO CIEGOS POR EL MUNDO

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Mt 9,27-31
No cabe duda que vivimos en un mundo de luz y de colores, pero también de oscuridades. Hay día que necesitamos tener la luz artificial encendida incluso desde las primeras horas de la mañana cuando se supone que el sol debía de haber salido, pero la oscuridad es tanta que necesitamos ver, y nos ayudamos de la luz artificial. Por otro lado hay quienes ni con la luz artificial pueden ver. Sus ojos han quedado, muchos de nacimientos y otros por algún accidente o enfermedad, cerrados a la luz con la que nos alumbra el sol.

Pero, a pesar de esa oscuridad, tanto para los que, por la Gracia de Dios, pueden ver la luz que da el sol, como también la de la luna durante esas noches claras y hermosas, y los que no pueden ver ni una ni otra, la más importante es la Luz que viene de arriba, de los cielos y nos alumbra, no sólo el camino a través de este mundo, sino el verdadero Camino, Verdad y Vida.

Dentro de nosotros hay oscuridades. Oscuridad como consecuencia de nuestro pecado original, pero también hay luz, una Luz que, regalada en nuestro bautismo, brilla, limpia y alumbra el camino de cada día fortaleciéndonos y dándonos luz para orientarnos y resistirnos a los impedimentos, tentaciones y obstáculos que nos pone y propone el Maligno. Sí, necesitamos ver la Luz verdadera. Esa Luz que es capaz de alumbrar toda nuestra vida. No sólo la material y física, sino también la espiritual, porque, necesitamos salvarnos, no sólo espiritualmente, sino también materialmente. Somos cuerpo y alma, y formamos un sólo hombre, una sola mujer. Necesitamos salvarnos ambos. No sólo el cuerpo, sino también el alma.

Y para eso ha venido Jesús, el Hijo de Dios Vivo. Él nos salva íntegramente, de tal manera que, si pierdes tu vida aquí, material y espiritual, porque no se entiende de otra manera, entregándola a Dios, la ganarás para la Vida Eterna. Pero, por el contrario, si prefieres la oscuridad del pecado y ganar tu vida para este mundo, perderás tu cuerpo y tu alma para la Vida Eterna. Es cuestión de pensarlo.

jueves, 5 de diciembre de 2019

TÚ, SEÑOR, ERES MI ROCA Y MI REFUGIO

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Mt 7,21.24-27
La vida es frágil y en cualquier instante puede resquebrajarse y hundirse en el abismo más profundo, si camina apoyada en sus propias fuerzas, como si sobre arena movediza tratara de avanzar. El hombre, sobre todo cuando va a favor de la corriente, se siente fuerte y se apoya en sus fuerzas e inteligencia, pero la mínima tormenta lo hace zozobrar y se derrumba. Es entonces cuando experimenta su debilidad y su limitada fortaleza humana. 

El mundo puede parecer hermoso y suave para unos pero, para otros puede ser tremendamente duro y difícil. Sin lugar a duda que en esas posibilidades entran en juego nuestro carácter y capacidades y la manera de utilizarla, y también la disponibilidad ante las circunstancias que la vida te presenta. Porque, si te apoyas en ti mismo y en tus propias fuerzas y en las que el mundo te ofrece, te hundirás tarde o temprano, porque todo lo que en él hay tiene fecha de caducidad.

Sin embargo, si tu apoyo es en el Señor, dueño de la vida y la muerte, tu vida que sostenida por su Amor y su fortaleza. El Señor es mi Pastor y con Él nada me falta. Él es mi fortaleza, porque, apoyado en Él soporto las inclemencias del tiempo y los fuertes vendavales a los que la vida me enfrenta. En ellos doy testimonio de mi fe en el Señor. En y con Él todo lo puedo, pues su Amor y Misericordia da verdadero sentido a mi vida.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

¡COMPASIÓN!

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Mt 15,29-37
Sentir compasión por aquellos que lo pasan mal es amarlos, porque cuando se ama te preocupa que el ser amado esté bien y no sufra. El sufrimiento es rechazado por el ser humano y el amor se descubre en que ese sufrimiento no lo padezcan las personas. El sufrimiento y la esclavitud del pueblo de Israel en Egipto conmovierón a Dios para liberar al pueblo elegido de su afligimiento y sometimiento. Dios escucho la angustia y sus clamores afligidos a los que estaba siendo sometido por Egipto.

Amar no busca tu propio gozo a costa del otro, sino todo lo contrario, busca el bien del otro. Dios nos ama y busca nuestro bien manifestado en todo lo que hace por nosotros. Nos ha regalado la vida y nos envía a su Hijo para liberarnos de la esclavitud del pecado y llevarnos a la Gloria Eterna. A lo largo del plan de salvación que Dios ha pensado para el hombre nos muestra como nos quiere y como nos perdona todas nuestras ofensas y rechazos. Hace una nueva Alianza con su pueblo después de haber rechazado la primera y les promete la Salvación Eterna a todos aquellos que perseveren y crean en Él.

