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viernes, 18 de julio de 2025

LEYES QUE NO LIBERAN, SINO SOMETEN

Mt 12, 1-8

La ley es para liberar, para dar seguridad y protección. Nunca se puede legislar una ley que no vaya a buscar el bien del hombre, la verdad y la justicia. Sin esas premisas, la ley deja de ser ley y se convierte en opresión y esclavitud. El bien del hombre está por encima de la ley.

Es evidente que los preceptos de Dios están para ayudar al ser humano, no para someterlos. Y así debe legislarse cualquier ley que se precie de ser ley, porque si no busca el bien de las personas, deja de ser ley convirtiéndose en perjuicio y mal para las personas.

Pero, es de sentido común que cualquier ley, es ley, si está dirigida al bien del hombre. No se puede entender una ley o norma si perjudica la convivencia, la igualdad y las oportunidades del ser humano. Una ley de privilegios deja de ser ley, y se convierte en favoritismo, de manera especial para los poderosos y ricos.

La cafetería estaba hoy animada. Manuel y Pedro discutían precisamente sobre eso. No hay ley, que se precie de ser ley, si no está formulada para el bien del hombre.

—¿Qué opinas, Pedro? ¿Entiendes que puede haber leyes que sometan y perjudiquen el bienestar del hombre?
—Se cae de maduro. Se pone una ley para organizar, coordinar y, por supuesto, mejorar la convivencia y las relaciones de todo tipo del ser humano. Lo contrario sería el caos, la desorganización y la ley del más fuerte. ¡Sálvese quien pueda!
—Coincido contigo. Sin embargo, en el Evangelio de hoy, los fariseos critican a los discípulos de Jesús, que posiblemente venían muertos de hambre, que en sábado, arranquen espigas y se las coman. ¿No te parece falta de compasión y escrupulosos ante la necesidad de comer de aquellos discípulos de Jesús?
—Sí, mala conciencia y, sobre todo, quizás por el interés de dejar claro que quienes mandan son ellos. ¡Aquí, la ley son ellos! Y eso debe quedar claro. Sin más comprensión ni miramientos.—Pero, como siempre, Jesús responde, con amor y misericordia; con justicia y verdad: (Mt 12,1-8): En aquel tiempo, Jesús cruzaba por los sembrados un sábado. Y sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas. Al verlos los fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado». Pero Él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió hambre él y …?»