martes, 25 de enero de 2011

CONVERSIÓN ES CAMBIAR DE RUMBO (Mc 16, 15-18)


La fe es un encuentro con CRISTO, un encuentro que nos sacude desde la cabeza a los pies y nos transforma. Lleva su tiempo, porque el SEÑOR no parece gustar hacer las cosas repentinamente, aunque como SEÑOR de todo lo puede hacer, pero su forma de proceder parece ser así, al menos es lo que la tradición y la experiencia nos dicen en la vida de muchos santos y apóstoles, entre ellos, el gran San Pablo, que de perseguidor pasó a ser el más ferviente de sus discípulos y defensor de su causa.

Pero, primero pasó unos años preparándose y reafirmando su verdadera conversión ante sus hermanos los apóstoles. Convertirse es consecuencia de una experiencia vital con Aquel que nos llama, que nos espera, a pesar de nuestros rechazos e indiferencias. Es experimentar que lo que buscamos: "ser felices eternamente", está en ÉL y no en otro lugar o cosas. Y, claro está, que cuando uno experimenta vitalmente eso, que es el mayor tesoro que busca, y lo encuentra, corre velozmente a vender todo lo que tiene para comprar ese hermoso y eterno tesoro.

Vender todo lo que tengo es olvidarme de mí, es sentirme lleno de la Gracia del ESPÍRITU SANTO y ponerme a su disposición. Todo, como decía Pablo, lo estimo basura y de segundo orden, para dar al SEÑOR el primer puesto en mi corazón. El resto se irá realizando, según la Gracia del ESPÍRITU, en el camino a recorrer según el tiempo de nuestra vida.

Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación es la propuesta que JESÚS nos encomienda, porque experimentado su encuentro no hay mayor gozo que proclamar y transmitir ese tesoro eterno que se ofrece a todos. La Gracia es tan plena que nos invade a rebozar y contagia. No se puede contener y guardar sino que se transparenta y se transmite con la alegría y el gozo de haber encontrado lo  que buscamos.

Prueba de que el encuentro se ha dado es el nuevo rumbo que nuestro camino toma, porque experimentar a CRISTO sólo te deja una opción: "Seguirle". ÉL es nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida y cuando encuentras tu verdadero Camino, nunca querrás perderlo porque en ÉL está la salvación que buscas.

Como Pablo, SEÑOR, que hoy
conmemoramos su conversión, haz
que nunca me separe de TI, y que
como él sea fiel testigo y transmisor
de tu Mensaje.

Llename con tu Gracia recibida de tu
Santo ESPÍRITU, y dame la fortaleza, 
sabiduría y paz de poder con mi
palabra y vida ser testimonio
de tu Mensaje. Amén.

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