Dios se compadece del hombre y de su debilidad. Le busca y le ofrece volver a levantarse y emprender el camino. Está comprometido con su salvación. Salvación que no merece el hombre, pero que Dios se la regala pacientemente y misericordiosamente. Sin lugar a duda, el Amor de Dios es un misterio que nunca el hombre podrá entender hasta que Dios se lo permita.
Una y otra vez Dios se compadece del hombre. Hoy en el Evangelio, Jesús, el Hijo de Dios Vivo, siente compasión por las debilidades humanas y, compadecido, alivia su dolor físico, pero también le libera del dolor del pecado que le lleva a la muerte eterna. Una muerte que le separa del gozo de permanecer en el amor junto al Padre y que le invade de dolor y angustia eterna.

martes, 3 de diciembre de 2019

LOS ENTENDIDOS PONEN RESISTENCIA

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Lc 10,21-24
Posiblemente los que se consideran suficientes y que saben mucho cierran su corazones y ponen resistencia a la Palabra de Dios. Ellos consideran que no pueden ignorar nada y que están por encima de lo que alguien les pueda indicar, anunciar o decir. Se creen superiores y que nadie les puede engañar y, por supuesto, razonan todo y se creen capacitados para entender todo. Es decir, que lo que no entienden lo consideran imposible o falsedad y lo rechazan. Se repite el pecado de Adán, la rebeldía de querer entender a Dios y ser como Él.

También a nosotros se nos pasa por la cabeza esa tentación. No creemos suficientes y capacitados para entender los designios de Dios y nos resistimos a dejarnos invadir de su Palabra y a su obediencia. Sólo los sencillos, los humildes y los que se reconocen pequeños e ignorantes están abiertos a escucharles y a abrirse a su Palabra.

Dios es inaccesible para el hombre y, por mucho que quiera su inteligencia no alcanza a comprender la grandeza de su poder y misterio. Querer hacerlo es querer alcanzar lo imposible y cerrarse a su Palabra. Por otro lado, es necesario que sea así, pues no se entendería un Dios al que el hombre pudiera entender y abarcar. Dejaría de ser Dios desde ese momento. Sólo me vale un Dios ilimitado, infinito y todo poderosa al que no puedo llegar ni entender.

lunes, 2 de diciembre de 2019

LE FE MUEVE MONTAÑAS

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Mt 8,5-11
Por la fe de uno se pueden salvar otros. Por el amor de Uno y su entrega Voluntaria, enviado por el Padre, Jesús, el Señor, rescató nuestra dignidad de hijos de Dios que habíamos perdido por el pecado. Igual, por la Gracia del Señor, nuestra fe en Él puede liberar y salvar a muchos otros. Por eso, es necesario tener fe en el Señor. Él lo puede todo y, atendiendo nuestras súplicas y ruegos, puede darnos lo que pidamos para bien de los demás y propio.

Es esta lección la que hoy nos muestra el Evangelio. La fe de aquel centurión es grande y confía en el Poder del Señor. Si él, un hombre limitado tiene poder para mandar una orden a sus subalternos y criados y la cumplen, cuanto más Jesús, el Hijo de Dios, tendrá poder para devolver la salud a cualquier enfermo. Con este pensamiento y fiándose de la Palabra del Señor, aquel centurión le pide a Jesús que cure a su siervo y considerándose indigno de que entre en su casa, pues no es judío, cree firmemente que con solo una Palabra de Él todo quedará solucionado.

Realmente, la fe es grande y, además, está cargada de humildad. Porque, para pedir hay que ser humilde, pues no piden los que se reconocen inferiores y necesitados. Un centurión, invasor y dominador de aquel pueblo judío, que tiene además soldados y siervos a sus ordenes, necesita abajarse y experimentarse inferior y, por tanto, humilde, para acercarse a Jesús y rogarle que cure a su siervo enfermo. Con mucha razón, sus palabras las seguimos repitiendo hoy en cada Eucaristía en el momento previo a la comunión: "¡Señor, no soy digno de que ente en mi casa, pero una Palabra Tuya bastará para sanarme!

Tengamos en cuenta que con nuestra fe, confiada en el Poder del Señor, podemos salvar a mucha gente enferma por la ceguera de no ver y creer en la Palabra de Dios. Podemos aliviar a muchos enfermos, no sólo de enfermedades físicas, sino, sobre todo, espirituales. Abramos nuestros corazones a la fe en el Señor.

domingo, 1 de diciembre de 2019

EN ACTITUD DE VERDADERA ESPERA

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Se acerca el Adviento y la Palabra de Dios nos recuerda que se acerca la celebración del nacimiento del Señor. Un nacimiento que hay que preparar esperando vigilantes y atentos y llenos de esperanza. Porque, de ese acontecimiento va a depender la felicidad que todos buscamos. Jesús es nuestra esperanza y de la escucha de su Palabra dependerá nuestra felicidad eterna.

Ahora, esa espera debe ser inquieta, anhelante, deseosa. Nunca puede estar doblegada y distraída en la indiferencia, en la superficialidad y en la rutina. No podemos dejar que se convierta nuestra espera en costumbre y actos que repetimos sin sentido como unos hábitos adquiridos sin coherencia ni fundamento. Si realmente los vivimos como una tradición festiva que celebramos cada año, podemos perdernos en la superficialidad de quienes celebran algo que no viven ni le llenan de esperanza.

Necesitamos descubrir en nuestros corazones esa esperanza de nacer cada día a un nuevo deseo de mejorar, de perfección y de encontrarnos con Jesús. Viene el Mesías esperado que nos colma de felicidad, de gozo y de paz y nos anima a estar vigilantes y atentos para no distraernos y, entretenidos en otras cosas, le dejemos pasar. 

Y es que dependerá de nuestra actitud de espera, porque, se puede esperar a alguien como costumbre y tradición sin experimentar ningún cambio en mi persona ni, por supuesto, ninguna esperanza. Y se puede esperar con la actitud de ponerse en camino y de dejarse acompañar para orientar mejor cada día su vida hacia ese Camino de Verdad y Vida. Y para eso debemos estar a la escucha de la Palabra y vigilantes ante las tentaciones y seducciones que el mundo nos propone y con las que nos quiere apartar de prepararnos para la venida del Señor, razón y fundamente de nuestra fe esperanzada.