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jueves, 17 de abril de 2025

SABÍA QUE HABÍA LLEGADO SU HORA

Caer en la cuenta de lo importante que es conocer que tendremos nuestro final, es como encontrar todas las respuestas a nuestros interrogantes y preguntas, porque detrás de nuestra muerte se esconde nuestra felicidad. Una felicidad que tendrá mucho que ver con nuestra manera de vivir y de comportarnos.

Es verdad que no sabemos la hora, pero si sabemos que debemos estar preparados porque esa hora llegará. Y ese darnos cuenta de que tenemos que estar preparados equivale como a saber la hora, pues no nos cogerá desprevenidos ni con nuestra alcuza media vacía. Tendremos suficiente aceite para encender nuestras lámparas y ver la llegada de nuestro Señor.

Antes, Jesús nos ha preparado una mesa donde nos invita a la fraternidad, dándonos ejemplo con el lavatorio de los pies, y ofreciéndose su Cuerpo en ese pan y vino eucarístico. Y ese será nuestro alimento para aceptar el reto del amor, incluido los enemigos. Un amor fraterno que se extiende preferentemente a los más débiles y pobres. Y así, de esa forma debemos también nosotros  esperar la llegada de nuestra hora.