miércoles, 28 de mayo de 2025

MUCHO TENGO QUE DECIRLES

Estuvieron tres años con el Señor. Tres años escuchándole, viendo su manera de actuar y de desenvolverse con la gente. Y, sobre todo, sus obras milagrosas. Sin embargo, no fue suficiente para que, tras la Ascensión del Señor, se sintieran preparados. Es más, estaban confusos, incrédulos y llenos de miedo.

Es evidente que necesitaban algo más, y de eso se encargará el Espíritu Santo. El Señor se los dice muy claro: (Jn 16,12-15): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta …

Y exactamente igual nos sucede a nosotros. El Espíritu, el mismo Espíritu, que recibimos el día de nuestro bautismo es quien se encargará de dirigir nuestra vida, fortalecerla, enseñarla y orientarla hacia el Camino, la Verdad y la Vida. Ahora, eso sí, tendremos que abrirle nuestro corazón y dejar que Él actúe. De lo contrario, nada podrá hacer, porque le es indispensable – somos enteramente libres – nuestro permiso. A nosotros nos corresponde dárselo.