Mt 16, 13-23 |
—Es notorio que, cuando uno persigue y busca, encuentre. Quizás el hallazgo
no sea el que buscas, pero, la respuesta siempre llega. Igual nuestro camino no
sea el correcto, pero, la perseverancia siempre tiene premio.
—Pero, tengo mis dudas —exclamó Pedro. No siempre sucede así. Hay quien
busca y no encuentra.
—Dependerá de lo que busque y con la intención de lo que quiera
encontrar. Hay diferencias. Quien busca algo malo, tarde o temprano, se derrumbará.
Solo el bien persiste. Si miras en la vida, verás que quien mal anda, mal
acaba.
—Tienes razón. La verdad es la que, a pesar de las dificultades,
prevalece. La mentira siempre queda descubierta.
—A pesar de todo, creo que lo importante es saber qué se busca, o a quién
se busca. Porque, partiendo de ahí, todo lo demás será más firme.
—No veo claro lo que dices.
—Si encuentras al que buscas, sabes que en él tienes ya todas tus
esperanzas. Tu camino será firme y seguro. ¿Entiendes por dónde voy?
—Sí, empiezo a verlo más claro.
—Estoy pensando en ese pasaje evangélico cuando Jesús preguntó a sus
discípulos: «¿Quién dice la gente que es el
Hijo del hombre?». Supongo
la importancia que tiene el saber quién es Jesús, pues mientras no le descubras,
tu seguimiento no podrá ser firme. Tus dudas te lo impiden.
—Creo entenderte. Cuando uno no confía ni está seguro de alguien, no le
sigue totalmente. Sus pasos son dudosos y desconfiados.
—Exactamente, a eso me refiero. Jesús lo quiere dejar claro. ¿Recuerdas
la conversación del otro día, la del Tabor? Jesús está tratando de revelarle
quién es. Y la pregunta que les hace ahora busca esa respuesta. Todo está en el
Evangelio de Mateo 16, 13-23. Si lo lees detenidamente, te das cuenta de que
Jesús busca saber lo que piensan sus discípulos de Él.
—¡Es asombroso!, vas viendo cómo todo encaja.
—Mira, tras la confesión de Pedro, Jesús sabe que es bienaventurado y
asistido por su Padre del Cielo. Y aprovecha para darle poder para dirigir su
Iglesia, protegerla ante el mal. Y, sin interrupción, sigue su camino hasta
hoy.
—Entiendo que saber quién es Jesús es el fundamento de nuestra fe. Y eso
pasa por conocer su Pasión, su Muerte y Resurrección.
—De acuerdo. Y eso deja claro a todas luces que Jesús es el Hijo de Dios
Vivo. La respuesta que Jesús esperaba de sus discípulos.
Y también la que espera ahora de ti y de mí. ¿Qué realmente pensamos de
Jesús? ¿Estamos seguros de quién es? Y, ¿si lo estamos, estamos dispuestos a
seguirle firmemente? Busquemos nuestra respuesta asistidos en y por el Espíritu
Santo.
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