Nuestro objetivo no está en
este mundo, y eso nos creará dificultades hasta el extremo de amenazar nuestra
muerte. De ahí las persecuciones que están pasando muchos de nuestros hermanos
en la fe. Seguir a Jesús nos creará muchas tribulaciones y problemas. Por eso,
Él nos previene y nos lo dice: (Jn 15,18-21): En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si el mundo os odia, sabed que a mí
me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo
suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del
mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que …
La cuestión está escondida
en aquellos que viven en la mentira y practican el mal para satisfacer sus
egoísmos, caprichos, intereses y satisfacciones. Anteponen sus egos a todo lo
que se les interpongan, incluso la vida de los demás. Manipulan la justicia y la
adulteran con el fin de que sus prácticas fraudulentas y mafiosas les sean
permitidas: así esconden los delitos, la malversación, la mentira … etc. ¿Acaso
no lo estamos viendo y sufriendo también nosotros?
Quienes seguimos a Jesús tratamos, a pesar de nuestras debilidades y pecados, vivir en la verdad y practicar la justicia. Eso es incómodo para aquellos otros que tratan de vivir para satisfacer sus egoísmos, sus narcisismos, sus caprichos y placeres. Y, claro, sus objetivos son quitarlos del medio. Ejemplos hay muchos. Y cuando llega ese momento, al creyente sólo le queda la compañía de Jesús. Y eso basta, todo lo demás está condenado a desaparecer.
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