Páginas

martes, 20 de agosto de 2024

TODOS BUSCAMOS UNA RECOMPENSA

De alguna manera nuestra naturaleza humana no escapa al deseo de recibir una recompensa. Actuamos quizás sin ánimo de lucro y sin esperar nada a cambio, pero, inmediatamente, instintivamente y sin esperarlo, ponemos la mano para recibir una recompensa. La pregunta de Pedro en el Evangelio de hoy lo deja meridianamente claro: (Mt 19,23-30): … Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?». ¿No pensamos nosotros de la misma manera?

Pidamos esa Gracia de darnos gratuitamente tal y como Dios, nuestro Padre, nos ha dado todo lo que somos y tenemos. Y tratemos, con y por la Gracia de Dios Padre, imitar a su Hijo, nuestro Señor Jesús, que entrega su Vida de forma voluntaria y gratuita. Sólo por amor al Padre, obedeciendo su Voluntad, y por amor a los hombres tal y como el Padre los ama.

Digamos que esa es nuestra meta, nuestro camino de perfección y nuestra esperanza. Esa, precisamente es la lucha de cada día, revivir y pedir esa Gracia en donde fortalecernos y darnos de forma incondicional y gratuita. Ahí, en ese vivir de cada día experimentamos nuestras debilidades y la certeza de que sin la Gracia de nuestro Padre Dios y la asistencia del Espíritu Santo, nada podemos hacer.

Y, precisamente, en el Evangelio del domingo, Jesús, el Hijo de Dios, se hace Pan y Vino, como alimento de nuestra alma para que, alimentados en Él, podamos ser capaces de darnos sin esperar nada a cambio, experimentando la alegría y el gozo de actuar y vivir en el Señor. Porque, Él es nuestro gozo y felicidad, nuestro Camino, Verdad y Vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.