Es evidente que cuando
emprendes un camino, trazas primero una ruta que te sirva de guía. Y
siguiéndola tienes certeza de que llegarás al objetivo trazado. Pues bien, el
camino que nos propone Jesús es Él. En el pasaje evangélico de hoy nos lo dice
claramente: (Jn 14,1-6): En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón. Creéis
en Dios: creed también en … Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida. Nadie va al Padre sino por mí».
Está claro, la consigna es seguirle a Él, Camino, Verdad y Vida, con total garantía de que no nos perderemos. Seguirle alimentándonos de su Cuerpo y Sangre, alimento Eucarístico, y fortaleciéndonos en el Sacramento de la reconciliación tras nuestras caídas, levantándonos por su Gracia y Misericordia, para seguir tras sus pasos con la esperanza de alcanzar esa morada que Él nos prepara. ¡Alabado y glorificado sea el Señor!