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lunes, 11 de agosto de 2025

RELACIONES GRATUITAS FUNDADAS EN EL AMOR

Mt 17, 22-27

     Pedro, mientras se dirigía a la terraza a tomar el café acostumbrado, escuchó cómo aquel padre imponía a su hijo aportar ingresos a la familia. «Hasta cierto punto se puede comprender la colaboración —pensó—, pero siempre, sobre todo, venida de un padre, la acogida y gratuidad deben estar presentes». No estaba muy de acuerdo con aquella reprimenda que el padre soltaba a su hijo. No se puede imponer lo que, quizás no se puede dar; no se sabe, o quizás no ha llegado el tiempo de dar, sino de recibir.

     —¿Qué piensas sobre eso, Manuel?
     —¿A qué te refieres?
     —A la reprimenda que el padre dio a su hijo hace un momento.
    —No me he dado cuenta. ¿De qué se trata?
    —El padre le impone al hijo aportar economía a la casa, ¿te parece bien?
    —No veo ninguna razón para que esté mal.
    —¿Consideras que está bien esa imposición?
    —A ver, imponer nunca está bien. El hombre es libre, pero hay ciertos compromisos con los que estamos obligados moralmente a colaborar. Ahora, el padre siempre está obligado a acoger al hijo, y a darle todo lo que necesite gratuitamente. Otra cosa es que no puede y pida colaboración, pero nunca impuesta. Además, ¡hablamos de que esté en edad de poder aportar!
    —A eso me refería, a la obligación que tiene un padre de dar, más que exigir.
  —Mira, busco luz en los Evangelios, y recuerdo que en una ocasión, Jesús, habló de eso. Concretamente en el Evangelio de Mt 17, 22-27. Aparte de ir preparando a sus discípulos sobre lo que le iba a suceder —su Pasión—, les iba formando en todo lo que sucedía a su derredor. En esta ocasión se refirió a la obligación que le impusieron los que cobraban el impuesto de las dos dracmas. Les recordó que los hijos están exentos de pagar impuestos, subrayando que en la casa del Padre no se exige, se da gratuitamente. Te invito a leer este pasaje. Aclara muy bien la relación de padres con hijos. Pero también las relaciones entre los hombres.
    —Pero, ¿qué fue lo que les dijo?
    —Lo que estabas pensando. Nuestras relaciones deben estar inspiradas en la gratuidad, sobre todo la de los hijos con los padres. Jesús no cree que los hijos deban pagar. Un padre no cobra a sus hijos. Los hijos están exentos. Resalta la dignidad de hijos de Dios ante quien no hay sometimiento.
    —Es lo que pienso y creo. Un buen padre no violenta a su hijo. ¿Estás de acuerdo?
    —Totalmente, un padre abre a la libertad, invita y acoge. De eso se trata, en la relación filial madura hay comunicación gratuita, no imposición.
    —Eso fue lo que precisamente yo intuí en aquella conversación del padre con el hijo.
    —Exactamente, esa es la relación que experimento con mi Padre Dios, y que me proyecta a vivirla con los demás. Una relación fundada en el amor, nunca en el temor.

Habían llegado, sin saber cómo, a descubrir que toda relación entre los hombres, aparte de la condición filial, debe estar fundada en el amor. Y comprendieron que, cuando uno vive en ese Amor, no queda espacio para la imposición, solo para la invitación y el don.

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