Mt 5, 43-48 |
—Es evidente que nos cuesta
amar. El amor, el verdadero amor, no tiene límites, e implícito en él, está el
amor a quien te ofende. Es decir, a tus enemigos —¿Estás de acuerdo con esta
apreciación? comentó Manuel.
—Se me hace difícil
aceptarlo. Es posible que sea así, pues si todos tuviésemos esa actitud y deseo
los problemas encontrarían solución. Pero, experimento que el deseo de venganza
o de restituirnos nos puede.
—Estoy de acuerdo, Pedro.
Pero ese es el camino de perfección a recorrer. Imposible para nosotros, pero
no para nuestro Padre Dios. Precisamente, así nos lo dice su Hijo: (Mt 5,43-48): En aquel
tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu
prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos
y …
Todo, aunque difícil, había
quedado claro. La diferencia está en que amar a los que nos aman y están con
nosotros no es tan difícil. Así se comportan las familias, los amigos, los de
un mismo pensamiento … etc. Es decir, los que van en una misma barca, pero,
cuando te encuentras con quienes piensan diferente e incluso te ofenden y se
aprovechan de tu bondad, de tu deseo de amar, te sientes inclinado a cerrarte e incluso a endurecer tu corazón y enfrentarte.
Precisamente, Jesús, el
Señor, hizo todo lo contrario a lo que la razón humana piensa y hace. Nada
enfrentamientos, sólo amor y paz. Así entregó su vida.
Moraleja: Si vamos solos, estamos perdidos. Sólo yendo con el Señor, y asistidos en el Espíritu Santo, podemos amar a los que nos ofenden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.