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miércoles, 23 de marzo de 2022

EN EL ESFUERZO DE CUMPLIR LA LEY

La intención es la que vale. Cuando, desde lo más profundo de nuestro corazón hay buena intención, siempre, a pesar de nuestras debilidades y errores, cumplimos con la ley. Porque, quien quiere y busca, consigue y cumple. Por tanto, no debemos preocuparnos excesivamente cuando aparecen nuestros errores y pecados. Levantarnos es la acción inmediata y limpiarnos en el Sacramento de la reconciliación.

No debemos olvidar que el Espíritu Santo nos acompaña y está presente. Ha bajado a nosotros el día de nuestro bautismo y nos acompaña en el camino de nuestro peregrinar a la Casa del Padre. Por tanto, Él, el Espíritu, será quien recoja los frutos de tu viña. A ti y a mí nos toca sembrar, luchar y esforzarnos. Los resultados son cosa del Señor.

Dios no te exigirá más de lo que tú puedes dar. Él sabe muy bien donde está tu límite, tus talentos y lo que realmente puedes dar, sembrar y hacer. Así que, esfuérzate en dar al máximo lo que puedas y no te preocupes demasiado por lo que no puedas dar. Nuestro Padre Dios lee en lo más profundo de nuestro corazón y sabe nuestras auténticas intenciones.

La Misericordia de Dios es Infinita. Sabe y conoce nuestras debilidades y entiende nuestras caídas. Las permite o toleras porque las perdona y, para eso, nos ha dejado el Sacramento del perdón o reconciliación. Diríamos que nos está permitido caer, pero prohibido quedarnos caído. Se nos pide levantarnos, arrepentirnos y limpiarnos en el Sacramente del perdón. Para eso está la Infinita Misericordia de nuestro Padre Dios.

Quien ama siempre está al lado de la Ley y en disponibilidad de cumplirla. Y, no solo eso, sino, también abierto a enseñarla y dar buen testimonio.